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PRODUCCIÓN EXPLORACIONES

Ensayos sobre desarrollo rural y de interés regional solicitados por el IPDRS.
Se autoriza su reproducción total o parcial, citando al autor y como fuente al IPDRS.

Publicado el Viernes, 28 Mayo 2021
Equipo YPARD Perú: Damaris Herrera Salazar, Alejandra Huamán, Ricardo Vargas, Adriana García, Ana Lucía Araujo

57 - Entre las brechas del pasado y los retos del presente: la juventud rural frente a la pandemia de la COVID-19

Autor: Equipo YPARD Perú: Damaris Herrera Salazar, Alejandra Huamán, Ricardo Vargas, Adriana García, Ana Lucía Araujo
Lugar: - COM_EXPLORATIONS_EXPLORACIONES_GEOREFERENCED_OPTION_PER
Fecha de publicación: 28, Mayo, 2021
Editorial: IPDRS
N de paginas: 21
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Resumen comentado:

Entre las brechas del pasado y los retos del presente: la juventud rural frente a la pandemia de la COVID-19

 

Equipo YPARD Perú:
Damaris Herrera Salazar,
Alejandra Huamán,
Ricardo Vargas, A driana García,
Ana Lucía Araujo

 

“Lo que más falta es la ayuda económica del gobierno. Si nosotros tuviéramos esa ayuda, ese préstamo. No que nos regalen, no que nos den por dar. Sino que apuesten por nosotros, Un crédito para el agro es muy importante, y aún si son jóvenes pues tenemos que apostar por esos jóvenes, pues tenemos ideas brillantes (....) Con ese empuje, nos vamos para arriba todos, sin esperar que el abuelo o la abuela se vaya para el otro mundo” (Daisy, 36 años, Costa)

“El agro no está solo, estamos nosotros. Hay juventud que ama el campo y que quiere que el campo sea rentable. Somos la esperanza de generar aunque sea alguito para nuestros pueblos. No podremos cambiar al país, pero donde estamos creo que podemos aportar con un granito de arena (Ricardo, 21 años, Sierra)

 

 

La COVID-19 ha sido una enfermedad que trastocó nuestra vida cotidiana de múltiples maneras, generando diversas crisis: sanitarias, económicas, políticas y sociales. América Latina ha sido una de las zonas más afectadas por la pandemia: las profundas desigualdades de la región exacerbaron los efectos negativos de la misma, la cual se benefició de estructuras de protección social débiles, trabajos precarizados y sistemas de salud fragmentados (Naciones Unidas). Uno de los países más afectados en términos económicos y sanitarios ha sido el Perú, quien se enfrenta a una de las contracciones del PBI más grandes de la región (Banco Mundial 2020).

Si bien buena parte de la discusión sobre los impactos de la pandemia ha estado centrada en los efectos sobre los trabajadores informales en las ciudades, diversas encuestas independientes muestran que los territorios rurales se han visto profundamente afectados también. De acuerdo con una encuesta realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo, el 70% de productores agropecuarios de la región ha tenido que vender activos, utilizar ahorros o solicitar préstamos para afrontar la crisis al mes de mayo (Salazar et. al. 2020). En el Perú, el 90% de hogares rurales había disminuido la cantidad y calidad de alimentos que consume (IEP 2020). Estos escenarios prevén un incremento de la pobreza y de la inseguridad alimentaria, por lo que resulta más necesario aún poner en agenda el fortalecimiento de los derechos de los campesinos y las personas que trabajan en zonas rurales.

La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los campesinos y de otras personas que trabajan en las zonas rurales señala en el artículo 2, numeral 2°, que se le debe presentar especial atención a ciertos grupos vulnerables, entre ellos, mujeres y jóvenes. En efecto, la juventud rural[1] es uno de los grupos más vulnerables ante la crisis económica y social generada por la pandemia de la COVID-19. En el Perú, esta juventud ya estaba en gran desventaja debido a la extrema precariedad de su empleo en el campo y en las ciudades (Boyd, 2017)[2], las brechas de acceso a tierra y otros activos productivos en sus comunidades de origen (Araujo, 2020), así como a la carencia de un sistema educativo pertinente a sus necesidades y trayectorias (IEP, 2019). Como resultado de la intersección de estas desigualdades, la subsistencia de los y las jóvenes rurales suele depender de empleos eventuales y de bajas remuneraciones, y no tienen acceso a esquemas regulares de protección social. A la luz de estas condiciones, no cabe duda que “la juventud rural sufrirá desproporcionalmente ante la pandemia y sus impactos posteriores” (FAO, 2020).

El presente ensayo tiene como objetivo explorar los principales impactos de la COVID-19 en la juventud rural y sus dinámicas territoriales, haciendo especial énfasis en su impacto sobre el empleo, la economía familiar y las mujeres jóvenes. Este documento tiene como principal fuente la reflexión y la perspectiva de 29 jóvenes rurales líderes participantes del I Taller de jóvenes rurales líderes 2020 organizado por YPARD-Perú. La composición de este grupo de jóvenes fue muy diversa: en términos de género, 14 eran varones y 15 mujeres; y en términos de etnicidad, 7 eran miembros de pueblos indígenas andinos y amazónicos. El taller se desarrolló entre los meses de junio y julio de manera virtual a través de las plataformas WhatsApp y Zoom. A lo largo de éste, los y las jóvenes recibieron videos sobre cada tema abordado, los que fueron incentivo para el diálogo grupal sincrónico (a través de videollamadas) y asincrónico (a través de comentarios, fotos, audios y videos).

Queremos agradecer especialmente, a las 15 organizaciones de la sociedad civil y 6 especialistas que colaboraron con YPARD-Perú para la organización de este taller. Entre las organizacione estuvieron: la Organización nacional de mujeres indígenas andinas y amazónicas del Perú ONAMIAP, la Convención nacional del agro peruano - CONVEAGRO, la Federación Nativa del río Madre de Dios - FENAMAD (en representación de AIDESEP), Eclosio, el Centro Internacional de la Papa - CIP, Centro de investigación y promoción campesina - CIPCA, Solidarité Union Coopération - SUCO, Dirección académica de responsabilidad social DARS - PUCP, TRIAS Andes, Programa Horizontes de UNESCO, Slow Food en Perú, Grupo Yanapai, Fundación Hope y Asociación Pro Rural. Los y las especialistas participantes fueron: Carolina Trivelli (IEP), Chris Boyd (Universidad de Minnesota), Martín Vegas (UNESCO), Facundo Pérez (MINEDU), Melania Canales (ONAMIAP) y Pío Choque (CONVEAGRO).

Este ensayo representa el interés, esfuerzo y compromiso de más jóvenes peruanos y peruanas, urbanos y rurales, por evidenciar la gran relevancia y potencial de los territorios rurales. Esto, además, enmarcado en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos, visibilizando en específico, la situación de los y las jóvenes en el acceso a sus derechos a la tierra, a territorios y recursos naturales, soberanía alimentaria e igualdad de género. Además, al final del ensayo se proponer una Agenda de la Juventud Rural para ser posible esto y seguir construyendo una sociedad más justa, inclusiva y sostenible para todos y todas.

 Jóvenes participantes del I Taller de jóvenes rurales líderes

Alesban López López, Anud Illary Rojas Rodas, Brian Chuquival Mozombite, Cinthia Pamela Ticliahiahuanca Huancas, Christel Dayana Sullón Maza, Edwin Victor Anco, Carlos Frelio, Abigail Taipe Muriel, Gabriela Ninahuanca Zenteno, Gilmer Elias Ordoñez Natividad, Gladys Huaman Turpo, Hever García Cayampi, Jaqueline Chuquillanqui, Jesús Bautista Javier Espinoza, Jheison de la Cruz Cubas, Jhonn Keler Diaz Coronado, Karel Angélica Bedón Irigoyen, Kelly Lorena Patiachi Visse, Mariangela Dayana Pantoja Salguero, Mirella Livia Díaz, Miriam Daisy Yactayo Chalco, Ricardo Miguel Guillen Sánchez, Rosalía García Salvador, Segundo Rogelio Rodríguez Zumaeta, Silvana Candioti, Sonia Elizabeth Rojas Pérez.

