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Hoy (24), segunda jornada de la Plataforma Regional Sur sobre Agricultura Sostenible, le tocó el turno a la delegación brasileña, quien presentó la experiencia "Articulação no semiarido brasilero". Marcelino Lima, representante de esta agrupación, abordó temas como la complejidad de la ciudad de Recife, al nordeste del país, en cuanto a la falta de agua y de alimentos de sus pobladores, así como el monocultivo de soja en zonas fronterizas con el Paraguay.
A pesar de la imagen comercial que el imaginario colectivo se hace de la turística ciudad de Recife, sus problemas estructurales no son nada banales, de acuerdo a la situación descrita por Lima. Éste, entrevistado por Óscar Boltes -enviado especial de Radio Viva a Coronel Oviedo, donde se realiza la Plataforma- explicó las dificultades derivadas de la topografía de Recife, una ciudad árida que sufre los embates de la falta de agua. "La gente tiene que caminar kilómetros para conseguir un poco de agua", afirmó Lima.
Según el entrevistado, el Gobierno de Luiz Ignacio Lula da Silva dice tenerlo todo controlado "pero el cuadro real es muy diferente del que se proyecta".
MONOCULTIVO DE SOJA EN ZONAS FRONTERIZAS
Lima indicó que las organizaciones de base y con carácter civil luchan fehacientemente contra la posición del gobierno brasileño, que difunde el denominado agronegocio hacia límites paraguayos. "Nosotros estamos rechazando esta invasión del lado paraguayo con el monocultivo de soja, que es una forma dañina de cultivo que destruye las poblaciones", apuntó el representante del grupo brasileño, a lo que añadió quisieran que tanto los paraguayos como "los hermanos fronterizos de América Latina" sepan de esta oposición que mantienen con la cúpula política de su Estado.
PRENTENSIONES
Para Lima, la realización de estos encuentros celebrados en Coronel Oviedo, en el departamento de Caaguazú, "es un reflejo de cómo podemos construir propuestas interesantes y factibles para combatir el hambre y la sed en regiones semiáridas". Según reportó, dos millones de habitantes en el vecino país pasan hambre cada día, a pesar de las informaciones gubernamentales.
Parte de los objetivos que trae la delegación brasileña a esta Plataforma Sur es, según Lima, que estas ideas y nuevas prácticas y metodologías de producción técnica agrícola sostenible beneficien a la población pobre por ser un tipo de agricultura protectora de las semillas y las fuentes de agua.

Redacción: Leticia Álvarez

Anapo y el municipio de Fernández Alonzo llevan adelante un proyecto para que la zona Norte de Santa Cruz sea una de las más productivas de maní en el país, ya que tiene condiciones de terreno y productores (pequeños y medianos) que cultivan esta oleaginosa.
En días pasados se realizó la cosecha mecanizada de maní con el apoyo de Toyosato, empresa que llevó hacia el municipio mencionado (a 72 kilómetros al Norte de Santa Cruz de la Sierra), dos máquinas (arrancadora y despicadora) para cosechar y promover entre los agricultores a sembrar una mayor cantidad. Se tiene conocimiento que cultivan manualmente un máximo de cuatro hectáreas por familia.
Con la nueva tecnología presentada, muchos agricultores se animarían a sembrar una mayor cantidad de hectáreas, ya que lo tendrán todo mecanizado, tanto la siembra como la cosecha y el despicado.
Nelson Ojeda, coordinador para la zona Norte de Anapo, dijo que en el curso de los próximos días se sembrará maní perfilando lo que será la Primera Feria del Maní a efectuarse en Fernández Alonzo.
En esa oportunidad se tendrán parcelas en las que se harán diferentes trabajos demostrativos de lo que es el tratamiento de semilla, utilización de inoculantes, control de malezas, enfermedades e insectos, habrán paquetes tecnológicos que mostrarán las casas comerciales, con la finalidad de que se vea el manejo tecnológico con el maní.
Se anunció que se implementará un área que se llama Manejo Integrado del Cultivo, donde se sembrarán cuatro variedades de maní, dos de ciclo largo (Bayo Grande y Colorado Grande), una de intermedio (Florman) y uno corto (Guano de Oveja). Cada variedad tendrá una superficie cercana a la media hectárea. La siembra, el arrancado y el despicado, será mecanizado, sostuvo Ojeda.
Además, el pasado viernes, el Alcalde de Fernández Alonzo, Natalio Alberto, firmó un convenio con Anapo y la empresa Toyosato, para llevar adelante actividades feriales y de capacitación para los productores mediante los técnicos que serán contratados por el municipio para elevar y mejorar la producción de maní.
Es importante mencionar que Anapo ha ejecutado varios Programas de Innovación Tecnológica Aplicada (Pita) en el marco del ex Sistema Boliviano de Tecnología Agropecuaria (Sibta) en varios municipios de Santa Cruz y Chuquisaca.
Además, desde el 2001, Anapo viene desarrollando un programa colaborativo con las universidades de Georgia y La Florida (EEUU) que comprende trabajos de mejoramiento genético, purificación de variedades criollas, entrenamiento y capacitación a personal de investigación científica, tanto en Bolivia como en EEUU.
Existen otras zonas maniseras en el departamento de Santa Cruz, como San Julián, El Torno o Guarayos que tienen similar extensión de siembra de maní que Fernández Alonso, pero a las que hace falta mecanizar. Igualmente sucede con los Valles cruceños, donde se siembra una importante superficie.
El maní está siendo recomendado para rotar con especies extractivas como ser caña de azúcar, mejorando las condiciones de disponibilidad de nitrógeno, que es un elemento que demanda la caña de azúcar. Para los pequeños productores, se constituye en una fuente importante de ingresos, además de diversificación de su dieta alimentaria familiar.


