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La Organización No Gubernamental (ONG) Oxfam, en su capítulo Francia consagrado a la lucha contra el hambre, pidió hoy aquí medidas concretas de la ministerial del Grupo de los 20 (G20) de París a fines de junio.

  El responsable de Oxfam para cuestiones agrícolas en Francia, Jean Cyril Dagorn, declaró a la prensa que la situación con los alimentos se agudiza en el mundo como consecuencia de un período de sequía devastador.

Los desafíos son inconmensurables y estamos viendo de forma directa un problema derivado del cambio climático, por lo cual lanzamos a la comunidad internacional varios llamados de alarma, argumentó Dagorn.

Por su integración y probable capacidad para actuar en representación de buena parte de la humanidad, el G20 es una de las esperanzas ante una situación que Oxfam calificó de dramática y sin perspectivas de solucionarse en el corto plazo.

Los ministros de Agricultura del G20 se reunirán en esta capital los días 22 y 23 de junio para intentar dar respuestas encaminadas a enfrentar con determinación otra crisis alimentaria que ya tiene carácter inminente.

En un análisis de Oxfam titulado Cultivar un futuro mejor, la explosión de la pobreza a partir del incremento de los precios de los alimentos avizora una tragedia, particularmente en países de Africa subsahariana, América Central, Mongolia y Sri Lanka.

Si no se adoptan medidas audaces y compromisos reales de los ricos, en los próximos 20 años seguirán elevándose los precios de los alimentos entre 80 y 160 por ciento, adelantó la ONG.

Todo esto sin tomar en cuenta al detalle las amenazas que constituye el calentamiento global de la atmósfera, sentenció.

Un sistema alimentario mundial en crisis y los efectos del cambio climático están echando por tierra décadas de avance en la lucha contra el hambre, según se desprende de un nuevo informe hecho público hoy por Oxfam. La escalada del precio de los alimentos y las crisis alimentarias que se suceden constantemente en diferentes regiones del mundo arrastrarán al hambre a millones de personas más en los próximos años, a no ser que transformemos la manera como producimos y compartimos los alimentos.

El nuevo informe "Cultivar un futuro mejor" identifica los síntomas del sistema alimentario defectuoso: crece la población que sufre hambre, no aumenta el rendimiento de las cosechas, hay una lucha por la tierra fértil y el agua, y en los próximos años seguirán al alza los precios de los alimentos. El informe advierte de que hemos entrado en una nueva era de crisis donde el agotamiento de los recursos naturales de la tierra y los impactos del cambio climático, que crecen en número y en intensidad, arrastrarán a más millones de personas al hambre.

  • Una nueva investigación de Oxfam predice que el precio de los alimentos básicos como el maíz, ya hoy en su punto más alto, aumentará más del doble en los próximos 20 años. La mitad de este aumento se deberá al cambio climático. Los más afectados serán las personas más pobres del planeta, que gastan hasta el 80% de sus ingresos en comida.
  • Ocho millones de personas, la gran mayoría mujeres y niños, se enfrentan a la escasez crónica de alimentos en el Este de África. El aumento de las crisis regionales y locales podría significar que las peticiones de ayuda alimentaria en los próximos 10 años se multiplicaran por dos.
  • Hacia el año 2050 la demanda de alimentos se incrementará en un 70%, y sin embargo la capacidad para incrementar la producción de alimentos está en descenso. La tasa de crecimiento promedio en el rendimiento de las cosechas se ha reducido a casi la mitad desde 1990 y está previsto que se reduzca a menos del uno por ciento en la próxima década.

