Foto: Mundo Agropecuario
Juan Wahren, investigador y director de los Grupos de Estudios Rurales y de Movimientos Sociales en América Latina, del Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires, el 1 de mayo brindó una charla en la serie de Conversaciones sobre el Covid-19 y el mundo rural en el Facebook del Movimiento Regional por la Tierra y Territorio, esta vez sobre la situación en Argentina.
Wahren inició mostrando un momento marcado por la incertidumbre que conlleva la pandemia global y la caída del precio del petróleo. Esta situación presenta el desafío de analizar las cosas sin certezas o explicaciones rápidas, y cuestionar las herramientas teóricas, analíticas y políticas que usaremos para enfrentarla, y luego, poder explicarla, reflexionó el investigador.
En Argentina se estableció la cuarentena y aislamiento obligatorio, ni bien se hallaron casos en el país, incluso antes que otros países de América Latina y Europa, en coherencia a una política de prevención; por ello, hasta el momento no ha colapsado el sistema de salud, ni en los servicios privados, públicos o sindicales. Respecto a las zonas rurales, todavía no se han masificado los casos como en algunas ciudades.
La pandemia se extiende en territorio argentino, cuando este país ya se encontraba en una importante crisis, un proceso inflacionario bastante grave, y donde el confinamiento disminuye mucho más las capacidades productivas y eleva los precios de los alimentos. Tal situación, según Wahren, mostraría cómo los mundos rurales, campesinos e indígenas, tienen mucho que aportar y se debería valorizar mucho el trabajo que realizan en la producción de alimentos, y cuya provisión, resulta menos costosa que las grandes cadenas de comercialización de alimentos.
Existen algunas experiencias de articulación y muestras de solidaridad desde las organizaciones campesinas e indígenas, con sectores urbanos populares, no obstante, las dificultades que suponen el confinamiento impuesto. Además, estas mismas organizaciones rurales que persisten en la producción de alimentos, han denunciado la continuidad de las actividades extractivas, fumigaciones de glifosato a monocultivos en función a la exportación de commodities de soja y maíz. Si bien la actividad minera había sido detenida, el “lobby minero” logró retirar la cuarentena al sector, y los obreros retornaron a subordinar su fuerza de trabajo a la megaminería.
Entonces, el tiempo de la pandemia exalta más todavía, la clara disputa entre quienes sostienen la producción de alimentos y quienes mantienen el extractivismo, pese a las medidas gubernamentales tempranas de prevención sanitaria.
Wahren enfatizó en que la producción de los alimentos para proveer a las ciudades, adquirió una importante y creciente fuerza desde la lógica de la producción agroecológica, es decir, la producción orgánica, sin agrotóxicos, con la preservación de semillas nativas, y en busca de una comercialización justa. Por lo tanto, una clave en este duro contexto, será “la reconstrucción de esos territorios insurgentes, la construcción de comunidad y soberanía alimentaria y agroecología”. Además, esta crisis pone sobre el tapete la discusión sobre el qué comemos, cómo producir alimentos, cómo se comercializan y distribuyen. Este no era un debate de las grandes mayorías, hace notar Wahren, ahí es precisamente donde el movimiento campesino tiene mucho que aportar, a la crisis global y a la crisis nacional.
En el día internacional de la lucha de los trabajadores, 1º de mayo, el investigador Juan Wahren, saludó el trabajo de campesinos e indígenas, y explicó que esta charla se constituye en un aporte para la lucha y el cambio social.
Revive la conversación junto a Juan Wahren: https://www.facebook.com/MovTierraTerritorio/videos/614767829121596/