Si bien se entiende la COP20 como un compromiso de las naciones por reducir la huella de carbono en el planeta, esta idea -en muchos casos- no es digerible para el ciudadano común.
Y es que el compromiso con el planeta no solo depende de los países o de las grandes industrias, sino también de todos nosotros.
Por ejemplo, con cerrar bien el caño después de lavarnos las manos o desenchufar el cargador del celular cuando no lo utilizamos, ya estamos ayudando a frenar los efectos del cambio climático.
Pero si hablamos del gobierno central, existen proyectos a largo plazo que ayudarían a mejorar la eficiencia energética. Sin embargo, especialistas en políticas medioambientales reconocen que hay temas pendientes por resolver.