Oxfam lanza hoy una nueva campaña mundial donde aboga por un mundo donde todo el mundo tenga suficiente para comer hoy y siempre. CRECE, la campaña de Oxfam, pondrá al descubierto aquellos gobiernos cuyas políticas equivocadas están sosteniendo este sistema alimentario roto y también pondrá al descubierto el poderoso y pequeño grupo, entre 300 y 500 compañías, que se benefician de la situación y hacen presión política para mantener el status quo. Por ejemplo:

Comercializadores: Cuatro compañías  controlan la comercialización de la mayoría de los alimentos en el mundo. Tres de estas compañías, Archer Daniels Midland, Bunge y Cargill, controlan aproximadamente el 90 por ciento del comercio mundial de grano. Sus actividades contribuyen a la volatilidad de los precios de los alimentos y eso los beneficia. Durante el primer trimestre del 2008, en el apogeo de una crisis global de precios de alimentos, las ganancias de Cargill aumentaron en un 86 por ciento y la compañía va ahora camino de conseguir su año más rentable en base a las futuras interrupciones en el suministro mundial de alimentos.

India y Guatemala

Guatemala: es el caso paradigmático de la desigualdad aplicada al sistema alimentario. Mientras que uno de cada dos niños menores de cinco años sufre desnutrición crónica, cifra que se eleva al 70% entre los niños y niñas indígenas, el 80% de la tierra productiva está en manos del 8% de la población. Una élite minúscula que se enriquece con cultivos para la exportación mientras que los niños no tienen acceso a alimento suficiente y de calidad. En el otro extremo, el 5,6% de los niños sufren obesidad, la mayor parte de ellos concentrados en la ciudad.

India: A pesar de duplicar el tamaño de su economía entre 1990 y 2005, el número de gente hambrienta en la India se incrementó a 65 millones (más de la población de Francia) porque su desarrollo económico excluyó la pobreza rural y los esquemas de protección social fallaron en la tarea de protegerlos. Hoy en día, una de cada cuatro personas hambrientas en el mundo vive en la India.


Estados Unidos: Las políticas de biocombustibles en  EE.UU. hacen que en 2010 casi el 40 por ciento de la producción de maíz de EEUU fuera a parar a los motores en lugar de a los estómagos. El grano necesario para llenar el tanque de gasolina de un todoterreno con biocombustibles es suficiente para alimentar una persona durante un año.

Oxfam ha dado respuesta a las crisis de alimentos en los últimos 70 años. Ahora está haciendo un llamamiento a los gobiernos, especialmente al G20, para liderar la transformación hacia un sistema alimentario más justo y más sostenible a través de la inversión en agricultura, la valoración de los recursos naturales del mundo, una mejor gestión del sistema alimentario y pidiendo igualdad para las mujeres, que producen la mayor parte de los alimentos en el mundo. Asimismo también pide al sector privado que cambie el modelo de negocios hacia uno donde las ganancias no se consiguen a expensas de los productores pobres, de los consumidores y del medio ambiente.

CRECE, la campaña de Oxfam, cuenta con el apoyo de personalidades como el ex presidente Lula de Brasil, el arzobispo emérito Desmond Tutu y la actriz Scarlett Johansson.


El ex presidente de Brasil, Lula da Silva, ha afirmado: "No podemos esperar más. Los líderes políticos y las compañías globales deben actuar ahora para asegurar que todo el mundo puede tener cada día comida en su mesa. No hay excusas. Tenemos la capacidad de alimentar a todo el mundo en el planeta ahora y en el futuro. Si hay voluntad política no podrá negársele a nadie su derecho humano fundamental de no pasar hambre."

El director ejecutivo de Oxfam,Jeremy Hobbs, ha afirmado: "Durante demasiado tiempo los gobiernos han puesto los intereses de las grandes empresas y de las élites poderosas por encima de los siete mil millones de personas, nosotros, quienes producimos y consumimos los alimentos. La reunión de este año en Francia de los líderes del G20 debe poner en marcha la transformación de nuestro sistema alimentario mundial."

"El G20 debe invertir en los 500 millones de pequeños agricultores en los países en desarrollo, los cuales ofrecen el mayor potencial para incrementar el rendimiento agrícola mundial, y deben ayudarles a adaptarse al clima cambiante. Deben regular los mercados de las materias primas y deben reformar las políticas defectuosas de biocombustibles para mantener el precio de los alimentos bajo control.", añade Hobbs.