[1] En términos estadísticos, la juventud rural es la población de entre 15 y 29 años que desarrolla su vida, principalmente, en territorios que tienen menos de 2,000 habitantes. La evidencia y teoría, no obstante, nos invitan a pensar a la juventud en términos más amplios. Primero, como etapa de transición entre la adolescencia y la adultez, caracterizada por la búsqueda y progresiva consolidación de autonomía económica, política y social. En este marco, los y las jóvenes rurales pueden atravesar esta transición a una edad mayor a los 29 años y hacerlo transitando multi-direccionalmente por una diversidad de territorios: entre sus comunidades de origen, ciudades intermedias y grandes capitales regionales. En todos los casos, el haber nacido en la ruralidad configura sus condiciones de vida, oportunidades, dinámicas sociales y formas de ver el mundo. Esta manera amplia de comprender a la juventud rural es la que adoptamos en este documento.

[2] http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/economia/article/view/11412

Publicado el Viernes, 28 Mayo 2021
Lorena Lima de Moraes, Tatiane Vieira Barros, Bárbara Cristina Vieira da Silva

56 - Mobilidade rural-urbana como entrave para o acesso às políticas públicas em tempos pandêmicos: o drama das mulheres rurais do Nordeste brasileiro

Autor: Lorena Lima de Moraes, Tatiane Vieira Barros, Bárbara Cristina Vieira da Silva
Lugar: - Brazil
Fecha de publicación: 28, Mayo, 2021
Editorial: IPDRS
N de paginas: 23
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Resumen comentado:

Mobilidade rural-urbana como entrave para o acesso às políticas públicas em tempos pandêmicos: o drama das mulheres rurais do Nordeste brasileiro

 

Lorena Lima de Moraes
Tatiane Vieira Barros
Bárbara Cristina Vieira da Silva

 

 

A pandemia de Covid-19 intensificou as desigualdades sociais que acometem o Brasil. Algumas explícitas, frequentemente veiculadas pela mídia, outras invisibilizadas e esquecidas. A realidade das comunidades tradicionais e rurais, sobretudo aquelas situadas em cidades interioranas, é ainda menos evidenciada.

A precariedade no Brasil se estabelece de forma multidimensional desde antes da pandemia, uma vez que os indivíduos não possuem condições para suprir carências básicas em relação ao acesso à saúde, à educação, à água, à terra, à seguridade social e ao mercado de trabalho. Diante dessas particularidades do mundo rural, a questão da mobilidade rural-urbana é elemento chave para se pensar as desigualdades e exclusão social, racial e étnica, uma vez que ela dificulta ou impossibilita o acesso a bens e serviços. Isso traz como consequência o desemprego, baixos rendimentos e baixas qualificações mantendo as pessoas em graves condições de vulnerabilidade social e econômica.

No que se refere ao acesso às políticas de transferência de renda, que propõem a redução das desigualdades e erradicação da pobreza crítica ou extrema, as pessoas das comunidades rurais e povos tradicionais enfrentam dificuldades para se deslocarem até os equipamentos que viabilizam essas políticas. Passou da hora de questionarmos a “normalidade” em torno das grandes distâncias e da precariedade nas condições de deslocamento como padrão de mobilidade da população rural, pobre, negra e de origem tradicional. Trata-se de povos não alcançados pelo Estado, povos que vivenciam uma violência estatal através de um imenso descaso.

Nesse sentido, temos o objetivo de colocar luz nas desigualdades sociais vivenciadas pelas populações do campo, mais notadamente as mulheres da agricultura familiar, quilombolas e de comunidades de fundo de pasto que participam de Programas de Transferência de Renda – o Bolsa Família – e que se encontraram ainda mais isoladas socialmente no período de pandemia. Mesmo com o plano de mitigação das consequências econômicas da pandemia, as mulheres rurais[1] enfrentaram dificuldades de acesso ao auxílio emergencial, o que as exigiu resistência e organização coletiva para o usufruto de um direito constitucionalmente amparado.

            O Auxílio Emergencial é um benefício instituído no Brasil pela Lei de Nº 13.982, de 2 de abril de 2020, que prevê o repasse de 600 reais mensais a trabalhadoras(es) informais e de baixa renda, microempreendedoras(es) individuais e também contribuintes individuais do Instituto Nacional do Seguro Social. No caso das mulheres chefes de família, o benefício foi de 1.200 reais. O auxílio foi automaticamente creditado na conta bancária das beneficiárias do Programa Bolsa Família (PBF), o que facilitou o processo, uma vez que não foi necessário fazer um novo cadastramento. Porém, as mulheres se depararam com dificuldades para a retirada do dinheiro.

             O referido auxílio chegou para a população – e para as mulheres – como um alento frente à crise econômica que já assolava o país, devido ao valor ser superior àquele pago mensalmente pelo PBF. No entanto, a decisão do governo federal de concentrar e operacionalizar o pagamento do auxílio às(aos) mais de 60 milhões de brasileiras(os) através de agências e lotéricas da Caixa Econômica Federal, desconsiderando a ampla rede de assistência social que abarca todos os municípios brasileiros, provocou filas quilométricas, aglomerações e expôs essa população em situação de vulnerabilidade social ao risco de contágio pela Covid-19. Isso sem contar sua exposição a outras situações não dignas como fome, sede e mal-estares provocados pelas longas horas de espera nas ruas sob sol e chuva.

            São as mulheres as principais responsáveis pela tarefa de deslocamento para o acesso às políticas sociais que beneficiam a família como um todo. Pela ótica de suas dificuldades de acesso aos programas de transferência de renda, que se estende aos demais serviços essenciais e públicos, promoveremos essa reflexão sobre a mobilidade rural, o tempo e as desigualdades de gênero.

 

[1] “Às mulheres rurais, referimo-nos aquelas mulheres que vivem no meio rural e que possuem as diversas ocupações, identidades e modos de vida: agricultora, dona de casa, mãe, artesã, professora, comerciante, estudantes, ribeirinhas, posseiras, boias-frias, diaristas, parceiras, extrativistas, quebradeiras de coco, pescadoras artesanais, sem-terra, assentadas, indígenas, quilombolas, descendentes de colonos europeus, etc.” (MORAES; SIEBER; FUNARI, 2020, p. 5).

Publicado el Jueves, 15 Octubre 2020
Lorena Lima de Moraes, Juliana Funari, Nathália Marques da Silva Nascimento,Roberta Cristina Gomes

55 - Pesquisa, extensão e troca de saberes: um relato de experiência a partir da pesquisa “Mulheres rurais e uso do tempo”

Autor: Lorena Lima de Moraes, Juliana Funari, Nathália Marques da Silva Nascimento,Roberta Cristina Gomes
Lugar: - COM_EXPLORATIONS_EXPLORACIONES_GEOREFERENCED_OPTION_005
Fecha de publicación: 15, Octubre, 2020
Editorial: IPDRS
N de paginas: 25
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Resumen comentado:

Pesquisa, extensão e troca de saberes: um relato de experiência a partir da pesquisa “Mulheres rurais e uso do tempo”

 

Lorena Lima de Moraes - Juliana Funari - Nathália Marques da Silva Nascimento - Roberta Cristina Gomes

 

 

 

 

 

 

 

Quem somos, de onde viemos e o que nos une?

 

 

 

 

Lorena Moraes
Sou feminista, doutora em Ciências Sociais e professora universitária na Universidade Federal Rural de Pernambuco - Unidade Acadêmica de Serra Talhada (UFRPE-UAST). Sou natural de Belém do Pará, região norte do Brasil, e as mudanças na configuração familiar permitiu com que eu morasse em vários lugares do país, como Rio de Janeiro (RJ), Natal (RN) e Porto Alegre (RS), sempre vivenciando experiências urbanas nestas cidades. Em 2013, aos 27 anos, enquanto cursava doutorado, passei no concurso para professora universitária. Nesta época, eu morava no Rio de Janeiro e sair desta metrópole para morar numa pequena cidade do interior do país, foi um tanto quanto impactante. No entanto, eu me adaptei muito rápido e não perdi a chance de conhecer várias comunidades rurais e quilombolas, através da participação em projetos de extensão universitária, ainda no primeiro ano de residência na cidade de Serra Talhada – PE, sertão pernambucano.