APUNTAN ALTO

1]Oficialmente, según el Plan de Desarrollo Municipal (PDM) de Fernández Alonzo, se tiene datos que en dicho municipio existen entre 800 y 1.000 hectáreas cultivadas con maní, aunque los productores manejan una cifra mucho mayor, que está bordeando las 4.000 hectáreas.

2]Según datos del INE y que corresponden al año 2004, Tarija aparecía como el departamento con mayor extensión de cultivos de maní ( 30 % a nivel nacional), aunque con estas nuevas siembras que se tiene, Santa Cruz habría pasado a liderar este aspecto, seguido por los tarijeños.

*ARIANE ARPA

La agricultura es probablemente la actividad humana que más depende del clima. Nuestros abuelos miraban al cielo para calcular el momento de la siembra. Hoy, en Bangladesh, Mohammad Iliasuddin trata de seguir la enseñanza de sus antepasados pero se queja de que "desde hace varios años el clima ya no coincide con lo que esperábamos tradicionalmente". Un problema similar sufre Florence Madamu, en Uganda, que asegura que "ahora la estación seca es más larga y dura hasta finales de septiembre, y cuando llueve lo hace tan torrencialmente que el agua destruye nuestros cultivos". La evidencia científica se ha visto confirmada con los testimonios recogidos por Intermón Oxfam en los países donde trabajamos. Y el mensaje es siempre el mismo: con cambios de estación cada vez más impredecibles, lluvias erráticas y torrenciales, sequías más frecuentes y temperaturas extremas, cada vez es más difícil decidir cuándo sembrar o cosechar.
Y es que 150 años enviando gases a la atmósfera han alterado el ritmo de las estaciones y la temperatura del planeta. La ciencia nos dice que será muy difícil evitar un calentamiento de más de dos grados: el umbral hacia un cambio climático catastrófico e irreversible. La opulencia de una minoría tiene un precio demasiado alto e injustamente repartido. En las zonas templadas -donde están la mayoría de países industrializados- los inviernos más suaves y las lluvias más abundantes podrían incluso resultar favorables a la agricultura, al menos por un tiempo. Pero, cuanto más cerca del Ecuador, más acusado y dañino será el impacto.

En las regiones más castigadas las cosechas disminuyen, las plagas y enfermedades se extienden y la falta de agua mata de sed al ganado. Tres de cada cuatro personas que sufren la pobreza viven en estas latitudes y dependen de la agricultura y ganadería para su subsistencia. Los riesgos que enfrentan son demasiado altos, y su capacidad de adaptación, limitada. La producción de cereales en el África Subsahariana, casi carente de sistemas de riego, podría caer a la mitad de aquí a 2080 a causa de la sequía. Mientras, los temporales, cada vez más frecuentes en el sudeste asiático, inundarán muchos arrozales. Según un reciente estudio del Instituto Internacional de Investigación en Políticas Alimentarias (IFPRI), los cultivos de regadío serán los más afectados, entre ellos el arroz, el alimento del que dependen más personas en el mundo. El dato más alarmante es que 25 millones de niños más sufrirán malnutrición en 2050.