"Los gobiernos deben garantizar además que las mujeres, quienes producen la mayoría de los alimentos del mundo, tienen los mismos derechos sobre la tierra, los mismos recursos y las mismas oportunidades que tienen los hombres. Las mujeres productoras con iguales derechos podrían alimentarse a sí mismas, a sus familias y hasta a 150 millones de personas más", afirma Hobbs.

El arzobispo Desmond Tutu ha afirmado: "Muchos gobiernos y muchas empresas se resisten al cambio por hábito, ideología o porque buscan beneficios personales. Depende de nosotros, de ti y de mí, que los persuadamos, al elegir alimentos producidos de forma justa y sostenible, al reducir nuestra huella ecológica y al unirnos a Oxfam y otras organizaciones para exigir un cambio."


La embajadora mundial de Oxfam, Scarlett Johansson, ha afirmado, "Compartir alimentos es uno de los placeres de la vida. A escala mundial, no compartimos de manera justa. Cerca de mil millones de personas se acuestan con hambre cada noche. El hecho es que el sistema alimentario mundial está fallido. Todos nosotros, desde Kentucky hasta Kenia, merecemos tener suficiente comida para alimentarnos. Es por esta razón que me uno a la campaña de Oxfam, CRECE."

Por el Cuadragésimo Segundo Aniversario de la Suscripción del Acuerdo de Cartagena, la Secretaría General de la Comunidad Andina ha publicado, en formato digital el "Compendio de Series Estadísticas de la Comunidad Andina 2011".

El compendio presenta un total de 17 temas, los cuales están divididos en cinco grandes grupos entre los que se encuentran: estadísticas de comercio exterior (Comercio exterior de Bienes y Servicios); estadísticas macroeconómicas (Cuentas Nacionales, Monetaria y Financiera, Balanza de Pago, Inversión Extranjera Directa, Precios y Remesas); estadísticas sectoriales, (Agropecuario, Energía, Transporte (aéreo, acuático y terrestre), Minería y Petróleo y Turismo); estadísticas ambientales y estadísticas demográficas y del mercado laboral (Población, Demografía y Mercado Laboral). Además presenta un resumen ejecutivo sobre todos los temas del Compendio con gráficos estadísticos. 

 

El presidente uruguayo declaró en su programa radial que el dinero que se recaude con las nuevas cargas fiscales será destinado a mejorar la infraestructura del país. Mujica mencionó que se necesitan de manera urgente obras en los caminos, puertos y vías férreas.

Según el mandatario, a los propietarios de los establecimientos rurales de más de 2 mil hectáreas se les puede "pedir algún aporte adicional" ya que son "los más grandes beneficiarios de este fenómeno de crecimiento que ha tenido el país".

"Subir algo la exigua tributación de la tierra, pagar tres o cuatro dólares más por hectárea en las grandes superficies no es ninguna hecatombe o descalabro", ni "ningún cambio profundo de las reglas", sostuvo Mujica quien indicó que Uruguay "tiene una tributación bajísima para la tierra".

Advertido de que el plan podría generar críticas desde distintos sectores, Mujica aclaró que el Poder Ejecutivo tiene "muy claro" que no debe afectar el ánimo inversor que se mueve "tras el afán de la rentabilidad".

Sin embargo, la polémica igual se instaló. Incluso, dentro de la fuerza gobernante, el Frente Amplio. Los ministros de Agricultura, Tabaré Aguerre, y de Economía, Fernando Lorenzo, declararon que nunca fueron consultados acerca de esta propuesta. En tanto, el vicepresidente Danilo Astori señaló que "no hay que ver en esto ningún peligro de alteración significativa (de la política económica)".

El diputado Alfredo Asti dijo que la suba de impuestos "puede afectar el clima de confianza, previsibilidad y coherencia de las políticas fiscales, tributarias y macroeconómicas del país".