Esta cidade é conhecida por ser a cidade de origem do cangaceiro Lampião (Virgulino Ferreira), um temido justiceiro, que lutava contra as desigualdades sociais a seu modo, na base de violentas mortes, vinganças, machismos e crueldades. Contudo, Serra Talhada também é conhecida por ser uma das primeiras cidades brasileiras a fundar um Movimento de Mulheres Trabalhadoras Rurais – Sertão Central (MMTR-SC), no início da década de 1980. Assim, esta cidade, que carrega características culturais provenientes do machismo e do coronelismo, apresenta um paradoxo, que é a resistência das mulheres rurais, organizadas em movimentos sociais que fortalece diversos grupos de mulheres rurais das cidades circunvizinhas.

Quando cheguei em Serra Talhada, investigava a Criminalização da Homofobia no Brasil,  no entanto, ao me aproximar e conhecer pouco a pouco a realidade das mulheres rurais, não exitei em mudar o tema da minha tese de doutorado, que foi concluída em 2016, com o título Entre o público e o privado: a participação política de mulheres rurais no sertão pernambucano. No ano seguinte, fundei o DADÁ: Grupo de Pesquisa em Relações de Gênero, Sexualidade e Saúde, no qual sou coordenadora. O grupo se mantém dia após dia mais fortalecido porque é constituído por várias professoras e estudantes da UFRPE-UAST, bem como de outras instituições de ensino superior da cidade de Serra Talhada e outras profissionais. Dentre as diversas atividades de ensino,

pesquisa e extensão que desenvolvemos voltadas para mulheres rurais e jovens rurais e urbanos, além das atividades voltadas às questões da população LGBT, desde 2018, estamos desenvolvendo  a pesquisa Mulheres rurais e uso do tempo: divisão sexual do trabalho e relações de gênero no estado de Pernambuco. Esta pesquisa, que será detalhada nas próximas páginas, surgiu a partir das minhas inquietações durante o processo de escrita da tese de doutorado, e tem me possibilitado mergulhar ainda mais no universo das mulheres rurais, provocando um processo intenso de amadurecimento pessoal e profissional, onde aprendo e compartilho seus saberes e dificuldades e ainda, possibilita a inserção científica e acadêmica das minhas alunas, que são jovens universitárias e revivem um pouco da história das suas famílias, além de amadurecer junto e se inspirar na jovem professora.

Nathália Marques

Meus avós maternos e paternos nasceram e se criaram na zona rural trabalhando e morando nas terras de familiares e/ou nas terras dos seus patrões que eram fazendeiros. Viviam unicamente da sua renda na roça e pelos serviços prestados aos seus patrões ou moradores da região (por meio de diária de serviço). Meus pais também viveram em tais condições, porém, começaram a se deslocar para a cidade para terminar os estudos e, quando finalizaram o 2° grau escolar, optaram por se mudar de vez para Salvador (BA), para buscarem melhores condições de trabalho.

Quando eu nasci, acabei indo morar com meus avós paternos em Serra Talhada (PE), pois a minha mãe trabalhava em casa de família e a patroa dela não aceitava funcionária com filhos, a ponto de me maltratar quando teve oportunidade. Dessa forma, fui criada pelos meus avós paternos que eram agricultores. Estudei a minha vida inteira em escola pública na cidade e a minha avó se deslocava comigo entre a zona rural e urbana, para garantir a minha educação escolar.

Aos 15 anos, ingressei numa boa escola também pública, onde estudava em tempo integral. A base que tive nesta escola me garantiu uma boa nota para entrar no curso de Bacharelado em Ciências Biológicas na UAST. No segundo período conheci a professora Lorena e trabalhei com ela em um projeto sobre mulheres rurais que se desviavam dos padrões de gênero esperados para elas, ou seja, casar e ter filhos. Neste projeto, tive a oportunidade de conhecer uma realidade diferente das mulheres rurais da minha família, pois, conheci mulheres idosas, solteiras e que não eram mães, pois tinham outros interesses e ideais de vida, como por exemplo, militar nos movimentos sociais em prol de uma vida melhor para todos, ou seja, para além da sua família.

A minha segunda experiência em projetos de iniciação científica, desta vez, na condição de bolsista (PIBIC/CNPq), foi na pesquisa Mulheres rurais e Uso do tempo, onde participei da construção da metodologia com as demais pesquisadoras e fui várias vezes para a casa das mulheres realizar pesquisa de campo. Gostaria de destacar também, que neste ano de 2019, eu vivenciei a

incrível experiência, oportunizada pelo DADÁ, de participar da VI Marcha das Margaridas e da I Marcha das Mulheres Indígenas, em Brasília. Eu e mais quatro alunas integrantes do DADÁ, viajamos 1.921km de ônibus, com várias mulheres rurais que representavam diferentes municípios do Território do Sertão do Pajeú - PE e os respectivos sindicatos de trabalhadores e trabalhadoras rurais. Esta experiência, intensa e inesquecível, me possibilitou adquirir ainda mais conhecimento e valorizar a luta das mulheres rurais.

Roberta Gomes

Sou licencianda do curso de Letras na Universidade Federal Rural de Pernambuco – Unidade Acadêmica de Serra Talhada. Nasci e cresci na cidade de Serra Talhada, interior de Pernambuco,  por ser uma cidade que contrasta o centro urbano e suas periferias mais ruralizadas, o contato com o rural sempre esteve presente na minha infância e adolescência. Nas férias escolares passava meses convivendo nesse meio e sempre observava a força e determinação das mulheres da minha família, pois, a minha família materna toda se encontrava morando na zona rural, com exceção da minha mãe, que ao casar com meu pai foi morar na cidade.

Mainha casou pouco antes de terminar os estudos. Com o passar do tempo, ela percebeu que não ter concluído os estudos lhe faz falta até os dias atuais. Por isso, ela nunca mediu esforços para garantir que eu e minha irmã tivéssemos uma boa educação. Aos 15 anos, ingressei numa escola pública e integral e, desde essa época eu já sonhava em fazer faculdade e ser professora. Esta escola, que é de referência na cidade, me capacitou para que em 2019, aos 18 anos eu conseguisse entrar na universidade, e, este sonho só foi possível, porque há uma universidade pública na minha cidade1, caso contrário, eu não teria condições financeiras de ir estudar em outra cidade.


Obtive boa pontuação não só para ingressar no curso que escolhi, mas também, para acessar uma Bolsa de Incentivo Acadêmico (BIA)2. Esta bolsa é concedida aos estudantes que estudaram em escola pública e que tiveram a maior nota da turma no Exame Nacional do Ensino Médio (ENEM). Os professores do curso apresentam seus projetos de pesquisa e a/o estudante selecionada/ o escolhe qual projeto quer executar, e foi assim que conheci a professora Lorena, seu projeto e me tornei membro do DADÁ. Após seis meses desenvolvendo as atividades do projeto da bolsa BIA, hoje, dou continuidade a este projeto, já na condição de bolsista de iniciação científica (PIBIC/CNPq), investigando o tempo que as mulheres dedicam à participação política, comunitária e religiosa.

1         A Unidade Acadêmica de Serra Talhada tem apenas treze anos e foi fundada durante o governo Lula, durante o Programa de Apoio a Planos de Reestruturação e Expansão das Universidades Federais (Reuni), que democratizou o ensino superior levando ensino público, gratuito e de qualidade para os mais distintos pontos do interior do Brasil.

2         A Bolsa de Incentivo Acadêmico é financiada pela Fundação de Amparo à Ciência e Tecnologia no Estado de Pernambuco e tem como objetivo apoiar as/os melhores alunas/os, egressas/os da rede pública de ensino, classificados no Exame Nacional do Ensino Médio para a UFPE, UFRPE e UPE, incentivando sua adaptação à vida universitária sob tutoria de docente pertencente ao quadro efetivo da instituição conveniada.