La combinación de peores cosechas y más población conducirá a nuevas subidas abruptas de precios en el futuro. ¿Cómo alimentar al mundo en el año 2050? Con más de 9.000 millones de personas, la mayoría en zonas muy castigadas por los cambios en el clima, el reto parece inmenso. Aunque contamos con los medios para hacerle frente sin necesidad de esperar que se produzcan avances científicos milagrosos. Es el momento de impulsar la agricultura familiar, las semillas locales y los métodos tradicionales de producción, más resistentes a los cambios. También se necesitan nuevas tecnologías, pero que respondan a las verdaderas necesidades de los campesinos y campesinas. Una de las claves consistirá en desarrollar variedades que produzcan razonablemente bien en un amplio rango de condiciones climáticas, en lugar de concentrarse en variedades altamente productivas pero que sólo funcionan en condiciones óptimas. Con métodos agrícolas más sostenibles, además, se reducirán significativamente las emisiones provenientes del cambio de uso del suelo o por el uso intensivo de fertilizantes nitrogenados.

Nuestros países ya se están preparando. Desde hace tiempo contamos con extensas redes meteorológicas y sofisticados modelos que reproducen el crecimiento de los cultivos en diferentes escenarios climáticos. Mientras, para el mundo en desarrollo, los 7.000 millones de dólares anuales que se necesitarían para adaptar la producción al clima están fuera de su alcance. Por eso necesitan apoyo. Por eso y porque además es lo justo. No son los causantes del problema -las tres cuartas partes de los gases en la atmósfera proceden de los países ricos-, pero están siendo los primeros en sufrirlo.

La financiación va a ser uno de los principales escollos a salvar en las negociaciones sobre el clima. Además de reducir primero y de manera profunda sus propias emisiones, los países ricos deben ayudar a los países en desarrollo para que crezcan de forma menos contaminante que nosotros. Y también a adaptarse a los cambios ya inevitables. El 0,1% de la riqueza del mundo industrializado sería suficiente para proteger a los países en desarrollo de las consecuencias futuras del cambio climático y asegurar un mañana más próspero, estable y seguro para todos. Pero hasta ahora el compromiso es mínimo, y los pocos pasos que se están dando pretenden obtener estos recursos de los fondos ya comprometidos para ayuda al desarrollo.

La semana pasada asistimos en Roma a una deslucida cumbre mundial sobre la alimentación. Mientras el contador de personas hambrientas supera por primera vez los mil millones -una de cada seis personas en el mundo ve violado su derecho a la alimentación-, la ausencia de los líderes de los países ricos ha demostrado una total falta de compromiso y ambición. El Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir el hambre a la mitad para 2015 parece cada vez más lejano, y se hace urgente ya definir un plan de rescate si queremos evitar el fracaso.

En diciembre, en Copenhague, tenemos la oportunidad de alcanzar las bases para un nuevo acuerdo mundial sobre el clima que sea justo y seguro. Pero el tiempo apremia. Una parte del éxito de este acuerdo se medirá en los compromisos de reducción de emisiones y en los fondos a disposición de los países en desarrollo. Pero el verdadero éxito o fracaso se contará en vidas humanas.

Por todo ello exigimos a nuestros gobernantes que actúen ya.

*Ariane Arpa es directora general de Intermón Oxfam

Ilustración de Enric Jardí

Servindi, 20 de noviembre, 2009.- La comunidad internacional realizará más inversiones en agricultura y erradicación del hambre en el plazo más breve posible, según se acordó en el marco de la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria.

El director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf, aseguró que la Cumbre significó "un paso importante para alcanzar nuestro objetivo común: un mundo libre del hambre".

Sin embargo, lamentó que la Declaración oficial adoptada por la Cumbre no indique "objetivos cuantificables o plazos específicos que hubieran facilitado supervisar su implementación".

Uno de los acuerdos adoptados en la Cumbre fue renovar los esfuerzos para alcanzar el Primer Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir el hambre a la mitad para 2015 y erradicarla a nivel mundial a la mayor brevedad posible.

Además, las organizaciones y países participantes se comprometieron a mejorar la coordinación y la gobernanza a nivel internacional de la seguridad alimentaria mundial a través de una profunda reforma del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de la FAO.