Desde el sector agrario también le apuntaron al presidente. El presidente de la Federación Rural, Miguel Bidegain, consideró que la propuesta "no es seria y deja muchas dudas", recordando "la fuerte inversión" que realizaron los empresarios del campo. Además, llamó a que cualquier plan de este tipo sea dialogado y adoptado por consenso.

Foto: Telám

FUERTE SUBA DEL VALOR DE LOS CAMPOS, SEGUN LA BOLSA DE ROSARIO. Llegan hasta 15.000 dólares la hectárea. El precio acompaña el alza de los granos.

La soja lo hizo. El potente negocio que gira alrededor de ese cultivo provocó una fuerte revalorización del principal activo con que cuenta la Argentina: sus tierras agrícolas. Desde 2001, según un estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario, el valor de los campos registró un aumento en dólares superior al 120% . Así, las más de 31 millones de hectáreas que hay en producción pasaron a valer la friolera de 155.000 millones de dólares, el equivalente a 42% del PIB . O más del dinero que se necesitaría para cancelar la deuda externa, ubicada hoy en US$ 127.000 millones.

Los datos sobre cuánto cuesta la superficie que este año aportará una cosecha de casi 100 millones de toneladas y 30.000 millones de dólares en exportaciones fueron calculados por los economistas rosarinos multiplicando la superficie sembrada en la campaña 2009/10 (algo más de 31 millones de hectáreas) por unos 5.000 dólares, el precio promedio por hectárea. Es que, según su ubicación y aptitudes productivas, el valor de un campo puede variar significativamente, desde menos de 1.000 dólares a picos de 16.000 dólares en las mejores zonas agrícolas.

Es el caso de la llamada zona maicera (donde, en realidad, hoy abunda la soja), ubicada entre el sur de Santa Fe y el norte de Buenos Aires. Allí, la cotización de la hectárea agrícola pasó de unos 4.000 dólares en 2000 a unos 15.000 dólares en la actualidad.

Pero como la divisa se depreció cerca del 70% desde entonces, el análisis partió de un valor base para principios del milenio de 6.800 dólares por hectárea. "El incremento real habría sido de 121%", determinaron los expertos.

Las cifras coinciden con las que publica la inmobiliaria especializada Compañía Argentina de Tierras. Para 2010, la firma calculó que en los partidos de Salto, Pergamino o Rojas los precios de los campos promediaban los 15.500 dólares en marzo pasado. Solamente en un año, habían aumentado más de 20% en dólares.

El fuerte crecimiento de la soja en el esquema agrícola argentino tuvo que ver mucho con esta revalorización. En 2000/01, el poroto ocupaba menos del 40% del área sembrada, mientras que ahora su participación trepa a más del 58%.

Pero el informe de la Bolsa aclara que "el valor de la tierra aplicada a otros cultivos no se ha incrementado tanto". Esto explica por qué el promedio nacional es apenas una tercera parte del costo de la mejor tierra agrícola.

"El precio de la tierra depende, fundamentalmente, del precio del bien que produce esa tierra. Y esto se puede ver claramente teniendo en cuenta el precio que tenía la soja en 2000/01, cuando su valor FOB llegaba a 160 dólares, contra alrededor de los 500 dólares o más a que cotiza en los últimos tiempos", razonó el trabajo.

El alto valor de la tierra agrícola ha sido un argumento muchas veces utilizado por el Gobierno para desacreditar los reclamos del agro. Según el razonamiento, no tienen razones las quejas de un chacarero de 100 hectáreas del sur santafesino por el hecho sencillo de que dispone de un capital cercano al millón y medio de dólares, lo que a los ojos de cualquier mortal lo convierte en un millonario.

Sin embargo, según diferentes estudios, en un año de excelentes precios como el actual, la rentabilidad del sector productor (antes de impuestos) se podría ubicar entre 3.000 y 4.000 millones de dólares. Es decir, el retorno que recibe el sector equivale a 2 a 2,5% del valor de la tierra que cultiva.