El pasado 9 de octubre, Rosalba Velasco, representante legal de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), motivó el conversatorio “Situación y agenda de las organizaciones indígenas en Colombia” en oficinas del Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica –IPDRS, en la ciudad de La Paz.
Rosalba inició la conversación explicando que la ACIN o la región norte denominada como CXHAB WALA KIWE (gran territorio), está conformada por 19 cabildos indígenas, la mayoría de ellos constituidos como resguardos indígenas, y que a su vez, forman parte del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC). Se refirió a la historia de la organización indígena que recuerda sus orígenes en un ámbito intercultural, junto con la Asociación Nacional de Usuarios del Campo (ANUC), y desde el movimiento indígena juvenil que proponía revitalizar la cultura y recuperar el territorio, en la década de los setenta del siglo XX.
El esfuerzo organizativo ha centrado en (re) construir el “gobierno propio”, a través de los planes de vida y tejidos (mujer, educación salud, comunicación, defensa de la vida, justicia y armonía, y económico ambiental), y un permanente proceso formativo, en estos ámbitos, para las diferentes etapas de la vida y respecto a una construcción propia de la sociedad. Rosalba reconoce que han sido los pueblos indígenas los primeros en movilizarse por sus derechos, y en los últimos años se han plegado diversos sectores sociales, así la participación social en los acuerdos de paz ha sido fundamental, no obstante a que la confusión y contradicciones, hayan dicho no a la consulta por la paz en 2016.
Resultó muy interesante, para quienes la escuchábamos, comprender la restitución de autoridades tradicionales indígenas, como una etapa de transición en la que la espiritualidad tiene un papel importante, pues “lo propio” y su ejercicio, es un proceso de deconstrucción de lo externo y lo impuesto a los pueblos indígenas. En este camino y en el ejercicio de la gobernabilidad propia, han empezado a retomar los nombres propios, por ejemplo, para que los consejeros de los cabildos indígenas sean nombrados como Thuthenas (en lengua propia) deben concebirse como tales, llevan la voz del colectivo, la palabra y la propuesta. En ese sentido, también puede entenderse su propia historia de vida y su actual cargo como representante legal de la ACIN, que en lengua propia sería Thace tegnas, la persona que cuida la riqueza.
La construcción del gobierno propio incluye ámbitos esenciales de la vida, por ejemplo, el educativo. Rosalba explicó que el sistema educativo empieza en el embarazo, con una serie de rituales y procesos que encaminan a la persona hasta la muerte, y no pueden reducirse a los años de escolaridad formal que reconoce el Estado. En ese sentido, si bien el Estado colombiano les ha otorgado los presupuestos en estas competencias, al no comprender su cosmovisión, pues los recursos no son suficientes.
Entre las reflexiones que Rosalba ha tejido en su estadía en Bolivia, explica que el sentido de la pertenencia, se debe a la formación permanente, y se pregunta, ¿Qué sentido de pertenencia se construye con los jóvenes y las mujeres en los territorios indígenas en Bolivia? Pues la educación no es un ámbito en el que haya avances suficientes en el marco de la autodeterminación de los pueblos, sino desde una política intercultural que proviene del Estado.
Además, respecto a su propia historia y la de las mujeres indígenas, advierte que ellas han participado de todos los procesos, pero “no están nombradas, están invisibilizadas”, y es necesario reivindicar el nombre propio de las mujeres. Así como se lucha por la reconstitución territorial, las mujeres indígenas luchan por “reconstruirse a sí mismas”, de todas las discriminaciones y vejaciones de las que han sido sujetas. Rosalba afirma que su recorrido como autoridad indígena no ha sido fácil, “abrí camino para otras” afirma, y nos deja la certeza de que sus enseñanzas tendrán eco en los presentes y en las organizaciones que tienen la fortuna de tenerla de referente.