Juliana Funari

Sou mulher jovem, feminista e ambientalista, atuo há pelo menos 08 anos na área socioambiental, principalmente com mulheres de movimentos sociais, organizações comunitárias e de redes de agroecologia. Nasci e me criei na maior cidade da América Latina, São Paulo, onde muitos questionamentos sobre o modelo de desenvolvimento e desigualdades socioambientais foram se tornando para mim, reais motivações para tomada de decisão de fazer o caminho inverso da maioria da juventude que busca nos grandes centros urbanos oportunidades de "uma vida melhor". Tive o privilégio de em 2013 escolher fazer o meu mestrado em Pernambuco, adotando esse estado e o Nordeste brasileiro como meu espaço de vida, pesquisa, aproximação mais intensa com as mulheres rurais, das águas, do campo e da floresta.

Nessa trajetória fui assessora técnica no programa de Direitos das Mulheres da ONG Actionaid Brasil de 2013 a 2016, onde pude trabalhar com mulheres rurais e urbanas de diversos estados do Nordeste. Em 2017, trabalhei com ONGs do campo da agroecologia de atuação local, me engajando também enquanto pesquisadora do DADÁ, em Serra Talhada-PE, onde morei por um ano. Em 2018, assumi o desafio de me mudar para o Maranhão para trabalhar como assessora técnica no Movimento Interestadual das Quebradeira de Coco Babaçu (MIQCB), o maior movimento de mulheres da América Latina, onde estou aprendendo com as guardiãs das florestas de babaçu o significado profundo do trabalho das mulheres para a defesa dos bens comuns, modos de vida e territórios tradicionais.

O que nos une, além do trabalho acadêmico e da convivência em uma cidade do interior do Nordeste brasileiro, é a luta contra todo tipo de violência (ambiental, machista, sexista, lgbtfóbica, racista, capacitista), contra as desigualdades de gênero, lutamos por condições de vida digna para as mulheres, sobretudo para as mulheres rurais, estudamos e construímos conhecimento evidenciando e aprendendo com as mulheres em suas especificidades, pluralidades, potencialidades de autonomia e processos de empoderamento. É com esse propósito que compartilhamos a proposta, os caminhos e aprendizados da pesquisa que estamos realizando coletivamente, com o intuito de dar visibilidade: às jornadas de trabalho das mulheres - traduzidas em quantidade de horas; à diversidade de trabalhos que elas realizam; à ausência de divisão de tarefas em seus lares; à carga mental provocada pelo acúmulo diário de tarefas e; ao trabalho de cuidado familiar, comunitário e ambiental que as mulheres rurais desenvolvem em prol da lógica anticapitalista e de cuidado com o outro.

Descarga el ensayo completo a continuación

Publicado el Lunes, 04 Mayo 2020
Jhaquelin Dávalos E. - Juan Camilo Forero A.

54 - Virtualización de la educación en Sudamérica frente a la pandemia Covid-19

Autor: Jhaquelin Dávalos E. - Juan Camilo Forero A.
Lugar: - Bolivia, Plurinational State of
Fecha de publicación: 04, Mayo, 2020
Editorial: IPDRS
N de paginas: 17
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Virtualización de la educación en Sudamérica frente a la pandemia Covid - 19

Jhaquelin Dávalos E. - Juan Camilo Forero A.

La pandemia provocada por el virus COVID-19 ha representado un giro importante para la historia de la educación virtual. Este artículo explora las medidas asumidas en diez países de la región (hasta el 3 de mayo de 2020) para procurar la continuidad de la educación en alerta sanitaria, intentando focalizar datos de su atención al área rural. ¿Cuál es el alcance de estas medidas educativas considerando que la mayor parte de la población sudamericana, se ubica en el sector rural y las dificultades de conectividad son bastante graves?

Publicado el Jueves, 30 Abril 2020
Bárbara Chepillo Vial, Matías Cox Verdugo

53 - El oficio de colchandera: Mujeres rurales conservando la tradición a lo largo de la historia en el Valle de Itata, Chile

Autor: Bárbara Chepillo Vial, Matías Cox Verdugo
Lugar: - COM_EXPLORATIONS_EXPLORACIONES_GEOREFERENCED_OPTION_CHL
Fecha de publicación: 30, Abril, 2020
Editorial: IPDRS
N de paginas: 17
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El oficio de colchandera: Mujeres rurales conservando la tradición a lo largo de la historia en el Valle de Itata, Chile1

Bárbara Chepillo Vial2 - Matías Cox Verdugo3

El siguiente ensayo pretende explorar las distintas aristas que implica el desarrollo del oficio de las colchanderas 4 del Valle de Itata. La producción realizada por estas mujeres atravesó distintos contextos históricos donde las relaciones de producción fueron variando. Véase a través del alcance a nuevas tecnologías para la producción (máquinas de coser) o los distintos escenarios económicos a los cuales estas comunidades se veían imbuidas. De esta manera se pretenderá dar una caracterización de lo que es este oficio. Cabe recalcar que este es un trabajo realizado principalmente, por las mujeres de las comunidades de la región Ñuble de Chile.

Mediante la recolección de los distintos relatos mostrados por Chepillo (2019) en el trabajo etnográfico “Colchanderas del valle de Itata: oficios, tradiciones y prácticas” pretende ahondar en los cambios que se enfrentaron distintas personas. Y a la par, demostrar cómo este trabajo ancestral, el oficio femenino de las colchaderas respondió a distintos contextos. Cabe mencionar que, en muchos casos, este oficio también es realizado por hombres. En ese sentido, diferentes aspectos fueron modificados como la propia producción y adoptando distintas formas de organización. Así como las agrupaciones de colchaderas, que dan vida a tal oficio.

En resumen, lo que pretende el ensayo es, a través de la caracterización, entender cómo se vive el oficio de colchandera y como este se ha ido adaptando en los distintos contextos históricos. Así como menciona Federici (2008), la reorganización del capital internacional en los años 60 y 70 va en una directa relación con la precarización del trabajo, donde la feminización de este permite la precarización del mismo. En sus palabras: “Parece, prácticamente como si de una norma social se tratase, que el valor del trabajo se reconoce, y casi que se crea, mediante el rechazo al mismo” (Federici, 2008, p.160).

Situación similar sucede con el oficio de colchanderas debido al rechazo por parte de los hombres a considerar esta actividad como suya, dejando en consideración a las mujeres la valorización de forma autónoma y autogestionada por parte de las estas.

El estudio etnográfico se realizó el año 2017 en el valle de Itata, ubicado en la región Ñuble de Chile. Específicamente en las comunas de Ninhue, Quirihue y Trehuaco. Se pudo apreciar que una de las características principales del territorio es dicho oficio realizado por mujeres campesinas. Las cuales, utilizando la paja de trigo, tejen largas trenzas a las que luego denominan “cuelchas”. Cabe mencionar que el trigo utilizado no es cualquiera, si no, que son variedades locales en donde la semilla fue cuidada y traspasada de generación en generación. Así, permitiendo la perpetuación de las tradiciones de las cultoras del territorio.

La inclusión del método etnográfico para el desarrollo de las ciencias agronómicas permite entender las distintas aristas que tiene esta. Si bien la agronomía cuenta con un amplio campo científico, generalmente no desarrolla el aspecto social. El cual está ligado a la producción de alimentos y por tanto al agro, de manera estrecha. Por otra parte, entender la materia prima, en este caso el trigo, como un recurso artesanal lejos de la industrialización y por ende capitalización, permite el desarrollo de pequeños agricultores. Al menos en Chile forman casi un 90% de unidades productivas del país (Berdegué y López, 2017). Además, mencionar las diferentes disciplinas que convergen dentro de este estudio, relacionando de manera específica, a profesionales en la antropología, en diseño, y agronomía. Permitiendo ampliar la visión de cómo trabajar y entender de alguna manera u otras diferentes disciplinas que se encuentran ligadas.

Por lo cual, es necesario comprender esta producción de conocimiento como etnobotánica. Debido al entendimiento de una realidad territorial de personas que dan forma a este y a las distintas plantas y materias que confluyen. También es necesario entender la relación que establecieron las personas con el entorno, y las disponibilidades de alimentos que estos generan. La domesticación de las plantas, como menciona Guillén (2010), es la aparición de la agricultura. Lo cual va modificando el tipo de grano. Por otro lado, también es necesario remitirse a distintos trabajos realizados en Sudamérica. Tanto para el estudio de la producción de artesanías con materias primas vegetales locales, como en Colombia. Donde un gran porcentaje de oficios artesanales del país emplea fibras de plantas silvestres y cultivadas como fuentes de materia prima según Casas y Lozano (2018). O la preservación de la yuca en la Amazonia por parte de las mujeres de comunidades indígenas. Tal como muestra el trabajo de Perez y otros (2019).

