IPDRS Logo VISITA NUESTRO
NUEVO SITIO WEB
Actualidad

 

 

 

 

Posts @IPDRS

REPORTAJE A JUAN VALDES PAZ

“Estimular al pequeño productor”

 

Por Sebastián Premici

El sociólogo cubano Juan Valdés Paz visitó la Argentina para participar de una serie de charlas organizadas por el Ministerio de Agricultura, conducido por Carlos Casamiquela. Licenciado en Sociología por la Universidad de La Habana, en 1960, con tan sólo 21 años, fue nombrado administrador del Central Azucarero Abel Santamaría, como parte de la intervención del gobierno cubano a las empresas que pretendían boicotear la revolución. Allí conoció a Ernesto “Che” Guevara, cuando éste estuvo al frente del Ministerio de Industria. En 1963, Valdés Paz asumió la dirección ejecutiva de la presidencia del Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA). En diálogo con el suplemento Cash, el sociólogo planteó la necesidad de que las políticas públicas tengan en su centro a un nuevo sujeto agrario, los agricultores familiares. Desde su perspectiva, “la cuestión agraria” vuelve a ser clave en las pujas políticas de la región.

Comunidades quilombolas do Brasil podem ficar isentas do Imposto Territorial Rural (ITR). Deputados aprovaram nesta semana uma emenda que garante a isenção dessas terras do imposto rural e a remissão das dívidas indevidamente cobradas.

A expectativa é que a emenda (artigo 82) na Medida Provisória N° 651/14 seja aprovada no Senado até o dia 06 de novembro. A cobrança indevida do Imposto Territorial Rural de comunidades quilombolas tem penalizado centenas de famílias com terras já tituladas.

Entre os casos mais graves está, por exemplo, o de famílias quilombolas das Ilhas de Abaetetuba no Pará que acumulam, em nome da sua Associação, uma dívida ativa de mais de R$ 18 milhões de cobrança do ITR.

La eliminación de latifundios, la redistribución de la tierra y el límite de la propiedad son las preocupaciones entre grupos indígenas y campesinos sobre la concentración de la tierra, dentro del trámite del borrador del proyecto de Ley Orgánica de Tierras Rurales y Territorios Ancestrales.

María Sarango, de la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (Fenocin), manifestó que se debe establecer el límite a la propiedad con parámetros que dependan de las condiciones geográficas.

Ante la Comisión de Soberanía Alimentaria de la Asamblea, ella pidió también fijar plazos sobre redistribuir y legalizar tierras. “La propuesta no establece específicamente cómo se va a hacer, con claridad, el tema de redistribución, y las sanciones por el incumplimiento de la función social y ambiental (de la tierra), tiene que decirse con claridad los mecanismos”.

En el Día Internacional de la Lucha por la Soberanía Alimentaria, convocada por movimientos de mujeres rurales, campesinas, ambientalistas, de pescadores y pescadoras artesanales y de organizaciones que abrazan estos principios y construyen el Derecho Humano a la Alimentación, la Red de Ecología Social (REDES), Amigos de la Tierra Uruguay insiste en la necesidad de transformar este principio en un eje central del accionar de los trabajadores y trabajadoras, del medio rural y urbano, así como de internalizar este derecho a través de políticas públicas.

“La Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos a producir y a comer alimentos sanos. La alimentación no puede reducirse a una mercancía de las corporaciones transnacionales”, indica en su convocatoria a movilizarse y manifestarse a nivel local y global en esta fecha la federación Vía Campesina Internacional, que acuñara el concepto de Soberanía Alimentaria, hoy extendidamente aceptado.

Después de tres décadas de existencia, el Gobierno firmó la semana pasada el decreto autonómico, con el que se reconocería este sistema académico.

Luego de haber encendido el fuego de la tulpa, que representa la familia, la comunidad en conjunto danzó alrededor de las llamas. A su lado, los mayores y guías espirituales mascaban coca y brindaban guarapo con los espíritus mayores. En ese transcurrir, el fuego lanzaba chispas rojas y azules en señal de alegría y aprobación con la danza, que se extendió por dos horas.

Al día siguiente, los estudiantes madrugaron desde las cuatro de la mañana al sitio Alto del Amor (Caloto, norte del Cauca), donde la gente danzó al son de flautas y tambores, esperando a que el sol apareciera sobre las montañas. El astro se demoró en mostrarse, momento que para los mayores significó que existían dificultades en la comunidad. Pasados los minutos, el sol expuso sus rayos sobre las manos de los participantes, que las extendían para renovar las energías de la comunidad en el nuevo año andino.