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Anapo y el municipio de Fernández Alonzo llevan adelante un proyecto para que la zona Norte de Santa Cruz sea una de las más productivas de maní en el país, ya que tiene condiciones de terreno y productores (pequeños y medianos) que cultivan esta oleaginosa.
En días pasados se realizó la cosecha mecanizada de maní con el apoyo de Toyosato, empresa que llevó hacia el municipio mencionado (a 72 kilómetros al Norte de Santa Cruz de la Sierra), dos máquinas (arrancadora y despicadora) para cosechar y promover entre los agricultores a sembrar una mayor cantidad. Se tiene conocimiento que cultivan manualmente un máximo de cuatro hectáreas por familia.
Con la nueva tecnología presentada, muchos agricultores se animarían a sembrar una mayor cantidad de hectáreas, ya que lo tendrán todo mecanizado, tanto la siembra como la cosecha y el despicado.
Nelson Ojeda, coordinador para la zona Norte de Anapo, dijo que en el curso de los próximos días se sembrará maní perfilando lo que será la Primera Feria del Maní a efectuarse en Fernández Alonzo.
En esa oportunidad se tendrán parcelas en las que se harán diferentes trabajos demostrativos de lo que es el tratamiento de semilla, utilización de inoculantes, control de malezas, enfermedades e insectos, habrán paquetes tecnológicos que mostrarán las casas comerciales, con la finalidad de que se vea el manejo tecnológico con el maní.
Se anunció que se implementará un área que se llama Manejo Integrado del Cultivo, donde se sembrarán cuatro variedades de maní, dos de ciclo largo (Bayo Grande y Colorado Grande), una de intermedio (Florman) y uno corto (Guano de Oveja). Cada variedad tendrá una superficie cercana a la media hectárea. La siembra, el arrancado y el despicado, será mecanizado, sostuvo Ojeda.
Además, el pasado viernes, el Alcalde de Fernández Alonzo, Natalio Alberto, firmó un convenio con Anapo y la empresa Toyosato, para llevar adelante actividades feriales y de capacitación para los productores mediante los técnicos que serán contratados por el municipio para elevar y mejorar la producción de maní.
Es importante mencionar que Anapo ha ejecutado varios Programas de Innovación Tecnológica Aplicada (Pita) en el marco del ex Sistema Boliviano de Tecnología Agropecuaria (Sibta) en varios municipios de Santa Cruz y Chuquisaca.
Además, desde el 2001, Anapo viene desarrollando un programa colaborativo con las universidades de Georgia y La Florida (EEUU) que comprende trabajos de mejoramiento genético, purificación de variedades criollas, entrenamiento y capacitación a personal de investigación científica, tanto en Bolivia como en EEUU.
Existen otras zonas maniseras en el departamento de Santa Cruz, como San Julián, El Torno o Guarayos que tienen similar extensión de siembra de maní que Fernández Alonso, pero a las que hace falta mecanizar. Igualmente sucede con los Valles cruceños, donde se siembra una importante superficie.
El maní está siendo recomendado para rotar con especies extractivas como ser caña de azúcar, mejorando las condiciones de disponibilidad de nitrógeno, que es un elemento que demanda la caña de azúcar. Para los pequeños productores, se constituye en una fuente importante de ingresos, además de diversificación de su dieta alimentaria familiar.


APUNTAN ALTO

1]Oficialmente, según el Plan de Desarrollo Municipal (PDM) de Fernández Alonzo, se tiene datos que en dicho municipio existen entre 800 y 1.000 hectáreas cultivadas con maní, aunque los productores manejan una cifra mucho mayor, que está bordeando las 4.000 hectáreas.

2]Según datos del INE y que corresponden al año 2004, Tarija aparecía como el departamento con mayor extensión de cultivos de maní ( 30 % a nivel nacional), aunque con estas nuevas siembras que se tiene, Santa Cruz habría pasado a liderar este aspecto, seguido por los tarijeños.

Dio la vuelta el mundo la noticia que el Director General de la FAO, Jacques Diouf, hizo una huelga de hambre de 24 horas (entre el 13 y 14 de noviembre) en solidariedad con las personas con hambre en el mundo.

A mi entender un gesto de solidaridad con los hambrientos altamente loable, además de responsable con el cargo que ocupa el señor Diouf. Sin embargo, es desafortunado calificar esta acción como una huelga de hambre.