1 El presente ensayo obtuvo el 4to Lugar en el concurso “Mujeres rurales: innovando estrategias, transformando realidades” en la versión 2019. Organizado por el Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS).

2 Bárbara Chepillo Vial, de nacionalidad chilena, es Ingeniera Agronómica. Parte del Proyecto FIA: “Tejidos de paja de trigo: adaptación de variedades locales, recuperación de trenzados tradicionales y nuevas utilizaciones del trenzado para las colchanderas del Itata”.

3 Matías Cox Verdugo, de nacionalidad chilena, es Ingeniero en Ejecución Química. Y en la actualidad es estudiante de Antropología de la Universidad de Santiago (Chile).

4 El oficio de ‘colchanderas’ se refiere a las cultoras de la cuelcha, una trenza fina de paja de trigo que se usa en la confección de sombreros y otros artículos.

Publicado el Jueves, 30 Abril 2020
Monserrate Vásquez, Grace Campoverde, Andrea Cisneros, Kelly Rueda.

52 - Mujeres rurales, mujeres tierra, guardianas de vida

Autor: Monserrate Vásquez, Grace Campoverde, Andrea Cisneros, Kelly Rueda.
Lugar: - COM_EXPLORATIONS_EXPLORACIONES_GEOREFERENCED_OPTION_ECU
Fecha de publicación: 30, Abril, 2020
Editorial: IPDRS
N de paginas: 20
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Mujeres rurales, mujeres tierra, guardianas de vida1

Monserrate Vásquez, Grace Campoverde, Andrea Cisneros, Kelly Rueda2

Trabajar con mujeres, sin duda, es una experiencia indescriptible, por el acercamiento con uno de los grupos sociales en condición de desventaja en cuanto a derechos y obligaciones. La historia puede evidenciar la constante lucha de las mujeres en busca de la igualdad con los hombres. Donde nosotras tengamos opiniones y actitudes políticas e ideológicas muy diversas, ya que nuestros intereses son muy diferenciados. Sin embargo, como seres humanos tenemos una serie de derechos comunes que van desde el derecho al trabajo, libertad de expresión, entre otros. (Red, 2005).

Este ensayo surge como una necesidad de contar la experiencia de acercamiento con las diferentes mujeres pertenecientes a una feria agroecológica. Surgió gracias a un trabajo de vinculación de la universidad; donde nosotras, como estudiantes, para cumplir nuestras horas de trabajo de vinculación, tuvimos la oportunidad de participar en este proyecto. Mismo que trajo consigo varias anécdotas que nos ayudaron a conocer, de cierta manera, diferentes aspectos de la vida de las mujeres rurales, en este caso indígenas. Muchas veces las actividades diarias de este grupo de mujeres son desconocidas e inclusive no tomadas en cuenta, ni tratadas con la verdadera importancia que tienen para el sostenimiento del diario vivir de sus comunidades y de la localidad.

La feria agroecológica “La Pachamama Nos Alimenta” es un espacio creado por mujeres campesinas indígenas. Surge para brindar un espacio donde las familias, especialmente aquellas en que las mujeres cultivan y producen alimentos, puedan comercializar los productos que cada una de ellas siembra en su chakra 3. La participación de las mujeres en la feria dinamiza la economía de las familias. También les brinda la posibilidad de administrar sus propios ingresos dentro de un contexto donde las brechas de género, para el acceso laboral, aún son grandes, en base a la división sexual del trabajo. Según el Informe Anual del cumplimiento de los Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) en Ecuador (2018), las mujeres reciben una remuneración 22% menos que los hombres por realizar el mismo trabajo. Además, la Organización de Naciones Unidas establece que la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo remunerado propicia un cambio significativo en el contexto familiar.

Las actividades que realizamos como parte del proyecto de vinculación con la comunidad consistía en transportarnos al domicilio de cada mujer en las diferentes comunidades rurales. Así, poder cumplir con la actualización de datos de su organización. Durante el transcurso de nuestro trabajo se pudo observar distintos problemas como llegar a los domicilios, pues las carreteras estaban en mal estado. Otras veces no se podía conseguir un medio de transporte que nos lleve con facilidad al lugar que necesitábamos. En algunos casos no podíamos llegar con la persona correcta porque no se encontraba en el domicilio o, simplemente, no teníamos una manera de contactarnos.

En fin, se presentó un sin número de dificultades, pero estás no impidieron que se realicen nuestras visitas. Las experiencias que vivimos nos motivaron a escribir este documento, como un medio de expresión que nos brinda la oportunidad de mostrar cómo las mujeres rurales aportan a la transformación de sus realidades, dentro de su mismo entorno. Y cómo el contacto con sus realidades, a su vez, transformaron las nuestras. El palpar de primera mano diferentes experiencias generó la necesidad de dar la importancia debida y necesaria al papel que tiene una mujer, no sólo dentro el área rural sino también en el sector urbano. Su quehacer diario recrea, sin ellas saberlo, un cruce de experiencias y lazos de interdependencia entre sectores.

Tras la recopilación de varias anécdotas, tanto de las autoras como de los demás participantes en el trabajo de vinculación, se pudo identificar cinco temas muy importantes para la redacción de este registro escrito. Tocaremos los siguientes temas: la feria como espacio de oportunidades no sólo económicas, sino que también de fortalecimiento social entre las participantes. Otro tema es el trabajo desde la chakra, poniendo a consideración el esfuerzo que hacen estas mujeres al momento de volverse agricultoras. También un tema importante es aquel que muestra cómo es el nivel educativo de las mujeres rurales y cómo hay grandes cambios entre generaciones. Otro tema que se aborda es acerca de las relaciones entre pareja y cómo es el diario vivir para la familia rural, se topa el tema de la simultaneidad que tienen las mujeres rurales entre actividades. Y, por último, presentamos un tema que engloba a los demás, pero tiene una perspectiva en torno a la edad de las distintas mujeres.

1 El presente ensayo obtuvo el 3er Lugar en el concurso “Mujeres rurales: innovando estrategias, transformando realidades” en la versión 2019. Organizado por el Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS).

2 Las cuatro autoras, de nacionalidad ecuatoriana, cursan el décimo semestre de la carrera de Ingeniería en Gestión y Desarrollo Social de la Universidad Técnica del Norte (Ecuador).

3 Chakra: Espacio de tierra donde se siembra, que tiene un significado muy profundo entorno a la cosmovisión andina.

Publicado el Miércoles, 29 Abril 2020
Anabella Verónica Denuncio

51 - Mujeres indígenas rurales en el Chaco Argentino: Del espacio doméstico al espacio público

Autor: Anabella Verónica Denuncio
Lugar: - COM_EXPLORATIONS_EXPLORACIONES_GEOREFERENCED_OPTION_ARG
Fecha de publicación: 29, Abril, 2020
Editorial: IPDRS
N de paginas: 26
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Mujeres indígenas rurales en el Chaco Argentino: Del espacio doméstico al espacio público1

Anabella Verónica Denuncio 2

Mujeres Indígenas y Proyectos de Desarrollo en el Gran Chaco argentino

El Gran Chaco argentino forma parte de una región mucho más amplia: el Gran Chaco Americano. Se trata de un territorio boscoso de gran diversidad, tanto social como ambiental. Su extensión incluye más de un millón de kilómetros cuadrados. Y comprende parte de los actuales territorios de Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil. Constituye la mayor masa boscosa de Sudamérica después de la Amazonía. Cuenta con una amplia variedad de ambientes y una vasta diversidad de especies vegetales y animales que hacen de esta zona un área clave para la conservación de la biodiversidad.

Asimismo, desde el punto de vista socio-cultural, cuenta con una gran diversidad de grupos étnicos y lingüísticos: wichís, chorotes, ayoreos, qom (tobas), pilagás, guaraníes, matacos, sólo por nombrar algunos. Cuya presencia en la región es preexistente a la conformación de los estados nacionales. En los cuales, actualmente, se hallan comprendidos.

