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Chile: “Un territorio sin agua, es un territorio sin vida”

 

 

 

 

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En la segunda sesión del “8° Encuentro internacional por la tierra y territorio en Sudamérica. En tiempos de COVID-19”, se desarrolló un diálogo sobre los principales problemas afrontados en el contexto chileno. Participaron los autores del capítulo Chile del Informe 2020 Acceso a la tierra y territorio en Sudamérica y la representante de la Unión de Agua Potable Rural de Petorca.

Rodrigo Faúndez Vergara de Fundación Comunes, explicó que un tema primordial que se relaciona con el acceso a tierra y a territorio, es el acceso al agua. En el año 2020 y 2021 se registró como uno de los años más secos para Chile. El agua como recurso básico para la población no fue accesible en tiempos de pandemia. 

Desde el ámbito político – social, Faúndez mencionó la revuelta popular de 2019, como un hecho que generó un cambio trascendental para Chile, y que dio cabida al proceso constituyente del año 2020, para cambiar desde el aparato legislativo la constitución chilena establecida en 1980 ,desde el régimen de dictadura de Pinochet y que por más de 30 años se mantuvo reforzando el modelo de privatización de tierra y agua. 

La demanda que dio curso a la revuelta popular fue acabar con esa constitución política de la dictadura, según Vergara. Durante el 2020 se incentivó la campaña del plebiscito para que se pueda redactar una nueva constitución, esta petición ganó con 80 %. En paralelo, se vivió la pandemia y la agudización de un plan político de derecha, por el estado de decepción constitucional producto de la pandemia, esta fue una estrategia para coartar la posibilidad de que hubiera manifestaciones sociales. Según Faúndez, la cuarentena fue efectiva para algunos sectores privilegiados, “...la fortuna del presidente Piñera creció más de 20 veces” argumentó. 

Entre algunas de las acciones importantes de la pandemia se destacan las ollas comunes, los comedores populares, una articulación campo-ciudad mediante el ejercicio de comercio justo, para promover la compra de alimentos en varios barrios como concepción, esto benefició sin duda a los pequeños productores. 

En cuanto al tema de tierra, en el año 2020 se tomaron muchos terrenos mapuches, la zona de Wallmapu siguió resistiendo al monocultivo concentrado en dos grandes fortunas, cerca de 2.000.000 hectáreas. Otro hecho importante fue la huelga de hambre en solidaridad a los presos políticos mapuches, para la liberación del machi (autoridad ancestral) Celestino Córdova, que fue apresado a raíz de la violencia en el territorio “...violencia fascista, racista y colonial” por la defensa al derecho de autodeterminación, comentó Faúndez.

Catalina Huerta de Fundación Comunes complementó el diálogo sobre la situación de Chile. En cuanto al tema de acceso a tierra, comentó que durante el 2020 se reconocieron fondos para entregar a los pueblos indígenas, sin embargo, se propuso entregar dinero en reemplazo de tierras, además, Huerta señaló que tan solo el 8 % de presupuesto para el acceso a la tierra y territorio, fue ejecutado ese año. 

Sobre los conflictos identificados en 2020 Huerta mencionó “...nos dimos cuenta que fueron la inseguridad y la nula soberanía alimentaria que hay en el país”, con la pandemia se mostró la dependencia alimentaria de otros países. 30 años atrás en la zona norte de Chile se cultivaba trigo, legumbres, y otros alimentos tradicionales y culturales, que actualmente son exportados a Canadá y en menor medida a Argentina.

Actualmente Chile depende del 70 % de importaciones para cubrir las necesidades de consumo. La crisis hídrica y sanitaria se potenció con la pandemia, la escasez de agua fue un conflicto, principalmente para las comunidades que no tienen acceso “...ni siquiera para consumir es suficiente, para lavarse las manos era imposible”, comentó Huerta. 

Otro hecho importante fue el traspaso de terrenos a una granja China, a pesar de que por convenios estaba destinado para agricultura familiar. La comuna afectada era San Nicolás, ubicada al sur de Chile, a raíz de esto se realizó una gran movilización y por la presión social lograron anular el convenio con China.

En cuanto a acciones campesinas, se identifica la elaboración de un manifiesto por la agricultura familiar campesina. En las crisis las organizaciones campesinas evidenciaron su rol tan fundamental, principalmente por la ayuda a las ollas comunes y el abastecimiento para la alimentación de la población. Otro hecho importante, fue “Trawun”, un evento que se realizó a raíz de la violencia racista contra los mapuches, como un evento solidario y reivindicador. Huerta comentó que la lucha contra empresas forestales e hidroeléctricas se mantuvo en todo 2020, ya que hay una presión del gobierno chileno por apresurar los convenios extractivistas. 

