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La discusión es tan vieja como el periodismo, o incluso más. ¿Qué merece ser conocido por el público, y por tanto transmitido por los informadores? Las teorías al respecto se amontonan, desde la cuestionablemente atribuida al británico George Orwell es noticia aquello que alguien no quiere que se publique— hasta la tesis de Miguel Ángel Bastenier sobre la necesidad de que cualquier texto periodístico contenga al menos una de las tres D: drama, dinero y diversión. Pero las mujeres de la bisoña agencia Notimía pretenden desafiar estos cánones.

"Un periodista ordinario, en su crónica de un acto indígena, probablemente dejaría fuera el ritual que se celebró al inicio. Pero para nosotros eso es un hecho central, y es importante contarlo. Porque el mero hecho de realizarlo es un acto político de reafirmación de la identidad de ese pueblo", explica Guadalupe Martínez, nahuatl de México. Junto a un grupo de unas 300 mujeres de un centenar pueblos distintos, Martínez pretende sumar la perspectiva femenina a esa visión de y para los indígenas (y afrodescendientes). Es la ambición de Notimía, una agencia de noticias todavía en fase embrionaria surgida del empuje de "comunicadoras" así se definen— de toda América Latina ansiosas por aportar otro punto de vista.

"En estas reuniones se habla mucho de género, pero en la sala de conferencias solo vi fotos de hombre en la pared", apunta Martínez en la ONU. Ella y otras tres compañeras estuvieron en Roma (Italia), cubriendo el Comité de Seguridad Alimentaria, una asamblea de Naciones Unidas sobre la alimentación. "No queremos ser una agencia común", agrega la quechua Nidia Bustillos, de Bolivia. "Buscamos hablar de cosas cotidianas que para muchos no son noticia, pero que son el pan de cada día de millones de mujeres indígenas y afrodescendientes".

En Roma, entrevistaron a altos cargos de la ONU, a representantes indígenas y a expertos de distintos ámbitos, centrándose en especial en la apropiación de tierras, un problema que afecta a numerosos colectivos en América Latina. "Solo en México, por poner un ejemplo, hay más de 500 conflictos abiertos", señala Martínez.

Por eso han intentado, según dicen, comprender cómo funciona el sistema de Naciones Unidas y los foros en los que la cuestión indígena puede hacerse oír. Es la forma de que los casi 900 millones de personas que integran estos pueblos originarios puedan saber qué oportunidades tienen de defender sus causas y sus maneras y conocimientos ancestrales. Y tienen mucho que apportar, dice Martínez, por los "millones" de años de experiencia y sabiduría atesorada en torno a la relación con el entorno y la producción de alimentos. "Aquí [por el Comité] vemos hablar de alimentación a gente que no plantó una lechuga en su vida", ironiza.

No es la primera cobertura internacional de Notimía, pese a que aún no tienen claro cómo se estructurará el trabajo, en el que la mayoría participa a tiempo parcial. Antes fueron a la sede de Naciones Unidas en Nueva York, en una odisea financiera. Para pagar el viaje compraron un coche con intención de sortearlo, pero al final casi acaban perdiendo dinero, y tuvieron que buscar fondos en otro lado. Por eso, creen que es importante elaborar un plan de negocio, aunque hay mucho por decidir. "Creemos que no podemos cobrar lo mismo por nuestro servicio a una pequeña emisora indígena que a un gran medio", expone Martínez.

Lo que sí tienen claro es que no quieren depender de subvencionses. "Si nos autogestionamos, vamos a tener más libertad para hacer lo que queremos, que es dar voz a personas que no salen a la palestra", argumenta Bustillos. Noimía lleva siete meses en marcha, y sus impulsoras se enorgullecen de las 145.000 visitas que acumula su página web. Su ambición es ofrecer contenidos de texto, imágenes, radio y vídeo en los distintos idiomas propios, además de en español. Información hecha por y para mujeres indígenas, en un proyecto que ha cristalizado a base de ganas y empuje desde las primeras reuniones hace ya cuatro años. "Entonces nos dijimos: no sabemos cómo hacerlo, pero vamos a aprender", recuerda Martínez. Y ya están en marcha.

FUENTE: EL PAÍS