Paradójicamente, pese a tener una gran riqueza ambiental y socio- cultural, el Gran Chaco argentino posee los peores índices socio-económicos. Es decir, según los datos del último Censo Nacional realizado en 2010, la región registra los índices más altos de pobreza. Así como los porcentajes más elevados de hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) de Argentina.

La implementación de políticas y acciones de intervención en el territorio chaqueño destinadas a transformar su fisonomía natural y sus estructuras productivas y poblacionales constituye un fenómeno de larga data. Solo circunscribiéndonos al período de construcción del Estado-Nación argentino es posible mencionar algunos hitos significativos. Tales como las economías de enclave forestales, la campaña militar al norte para liberar tierras y el proyecto de fundación de colonias agrícolas con población migrante europea (Sapkus, 2009). Décadas más tarde, los intentos de implementación de un modelo desarrollista volvieron a priorizar este territorio como espacio testigo de los beneficios de “modernizar” las economías regionales (Rofman, 1993). Como advierten diversos autores (De la Cruz, 1997; Gordillo, 2006; Trinchero, 2000), el despliegue de estas dinámicas de transformación estuvo intrínsecamente asociado a la historia de despojo, violencia, persecución, marginación y miseria que caracterizó la historia reciente de las poblaciones indígenas que habitan estos territorios en forma ancestral.

Sin embargo, dentro esta tendencia general, es preciso advertir matices significativos en torno al rol asignado a las poblaciones indígenas en las dinámicas de transformación referidas. La amplitud que adopta este contraste puede ejemplificarse considerando las diferencias existentes a nivel de dos instrumentos de política internacional. Mismos que permean políticas públicas sobre la cuestión indígena a nivel gubernamental como no- gubernamental. Me refiero a los convenios elaborados desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que fueron subscriptos por Argentina. Por una parte, el Convenio 107, promulgado en 1957, resulta un ejemplo claro de la orientación del proyecto desarrollista de la segunda mitad del siglo XX. En tanto establecía, sin ambages, que los Pueblos Indígenas representaban sociedades temporarias destinadas a desaparecer a través de la aculturación programada o “modernización”. En contraste, casi cuarenta años después, el Convenio 169, establecido en 1989, propuso un giro radical en el modo de concebir a estas poblaciones. Estableció como principios rectores el reconocimiento del carácter pre-existente al Estado-Nación y el derecho a la diversidad étnica y cultural.

Desde mediados de 1960 el territorio chaqueño fue el destinatario privilegiado de la instalación de equipos de trabajo de tinte eclesial, católicos y protestantes, en zonas rurales con presencia campesina e indígena. Los agentes que conformaban los equipos de trabajo llevaron adelante extendidas estancias entre los indígenas. Donde emprendieron proyectos integrales de desarrollo, dirigidos al mejoramiento de la salud, educación y el 5

trabajo. Pues se enmarcaron en el ethos desarrollista de la época y para ello contaron, fundamentalmente, con el apoyo de donantes extranjeros (Bray, 1989). Me refiero, por ejemplo, a Organizaciones No Gubernamentales (ONG) como el Instituto de Cultura Popular (INCUPO), ASOCIANA, FundaPaz y la Junta Unida de Misiones (JUM). Las mismas accedían a financiamiento de organismos eclesiales europeos como MISEREOR, Pan para el Mundo, Organización Intereclesiástica para la Cooperación al Desarrollo (ICCO), entre otros.

En sus inicios, la implementación de estos proyectos se apoyó en la idea de que la inversión de tecnología y capital permitiría alcanzar el “desarrollo”. Se confiaba en que esas intervenciones lograrían mejorar la calidad de vida y el acceso a bienes y recursos materiales y simbólicos, reduciendo la pobreza y la desigualdad. Además, mediante un enfoque integral, a través de la actuación sobre la economía, educación, salud, vivienda, alimentación y productividad, se pensaba que podría romperse, decisivamente, el círculo vicioso de la pobreza, ignorancia, enfermedad y baja productividad. Y, una vez que eso se lograra, el proceso de desarrollo económico podría volverse auto-sostenido.

No obstante, hacia mediados de la década de 1980, como puede advertirse en informes de la época, elaborados por los organismos cooperantes (Von Bremen, 1987; Wallis, 1986), emergieron profundas críticas hacia las acciones de las agencias de desarrollo. Esos informes indicaban que los programas implementados durante casi dos décadas no habían logrado producir transformaciones profundas en la remisión de la pobreza.

Asimismo, durante los años 70’ y 80’, los avances de las teorías de género en la academia y el movimiento feminista impulsaron profundos debates. Los cuales condujeron a que los planificadores del desarrollo comenzaran a detenerse en el rol de la mujer. Una temática que hasta el momento había sido ignorada. Las críticas feministas efectuadas a ese tipo de proyectos permitieron observar que el trabajo de las mujeres había estado ausente en los cálculos de los planificadores del desarrollo. A partir de entonces comenzó a considerarse que uno de los factores del fracaso de las agencias de desarrollo, para mitigar la pobreza, era consecuencia de haber focalizado la tarea en los varones. Sin tomar en cuenta el rol de las mujeres.

Desde entonces, el paradigma del desarrollo se dirigió a las mujeres desde diversos enfoques. En un primer momento, fueron consideradas como un “camino rentable” para invertir y alcanzar el desarrollo económico. Posteriormente, esta idea fue sustituida por el concepto de “empoderamiento”. Entendido como el afán de lograr revertir la subordinación de las mujeres y mejorar su autoestima. A través del fortalecimiento de la ciudadanía, con capacitaciones dirigidas al conocimiento de sus derechos. Esto condujo a que los temas “mujer” y “género”, así como el interés en las poblaciones indígenas, cobraran relevancia en los programas de desarrollo. Pues se convirtieron en tópicos prioritarios en las agendas de las entidades de financiamiento internacional.

En este ensayo realizo algunos aportes analíticos sobre las mujeres indígenas rurales organizadas a partir de proyectos de desarrollo rural y su participación en el espacio público. De manera concreta me propongo contribuir a la comprensión de los procesos organizativos e identitarios, protagonizados por mujeres indígenas rurales en el espacio público. Desde un abordaje metodológico que combina etnografía con análisis de documentos, me focalizo en la experiencia de las mujeres qom (tobas) que habitan las comunidades indígenas rurales de Pampa del Indio en la provincia de Chaco, Argentina. A través de la observación del caso de la organización “Nate’elpi Nsoquiaxanaxanapi” 3 (“Madres Cuidadoras de la Cultura Qom”). Considero un período temporal que abarca las últimas tres décadas, desde 1985 hasta 2015.

En consecuencia, en este ensayo reconstruyo la trayectoria organizativa de este colectivo de mujeres indígenas. Por un lado, coloco especial atención en las actoras e instituciones que promovieron la organización base. Y observo el desempeño de actividades que permiten comprender cómo las mujeres indígenas lograron trascender el espacio doméstico. Y así, ganar mayor presencia en el espacio público, tanto comunitario como extracomunitario. Por otro lado, exploro las tensiones entre la defensa de los derechos colectivos a la diversidad étnica y cultural y los derechos individuales de las mujeres que son expresados por las mismas indígenas al presentar sus demandas en el espacio público.

La tesis que sostiene este ensayo afirma que las mujeres indígenas de Pampa del Indio- Chaco protagonizaron procesos organizativos e identitarios. Mismos que les permitieron trascender el espacio doméstico y visibilizar sus voces en el espacio público, comunitario y extracomunitario. A través de la organización de diversas actividades de trabajo y capacitación que se enmarcaban en proyectos de desarrollo llevados adelante por ONG de tinte eclesial. Al hacerlo, la dimensión de la maternidad y la posesión de una “cultura ancestral” ganaron potencia y centralidad en sus demandas de territorio, salud y educación intercultural. Es decir, estos aspectos jugaron un papel fundamental en su construcción como sujeto político en el espacio público. Tensando la división dicotómica entre los derechos colectivos a la diversidad étnica y cultural y los derechos individuales de las mujeres. En este sentido, considero que cuando las mujeres indígenas enarbolan sus demandas en el espacio público, suelen priorizar la defensa de los derechos colectivos de los pueblos indígenas a la diferencia étnica y cultural. Y colocan en una posición subordinada la defensa de sus derechos como mujeres. Sin embargo, esto no significa que desconozcan las desiguales relaciones de género y poder en que se hallan inmersas.