Entre algunas propuestas destacadas, Huerta identificó el decreto para viabilizar el acceso al agua en la provincia de Petorca, un territorio que defiende y lucha por el recurso hídrico. Otros hechos fueron la implantación de un sistema de monitoreo local de cuencas, las normas que se propusieron para el reconocimiento del pueblo Chango, la promulgación del reglamento sobre servicios sanitarios y rurales, entre otros. 

Para cerrar el diálogo de Chile, María Inés Catalina Espinoza de la Unión de Agua Potable Rural de Petorca comentó que para ellos la problemática principal fue el tema hídrico, ella trabaja con su organización y las comunidades para crear conexiones y redes que den acceso al agua a todos los hogares. La Unión de Agua Potable Rural de Petorca trabaja desde hace más de 15 años con el objetivo de colectivizar el agua y denunciar a las empresas que acaparan este recurso. Espinoza reflexionó sobre el conflicto hídrico y el acaparamiento del recurso por parte de las empresas, algo que dificulta el acceso al agua para las personas de la comunidad “...se supone que el agua es para las personas y los árboles”.

Sobre el tema de agricultura comentó que el agua es un recurso básico, la escasez del 2020 generó conflictos “...la tierra se está muriendo porque no tenemos agricultura, las abejas están muriendo”, también habló del rol de las abejas para la polinización y la importancia de su vida para obtener buenos frutos “...no tenemos buenas cosechas, porque la tierra está más muerta que viva”. Antes utilizaban agua superficial para el trabajo agrícola, pero la escasez de agua llevó a la extracción subterránea a través de bombas, pero que no resulta tan efectiva. La falta de lluvias afectó de gran manera a los cultivos, “...la vida de una es sobrevivir, pero si no tenemos agua no podremos hacerlo” concluyó Espinoza.

La mesa del diálogo chileno evidencio la carencia de uno de los recursos más vitales para la humanidad, el agua. A pesar de que los gobiernos a través de la pandemia recalcaban la importancia de las medidas de bioseguridad, la comunidad de Petorca es una muestra de que mientras las necesidades básicas no sean cubiertas, es muy difícil afrontar una crisis pandémica, ya que las prioridades para la población son otras. Por otro lado, la escasez de agua y la falta de lluvias puede hacer alusión a la crisis climática que están afrontando varios países, pero eso no es el punto focal, la privatización del recurso hídrico no solo vulnera el derecho al agua para las poblaciones, sino que beneficia a los sectores privados y a las grandes empresas, el agua está siendo acaparada para la minería, agroindustria e implementada para el monocultivo. Las comunidades mapuches no solamente están siendo desplazadas de forma violenta, la escasez de agua las obliga a abandonar su espacio, ya que un territorio sin agua es un territorio sin vida, tal como lo mencionaba María Inés Catalina Espinoza de la Unión de Agua Potable Rural de Petorca, de esa forma es que las comunidades son desplazadas de forma pasiva, a través de la necesidad. 

Un hecho importante a resaltar, es que los modelos extractivistas avalados por los Ministerios no pararon en la pandemia, de hecho, significaron una estrategia de agilización. Por otra parte, la falta de comunicación en estos casos dio pie a que no se respete un derecho fundamental que es la consulta previa, el ejemplo fue la comunidad de San Nicolás.

Por otro lado, cabe analizar la presencia de Asia, específicamente de China en los tratados y convenios sudamericanos. Al igual que Chile, países como Argentina y Bolivia están afrontando acuerdos con China que fragilizan los avances en temas de acceso a tierra y territorio, además de significar un riesgo para la flora y fauna a través de la implantación de modelos agroindustriales y ganadería intensiva.

En el tema social y político, la revuelta popular de 2019 demostró la necesidad chilena por un cambio estructural, si bien el objetivo de la movilización no fue en un inicio el cambio constitucional, sino la presión para expulsar a Piñera del poder, la nueva constitución resultó en un incentivo para la movilización chilena. Sin embargo, la pandemia tuvo un rol apaciguador y las movilizaciones no pudieron continuar por la cuarentena, un punto desfavorable para todo el pueblo chileno y en general sudamericano. A pesar de esto, en las comunidades hubo resistencia y movilización, la necesidad de defender los derechos y el territorio no cesaron en la pandemia.   

La pandemia no solo evidenció el papel de los sectores campesinos para la producción de alimentos, también demostró las lógicas de solidaridad y apoyo mutuo presentes en las colectividades, el diálogo urbano-rural demostró nuevas lógicas para los sistemas alimentarios y la resiliencia de los sectores populares.