También se acordó invertir la tendencia decreciente de las inversiones nacionales e internacionales en agricultura, seguridad alimentaria y desarrollo rural en países en desarrollos e incrementar de forma significativa su porcentaje en las ayudas públicas al desarrollo.

Finalmente se decidió promover nuevas inversiones en producción y productividad agrícola en los países en desarrollo para reducir la pobreza y alcanzar la seguridad alimentaria para todos.

 Informe Panorama Social de América Latina 2009:

En 2009 los pobres en América Latina aumentarían en 1,1% y los indigentes en 0,8% en relación con el año pasado.

La actual crisis financiera que afecta al mundo provocará que 9 millones de personas caigan en situación de pobreza en la región en 2009, según el informe de la CEPAL Panorama social de América Latina 2009, presentado ayer (19).

En el estudio, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe proyecta que la pobreza en la región aumentaría 1,1% y la indigencia 0,8%, en relación con 2008. De esta forma, las personas en situación de pobreza pasarán de 180 a 189 millones en 2009 (34,1% de la población), mientras que las personas en situación de indigencia aumentarían de 71 a 76 millones (13,7% de la población).

Estas cifras indican un cambio en la tendencia de reducción de la pobreza que venía registrando la región.

Los nueve millones de personas equivalen a casi un cuarto de la población que había superado la pobreza entre 2002 y 2008 (41 millones de personas), gracias al mayor crecimiento económico, la expansión del gasto social, el bono demográfico y las mejoras distributivas, según el estudio.

El informe fue dado a conocer hoy por la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, quien destacó la urgencia de que la región trabaje en un nuevo sistema de protección social de largo plazo.

"No podemos decir que hemos echado por la borda los logros alcanzados entre 2002 y 2008.  No es un sexenio perdido.  Sin embargo, este aumento de la pobreza nos obliga a actuar: debemos replantear los programas de protección social, con una visión estratégica de largo plazo y medidas que sepan aprovechar el capital humano y resguarden el ingreso de las familias y grupos vulnerables", recalcó.

El aumento proyectado en la pobreza para 2009 retrasará el cumplimiento del  primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (erradicar la pobreza extrema y el hambre para 2015): de 85% de avance que registraba la región en esta materia en 2008 se caería a 78% en 2009.

Se espera que algunos países experimenten incrementos en sus niveles de pobreza e indigencia mayores al promedio, como por ejemplo, México, debido a la reducción del PIB y al deterioro de la situación de empleo y salarios.

La actual crisis tendría, sin embargo, un impacto inferior sobre la situación de pobreza regional al de turbulencias anteriores, como la "crisis mexicana" de 1995, la "crisis asiática" de 1998-2000  y las crisis "punto.com" y argentina de 2001 y 2002. Por ahora, la región ha logrado mantener el poder adquisitivo de las remuneraciones y bajas tasas de inflación.

Entre 2002 y 2008 se apreció una significativa reducción de la desigualdad en la distribución del ingreso en la región. En este período en siete países (de los 18 analizados) disminuyó la desigualdad, mientras que en sólo tres aumentó.

En tanto, los gobiernos de la región han realizado importantes esfuerzos por aumentar el gasto social. Entre 1990 y 2007 el gasto público social por habitante pasó de un 43% a un 60% del gasto público total promedio de América Latina.

"Esto demuestra que sí se puede crecer y redistribuir, expandir el gasto social y tener prudencia fiscal para mejorar las condiciones de la población de manera significativa. América Latina no está condenada a ser pobre ni injusta", declaró Bárcena.

Hacia el futuro, la CEPAL recomienda reformar los sistemas de protección social y adoptar medidas que combinen lo urgente con una mirada estratégica de largo plazo. Entre ellas, se debe evitar la irresponsabilidad fiscal, aumentar la carga tributaria en forma progresiva y redistribuir el gasto social, no tornar rígidos los mercados laborales y ampliar la cobertura de las prestaciones sociales.

Sobre los programas públicos de transferencias asistenciales, entre ellos los de transferencias condicionadas (PTC), la CEPAL recomienda fortalecerlos. Los PTC operan hoy operan en 17 países de la región y alcanzan a más de 100 millones de personas, es decir, más del 50 por ciento de la población de América Latina en situación de pobreza.