 

1 El presente ensayo obtuvo el 2do Lugar en el concurso “Mujeres rurales: innovando estrategias, transformando realidades” en la versión 2019. Organizado por el Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS).

2 Anabella Verónica Denuncio, de nacionalidad argentina, es Socióloga (UBA), Magíster en Ciencias Sociales (IDES/ UNGS), Doctoranda en Ciencias Sociales y Humanas (UNQ). Becaria Doctoral en Temas Estratégicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Investigadora del Instituto de Estudios sobre Ciencia y Tecnología (IESCT) de la Universidad Nacional de Quilmes (Argentina).

3 El nombre de la organización está escrito en lengua qom (toba).

Publicado el Miércoles, 29 Abril 2020
Natalia Silva Furlani y Lidia Furlani Caballero

50 - Las potencias donde “no pasa nada”. Relatos de la vida cotidiana de las mujeres de la ladera del cerro Pie de Palo, San Juan - Argentina

Autor: Natalia Silva Furlani y Lidia Furlani Caballero
Lugar: - COM_EXPLORATIONS_EXPLORACIONES_GEOREFERENCED_OPTION_ARG
Fecha de publicación: 29, Abril, 2020
Editorial: IPDRS
N de paginas: 25
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Las potencias donde “no pasa nada”. Relatos de la vida cotidiana de las mujeres de la ladera del cerro Pie de Palo, San Juan - Argentina1

 

Natalia Silva Furlani 2
Lidia Furlani Caballero3

Has criado muchos niños Has cuidado muchos fuegos Has plantado y cosechado Has llorado en el desierto Has vivido muchas vidas Que te gritan en el pecho Donde aúllan las mujeres Que quemaron en el fuego PARA CREAR MUJER Inés Lolago4

En este ensayo queremos contar qué pasa donde parece que “no pasa nada”. Esta es una expresión utilizada por los y las pobladoras del árido sanjuanino para referirse al devenir cotidiano de la vida sin acontecimientos importantes. Desde ahí pretendemos poner en valor las narraciones de los modos de vida de mujeres para mostrar cómo sostienen la vida y tejen la comunidad a paso lento. Al igual que las mujeres del relato, nosotras también habitamos la ruralidad argentina y por eso nos permitimos hablar en primera persona. Estas narrativas nos ayudan a pensar en el desarrollo rural situado y concreto. Pensándonos desde nuestra identidad indígena ocultada creemos que, a través de ella, estas realidades pueden conectarse con las otras hermanas de las comunidades indígenas campesinas. Para hermanarnos en este ser latinoamericanas.

El llamado a la convocatoria del Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS) concede la ocasión para conjeturar respecto de la autogestión de las mujeres desde la capacidad de lucha al embate colonial capitalista. En las prácticas que aseguran la alimentación y afirman el tejido comunitario. Quien nos lea hallará una búsqueda de la identidad indígena en las prácticas cotidianas de las mujeres. Para mostrar cómo desde allí se crean vínculos basados en la reciprocidad, que permiten intercambios no monetarios entre los miembros de la comunidad. En las siguientes páginas el lector y la lectora no encontrará las crónicas memorables de la apropiación de tierras, ni la defensa de una reserva natural, tampoco la experiencia de un movimiento social creciente. Si no, narraremos la cotidianeidad de las mujeres del lugar donde nacimos y crecimos. Porque creemos en su potencia para el desarrollo.

Para presentar las ideas en torno a la autogestión de las mujeres, este ensayo se ordena alrededor de cuatro apartados. Una presentación de quiénes somos las que escribimos y desde dónde lo hacemos. Luego, planteamos una contextualización de la geografía y un breve análisis histórico sobre la conquista del territorio indígena. Posterior, desarrollamos tres relatos sobre mujeres: una mujer mitológica, una mujer contemporánea y un grupo de mujeres vinculado a una experiencia de ferias. Por último, expondremos las reflexiones, respecto al desarrollo de este trabajo.

 

1 El presente ensayo obtuvo el 1er Lugar en el concurso “Mujeres rurales: innovando estrategias, transformando realidades” en la versión 2019. Organizado por el Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS).

2 Natalia Silva Furlani, de nacionalidad argentina, es MSc. en Estudios Sociales Agrarios de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO - Argentina). Coautora de una basta producción de textos científicos en torno a la agroecología. Hasta la fecha brinda Cátedra de Planificación y Desarrollo Rural Sostenible en la Universidad Nacional de San Juan, entre algunas de sus actividades.

3 Lidia Furlani Caballero, de nacional argentina, psicóloga, maestrando en Metodología de la Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Juan y doctorando en Psicología en Universidad Nacional de San Luis. Becaria doctoral del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas). Su propuesta de tesis doctoral se vincula al estudio de la micropolítica del deseo de mujeres rurales. Actualmente trabaja en el Instituto de Investigaciones Socio Económicas (IISE) de la Facultad de Ciencias Sociales en Universidad Nacional de San Juan (Argentina).

4 Inés Lolago es autora, compositora e intérprete argentina. Para escuchar la canción “Para crear mujer” acceda a: https://open.spotify.com/track/5zBgrz0MemkyzNMzdmaxDV?si=SR6L7ZUMQYKf0ZJ-r2rwHA

Publicado el Viernes, 13 Diciembre 2019
Francisco Hidalgo Flor

49 - Comunidad Agora, barrio: pilares del levantamiento indígena – popular de octubre 2019

Autor: Francisco Hidalgo Flor
Lugar: - COM_EXPLORATIONS_EXPLORACIONES_GEOREFERENCED_OPTION_ECU
Fecha de publicación: 13, Diciembre, 2019
Editorial: IPDRS
N de paginas: 10
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Comunidad Agora, barrio: pilares del levantamiento indígena – popular de octubre 2019[1].

Por: Francisco Hidalgo Flor[2]

 

La magnitud e intensidad de la revuelta indígena – popular por la derogatoria de las medidas que llevaron a la elevación del precio de las gasolinas y del transporte público, sorprendió a todos, en primer lugar, a las élites gobernantes, que habían calculado una tibia y “manejable” respuesta desde las clases populares, y también a los sectores populares de la ciudad y del campo que se iban reconociendo en la creciente masividad y fortaleza de las movilizaciones.

Esa sorpresa y amplitud de la protesta, que llegó a copar buena parte del país, especialmente en la región andina del Ecuador, al punto de poner en cuestión la estabilidad del propio régimen de Moreno, fue la que obligó a que las clases dominantes, a regañadientes, se hayan visto obligadas a retroceder y echar abajo las medidas.

La revuelta indígena popular de Octubre es un acontecimiento aún en movimiento, por ejemplo, al momento de escribir este artículo se ha instalado un parlamento popular bajo iniciativa de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador – Conaie para discutir las propuestas de los movimientos sociales, mientras que el gobierno ha presentado una nueva ley tributaria, y reabre las reuniones alrededor de la reforma laboral.

Este levantamiento social, que “golpeó el tablero” del continuum de la transición del retorno neoliberal, marca una presencia fortalecida de las reivindicaciones populares, y tiene la virtud de evidenciar la multiplicidad de las resistencias, se hacen presentes los marginados, los excluidos, ante los impactos de más de una década de modernización capitalista.

 

[1] Ponencia presentada en el XV Seminario Internacional Gramsci – Bogotá noviembre 2019, Universidad Nacional de Colombia

[2] Sociólogo, docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Central del Ecuador, investigador de SIPAE.