Los diccionarios de la lengua española definen la huelga de hambre como el “Ayuno total voluntario para demostrar la disposición a morir si no se logran los objetivos perseguidos”. Lo que ciertamente no es el caso del acto que nos ocupa, a no ser que la duración del acontecimiento se pueda ponderar por la importancia del personaje que se somete al ayuno voluntario.

Más aún considerando que la huelga de hambre es considerado un acto extremo entre los métodos de reclamo que tienen los obreros, campesinos, pobres en general, para recibir la atención del Estado a sus peticiones. Por tanto una huelga de hambre hace a una relación sociedad civil Estado.

Han existido contadas excepciones de una relación inversa, como las de Gandhi, incluso discutibles en número y duración, pero entre las más recordadas la de 1948 (5 días) a escasos días de su asesinato.

En Bolivia se han presentado dos casos que involucran a las más altas funciones públicas, la del Presidente Siles Suazo en 1956 para defender sus políticas de gobierno y la 1984 (4 días) exigiendo a los sindicatos y al parlamento que lo dejen gobernar; el propio Evo Morales en el 2009 (5 días) contra el parlamento para que aprueben la ley electoral reformada.

En estos casos, además de la definición formal de huelga de hambre como un acto extremo que puede llevar a la muerte, habrá que introducir un criterio político que se podría proponer como una medida que permite el desempate de fuerzas cuando una de ellas se encuentra con focos de tensión que no contribuyen al desempeño de una función de gobierno.

En casi todos los casos, este tipo de actos desde el propio poder, han logrado modificar o establecer normas, recursos e instituciones importantes. Todas ellas dentro del campo de las luchas políticas y por tanto en oposición a organizaciones y grupos de poder plenamente identificados.

Sólo así podríamos diferenciar este tipo de medidas, con aquellas tan recordadas en el en nuestros países como la huelga que iniciaron cinco mujeres mineras en Bolivia, en 1977, y terminó masificándose y derrotando a las dictadura militar de Hugo Banzer.

No solamente por la formalidad del tiempo, sino también por la ausencia de algunas cualidades como la poca información sobre el planteamiento político de la FAO y los sectores en oposición a ella dentro de lo que será la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria, convengamos que aplaudimos el ayuno del presidente de la FAO, pero que éste en esencia no es una huelga de hambre.

La Cumbre Mundial de Seguridad Alimentaria que arrancará el próximo 16 de noviembre en Roma, Italia, podría ser un desperdicio de tiempo y dinero a menos que los líderes mundiales se propongan lo contrario e intervengan ahora para salvarla. Para el Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES), el Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS) y Oxfam Internacional, los gobiernos están en riesgo de tirar por la ventana una gran oportunidad para detener el hambre que afecta a más de mil millones de personas en el mundo.

La declaración final de la cumbre, acordada la noche del martes 10 de noviembre, no dice nada nuevo. El texto final enuncia que el hambre será reducida a la mitad para el 2015, pero fracasa en lograr compromisos que garanticen, tanto los recursos necesarios para alcanzar esta meta, como la rigurosa rendición de cuentas que deberían seguir los gobiernos -en el marco del Comité Mundial de Seguridad Alimentaria de Naciones Unidas- para informar sobre sus avances en la lucha contra el hambre.

A esto se suma que la promesa hecha por el G8 en julio de 2009, de entregar USD 20 mil millones para enfrentar el hambre durante los próximos tres años, parece no haber sido más que una declaración. Desafortunadamente, los pobres y hambrientos no pueden alimentarse de promesas.

Para el CLAES, el IPDRS y Oxfam Internacional, la prioridad debería estar puesta en una mayor inversión, dirigida a mejores políticas, instituciones, servicios y programas de formación que impulsen una pequeña agricultura sostenible y adaptada a los ambientes agroecológicos locales.

La pequeña agricultura permite atacar la insuficiencia alimentaria y el alto precio de los alimentos, potenciando cadenas productivas y flujos comerciales locales y regionales.  

En América Latina -donde el hambre afecta a 53 millones de personas- la pequeña agricultura es la fuente de alimentos e ingresos de alrededor de 95 millones de hombres y mujeres.  Aunque se les ha ignorado históricamente, estas personas son, además, quienes están en la primera línea del combate contra la pobreza, el hambre y el cambio climático.