Publicado el Miércoles, 04 Diciembre 2019
Magali Vienca Copa Pabón y Amy Michelle Kennemore

48 - Construcción de la justicia desde la justicia indígena: Experiencias interlegales de Inquisivi - Bolivia

Autor: Magali Vienca Copa Pabón y Amy Michelle Kennemore
Lugar: La Paz - Bolivia, Plurinational State of
Fecha de publicación: 04, Diciembre, 2019
Editorial: IPDRS
N de paginas: 16
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Construcción de la justicia desde la justicia indígena: Experiencias interlegales de Inquisivi

 

Magali Vienca Copa Pabón[1] / Amy Michelle Kennemore[2]

 

Introducción

El 19 de marzo de 2018 se inauguró un Tribunal provincial y mixto (ayllu y sindicato) de Justicia Indígena de Inquisivi, una provincia de seis municipios ubicada en el suroeste del departamento de La Paz. La creación del Tribunal es resultado de una lucha legal de las autoridades de justicia indígena para resolver un conflicto de límites de terrenos entre dos comunidades: la comunidad de Titiamaya del Ayllu Cagua y la Comunidad de Sopocari del Sindicato Agrario. Dicho conflicto – que había derivado en un proceso penal por avasallamiento- puso en cuestión las estructuras internas tradicionales dentro del Ayllu y del sindicato para resolver el conflicto, lo que impulso a las autoridades hacia la ruta de la justicia indígena para reclamar sus derechos fundamentales de ejercer la justicia según sus propias normas y procedimientos.

La herramienta principal de esta lucha fue un “conflicto de competencias”, mecanismo jurídico establecido por la Constitución Política del Estado bajo el marco de pluralismo jurídico igualitario. En un conflicto de competencia, las autoridades de la Jurisdicción Indígena Originaria Campesina (JIOC) y los jueces de la justicia ordinaria se disputan la competencia de un caso concreto.

En un contexto donde las vías formales hacia la autonomía indígena parecen parcialmente – si no casi completamente – bloqueados, el marco constitucional del pluralismo jurídico en Bolivia se ha convertido en un sitio de lucha y innovación legal por parte de muchos lideres indígenas originarios en los años recientes. En algunos casos, como el caso emblemático de Zongo, las autoridades indígenas originarias lograron desafiar las normas que delimitan severamente los derechos colectivos avanzados en la Constitución, tales como la Ley de Deslinde Jurisdiccional (Ley No 073/2010)[3], para arrebatar un proceso jurídico de características penales y ambientales a un juez ordinario.

Lo inédito del Tribunal Mixto de Inquisivi es el establecimiento de la primera instancia a nivel provincial (compuesto de varios municipios, secciones y comunidades) que es conformado por las autoridades tanto del Sindicato y del Ayllu, dos estructuras de organización político-jurídica que tradicionalmente se presentaban como distintos y hasta antagonistas. Ambas relacionadas con categorías como campesino, originario e indígena. La categoría “indígena originario campesina” (singular y sin comas) fue el resultado de debates dentro del Pacto de Unidad, una entidad representativa de amplios sectores populares como los sindicatos campesinos y las organizaciones indígenas en la Asamblea Constituyente. Según Schavelzon (2012: 93), una gran parte de la tensión se centraba en el hecho de que muchas de las organizaciones campesinas no querían dejar de ser reconocidos como aymaras o quechuas, pero tampoco querían dejar sus organizaciones sindicales o su identificación como campesinos, dado de que podría significar la pérdida de derechos que correspondía con una u otra de las categorías.

Por otra parte, hemos visto los límites que estas autoridades enfrentan al poner en vigencia su derecho a ejercer la justicia indígena. La primera barrera que enfrentan las autoridades indígenas es acceder al Tribunal Constitucional debido a las brechas legales y burocráticas que enfrentaron, sumado a la incertidumbre que viene después de su victoria legal para resolver un caso concreto.

Nuestra participación ha sido el seguimiento y documentación del caso desde que las autoridades indígena originarias plantearon el conflicto de competencias ante el Tribunal Constitucional. El motivo central de nuestra investigación es mostrar cómo en el fortalecimiento de sus luchas jurídicas las comunidades de Inquisivi construyeron nuevas instituciones indígenas propias para encarar los nuevos desafíos que enfrentan, paradójicamente, por la incorporación de estas instituciones al seno del Estado Plurinacional. Además de destacar los límites y dificultades que enfrentó el Tribunal mixto, nos interesa mostrar sus esfuerzos por construir lo propio. Usamos el concepto de “lo propio”, de los intelectuales aymaras, como esa posibilidad de pensar a partir de la identidad, así, dentro de la justicia indígena lo propio nos ayuda a demarcar aquellos “límites para avanzar” dentro la jurisdicción indígena superando las categorías de identidad/diferencia señaladas desde afuera. Al contrario de la autoidentificación o una categoría de derecho como es la de “indígena originaria campesina” señalada en la Constitución Política del Estado (CPE), la identidad se trata de lo que Fausto Reinaga (1978) llamó el “pensamiento indio”, como la voz de denuncia e interpelación contra una subordinación encubierta pero también de avanzar hacia un sí mismo. Fernando Untoja (2000), llama “lo propio” al retorno y ruptura con las categorías de identidad superpuestas desde afuera, y señala que existe una conflictividad simultánea entre lo propio y lo ajeno (ver también Copa, 2017: 59).

Por otra parte, el caso nos brinda la oportunidad de repensar el papel de intermediarios en un nuevo escenario de “diálogo de saberes” que busca alimentar nuevas maneras de articularse entre sí mismos y con el Estado.

En el caso del Tribunal Mixto, el surgimiento de estas nuevas instituciones y estratégicas de lucha jurídica dio paso a su creación a partir de una sentencia del Tribunal Constitucional que declinó la competencia a la jurisdicción indígena originaria campesina a resolver el conflicto entre la Comunidad de Titiamaya y la Comunidad de Sopocari. Con este avance, un problema históricamente construido y complejo (que el Estado no ha podido resolver) fue devuelto a la jurisdicción indígena y en su ejercicio le queda disputar y construir la legitimidad y legalidad propia del Tribunal Mixto para resolver el problema. Dentro de este proceso interno se va definir los alcances del diálogo entre sí mismos (sindicato-ayllu), para enfrentar los límites que el Estado ha ido poniendo a través de la historia y que se acumulan en un conflicto que va a mostrar estás contingencias en su propia jurisdicción.

En un contexto donde la interculturalidad y el pluralismo son ejes centrales de la construcción del Estado Plurinacional, los desafíos del uso del derecho estatal como estrategia de lucha ha sido reconfigurado.

Conscientes de la diversidad de experiencias y particularidades que se pueden presentar en cada caso, nos interesa reflexionar sobre los dilemas y tensiones que enfrenan los actores, destacando aquellos elementos y significaciones nuevas que tienen para las comunidades la incorporación del Tribunal Constitucional con sus sentencias, y sus efectos en el interior del sistema jurídico propio.

 

[1] Fue parte de la Unidad de Descolonización del Tribunal Constitucional Plurinacional como abogada constitucionalista (2012-2014), cursó la Maestría de Derechos Humanos en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, actualmente es abogada aymara independiente y miembro del comité de redacción de la revista Pukara.

[2] Candidata de doctorado en Antropología en la Universidad de California, San Diego. Tiene maestría en Antropología de la Universidad de California, San Diego (2014) y en los Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Norte Carolina, Charlotte (2012). A partir de 2014, vive en La Paz, Bolivia donde está realizando un estudio sobre el pluralismo jurídico, en el cual, en su papel como antropóloga activista, hace seguimiento de a casos concretos de conflictos de competencia entre las jurisdicciones indígenas y las del Estado por documentar, estudiar y difundir las experiencias de activismo jurídico.

[3] La Ley No. 073 de diciembre de 2010, llamada Ley de Deslinde Jurisdiccional, fue una de las primeras leyes promulgadas para garantizar el respeto constitucional al pluralismo jurídico, ya que la misma Constitución estableció que las jurisdicciones IOC están en igualdad jerárquica con las demás, siendo necesario establecer ámbitos de competencia para cada jurisdicción. En el artículo 10, que trata del ámbito de vigencia material, la ley excluye la competencia de la JIOC en delitos de materia penal, delitos contra el derecho internacional, los crímenes de lesa humanidad, delitos de seguridad interna y externa del Estado, delitos de terrorismo, los tributarios y aduaneros, delitos por corrupción, delitos cometidos en contra de la integridad corporal de los niños y adolescentes, además de los delitos de violación, asesinato u homicidio.