La Cumbre Mundial de Seguridad Alimentaria está ignorando también a otros grupos vulnerables, como los agricultores sin tierra y los pobres que viven en las ciudades, quienes además de ayuda alimentaria de inmediata, necesitan medidas -urgentes y de largo plazo- para protección social y el desarrollo de sus medios de vida.

En ese marco, la Cumbre Mundial de Seguridad Alimentaria debería:

  • Respaldar y financiar el reformado Comité Mundial de Seguridad Alimentaria de la ONU, reconociéndolo como la plataforma política de alto nivel para asuntos de Seguridad Alimentaria.
  • Incrementar la inversión pública para la pequeña agricultura y la protección social de los países en desarrollo, como medida, tanto de lucha contra la pobreza y el hambre, como de fortalecimiento de la resiliencia ante los efectos devastadores del cambio climático.
  • Acordar un fondo -de al menos USD 40 mil millones anuales- para rescatar el Objetivo de Desarrollo del Milenio que busca erradicar el hambre y la malnutrición; y comprometerse a traducirlo en acciones y presupuestos que se adecuen a las necesidades de Seguridad Alimentaria y Desarrollo Rural, especialmente de los pequeños agricultores.

Los países en desarrollo también deben jugar un rol más importante durante la Cumbre. Una forma de lograrlo es comprometiéndose a invertir el 10% de sus presupuestos de agricultura en acciones enfocadas a combatir la pobreza y el hambre.

En América del Sur -como en otras regiones del mundo- las decisiones tomadas en la Cumbre deberían traducirse en planes de inversión y desarrollo dirigidos a fortalecer a la pequeña producción, que visualicen a las mujeres como protagonistas de la economía, que promuevan políticas específicas para zonas marginadas, apoyen tecnologías de bajos insumos y estimulen los sistemas de investigación.

Desafortunadamente, hoy día muchos países ricos siguen apostando por la fórmula del incremento de la producción de alimentos, mediante el uso intensivo de fertilizantes químicos y nuevas tecnologías. Esto podría ofrecer alivio de corto plazo a los agricultores pobres, pero no es una respuesta a los problemas estructurales que están detrás de la hambruna mundial. Tampoco es una salida sostenible y sólo condenará a los países en desarrollo a un futuro de repetitivas crisis de alimentos y mayor degradación ambiental.

Para mayor información:

Eduardo Gudynas (CLAES): Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.  Tel: (00598-2) 4030854

Oscar Bazoberry (IDPRS): Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. Tel: (00591) 72033016

Asier Hernando (Oxfam Internacional): Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. Tel: (00591) 72021339

 

 

El Banco Interamericano de Desarrollo aprobó un préstamo de US$20 millones para ayudar a pequeños productores rurales bolivianos a adoptar tecnologías agrícolas que les permitan mejorar su productividad y la producción de alimentos, así como a desarrollar nuevos emprendimientos agroalimentarios orientados a mercados.

En un comunicado, el organismo informó que la iniciativa contribuirá a mejorar los ingresos y la seguridad alimentaria de pequeños productores y productoras rurales de la agricultura familiar indígena, originaria y campesina con base comunitaria. 

En su mayoría, se encuentran en comunidades donde la pobreza afecta a más de 80% de la población y suelen tener acceso muy limitado a tecnologías modernas y sus cosechas tienen bajos rendimientos, dijo el BID.

El proyecto, que inicialmente se focalizará en 43 municipios con altos niveles de inseguridad alimentaria pero buen potencial de producción, consta de dos componentes.

El primero aportará apoyos directos (subsidios en calidad de bonos) para ayudar a los agricultores a adquirir productos o servicios tecnológicos como deshidratación de frutas, almacenamiento de doble propósito, trozamiento asistido de forraje, siembra asistida, barreras vivas, riego por goteo y riego de cobertura masiva.

El segundo, en tanto, brindará donaciones para cofinanciar planes de emprendimientos agroalimentarios que agreguen valor a la producción, aumenten el acceso a los mercados y refuercen la capacidad de gestión de los agricultores.

Se espera que al menos 80% de los receptores iniciales de apoyos obtengan una tasa de retorno mayor a 12%, que no menos de 13.600 beneficiarios adopten una o más tecnologías y que 4.000 productores participen en alguno de los emprendimientos seleccionados.

El financiamiento consiste en un préstamo de US$14 millones del capital ordinario del BID a 30 años de plazo, con un período de gracia de seis años, y un préstamo concesional de US$6 millones del Fondo de Operaciones Especiales del Banco, a 40 años de plazo.

Tarija  -  Bolivia.- El viceministro de Desarrollo Rural y Tierras, Víctor Hugo Vázques, anunció que el Estado invertirá 26 millones de bolivianos, en 16 municipios del chaco y 32 del occidente boliviano, para aplacar los efectos de la sequía en zonas agropecuarias, declaradas en emergencia (D.S. 29770).

 "La sequía afectó considerablemente a 16 provincias del Chaco tarijeño, Chaco chuquisaqueño y el Chaco cruceño; además de otras 36 provincias del occidente, en los departamentos de Oruro, Potosí y La Paz, poniendo en riesgo a 634.000 cabezas de ganado vacuno en el Chaco y más de 1.900.000 cabezas de ganado vacuno, ovino y camélido en el altiplano boliviano", informó la autoridad.

El Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras gestiona recursos para emergencias; frente a este fenómeno solucionando el almacenamiento de agua, a través de asistencia de cisternas, provisión de forraje para los animales, maquinas picadoras, insumos veterinarios para atención de urgencia del ganado y otros.

A través del Ministerio de Biometría y Aguas, ejecutan 61 millones de bolivianos, para resolver la parte alimentaria y atacar la falencia de agua para los animales.

Entre las medidas estructurales está la implementación y construcción de atajados, rehabilitación de pozos de agua y asistencia técnica para los productores. Paralelamente los técnicos verificarán la pérdida de cabezas de ganado.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) trabaja para atender el problema de la sequía, con el primer proyecto de emergencia instando para atender a las zonas damnificadas y declaradas en emergencia.

La falta de agua se convierte en una problemática general, ya que al no existir este recurso se estaría afectando a la producción agrícola y de forrajes para la crianza del ganado y animales, los cuales indirectamente atacan a la alimentación de consumo humano y del ganado.

El dilema, dijo, es producto del calentamiento global, de los cambios climáticos y la contaminación, es la consecuencia de la ruptura entre la ciencia y naturaleza, "(...) lo que hace que se reflexione sobre la convivencia con la naturaleza y cómo garantizar el futuro de las generaciones".

El problema podría provocar a mediano plazo, la inseguridad alimentaria, en la medida que los cambios climáticos afectarán a todos los productos alimeticios. "En este sentido se debe hacer el buen uso del recurso agua y de esta forma garantizar la producción de alimentos", dijo.

La autoridad informó que se está en constantes reuniones entre las diferentes instancias y cooperaciones internacionales, para solucionar el problema de financiamiento para la atención a los sectores en emergencia

Las tareas inmediatas son la provisión de alimentos y el abastecimiento de agua potable para lo cual se impulsan la construcción de atajados, construcción de pozos y otras alternativas. Asimismo, el Viceministro informó que existe otra amenaza en el oriente boliviano, como son las intensas lluvias e inundaciones, que podrían afectar a extensas zonas productivas de este sector del país.

INTERVENCIÓN

El proyecto de emergencia para actividades agropecuarias en el Chaco boliviano llega a los municipios de Charaña, Gutiérrez, Lagunillas, Camiri, Boyoibe, Cuevo, Entre Ríos, Monteagudo, San Pablo de Hacareta, Villamontes, Carapari, Yacuiba, Villa Vaca Guzmán, Machareti y Huacaya.

Se realizará intervenciones con la provisión de agua, alimentos para el ganado, insumos veterinarios, infraestructura para agua y asistencia técnica en producción pecuaria con un presupuesto de 9.918.240 bolivianos.

El proyecto de emergencia es una respuesta a factores climáticos adversos, que afectan severamente a 32 municipios de La Paz, Oruro y Potosí. Este plan beneficiará a los municipios de Achocalla, Achacahi, Comanche, Corocoro, Charaña, Nazacara, Carabuco, Aucapata, Chuma, San A. de Machaca, Jesús de Machaca, Tihuanaco, Guqui, Desaguadero, Luribay, Colquencha, Sica Sica, Ayo Ayo, Patacamaya, S.P. de Curahuara, Papel Pampa, Chacarilla, Catacora, Sgto. de Machaca, Laja y Pucarani.

En el occidente se realizaran intervenciones de previsión de agua, alimentos para el ganado, insumos veterinarios, infraestructura para agua y asistencia técnica en producción pecuaria con un presupuesto de 17.518.000 bolivianos.