Una mesa conformada por Iremar Ferreira, miembro del Instituto Maderaira Vivo, Carmelo Peralta, investigador del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado - CIPCA y Roger Carvajal, ex director del Instituto SELADIS, afirmó que los Andes y la Amazonía son una unidad, responsabilizando a toda la sociedad sobre su preservación y defensa.
El brasilero Iremar Ferreira, afirmó que la Amazonía es territorio en disputa, no obstante viene reproduciéndose en un tejido de relaciones basada en la reciprocidad, entre la cultura y la naturaleza, que se ve alterado por diferentes formas de intervención como lo ha sido la Iniciativa de Infraestructura Regional Sudamericana – IIRSA, acompañado de diversos mecanismos que imponen una lógica de desarrollo y progreso que confunde a las poblaciones. Este tipo de proyectos de infraestructura y generación de energía, incide incluso en la legislación y en el cumplimiento del marco legal, pues las licencias ambientales se hacen según los intereses de las empresas y sectores públicos, con la ausencia de comités y plantes de gestión de cuencas, explicó el activista de un proceso de resistencia a la Hidroeléctrica en el río Madera.
Ferreira explicó que se aplican diferentes mecanismos de opresión incluso apelando al “interés nacional”, sin condiciones de seguridad y expoliando territorios y personas. Según su análisis, impera aún un etnocentrismo exacerbado respecto a la Amazonía y sus poblaciones, un espacio en el que se viviría una ausencia de gobierno, y donde las empresas mandan, y las instituciones actúan en torno a estos intereses, y en muchos casos, criminalizando líderes sociales.
Los caminos posibles que este tipo de instancias en resistencia visualiza frente a las tensiones del desarrollo en la Amazonía y cambio climático, es el trabajo colectivo y la construcción de la comunidad. “La mayor revolución que podemos hacer en el siglo XIX es producir alimentos sanos, para nosotros y para quienes viven con nosotros”, afirmó el activista. Dentro de las alternativas que se gestan en la resistencia amazónica, como varios actores invitados, se ha mencionado a la agroforestería y la generación de energías renovables justas; además, Ferreira mencionó que su bandera de lucha, respecto a las hidroeléctrica se lograr que se declaren a los ríos como sujetos de derechos.
El investigador boliviano Carmelo Peralta realizó una caracterización del modelo de desarrollo sostenible, en disputa a otro tipo de concepciones y formas de desarrollo en la Amazonía. En cuanto a las alternativas de desarrollo resaltó la capacidad de resiliencia de los sistemas agroforestales. Posteriormente, comentó algunas políticas implementadas sin la creación del Instituto de Investigaciones científicas de la Amazonía boliviana, ausencia que limita las posibilidades de identificar mayores rubros productivos respecto a la intención de incorporar agresivamente cultivos de producción intensiva y extensiva de parte de instancias públicas y privadas, a partir del avance de la frontera agropecuaria correlativo a la consolidación del sector agroindustrial.
La alerta que Peralta, se refirió a los procesos de consulta que deben hacerse a todos los actores que intervienen en el desarrollo agropecuario y forestal, y principalmente, a las mayorías campesinas e indígenas de la región. Por otra parte señaló que es necesario integrar la conservación ambiental en toda propuesta de desarrollo.
El biólogo Roger Carvajal se refirió a la posible afectación del bioma amazónico por cultivos introducidos para la producción de agrocombustibles, explicó que todavía impera una visión antropocentrista que afirma el dominio de la naturaleza que se confronta con otras visiones que intentan sacar adelante la idea de que los humanos forman parte de la naturaleza, y se deben asumir roles respecto a su conservación, aprovechamiento y recuperación. Carvajal afirmó que, gracias a la revalorización de los conocimientos ancestrales, la ciencia recién entiende que el suelo está vivo y sus acciones deben considerar que la tierra es un sujeto de derechos.
La Amazonía es la segunda fuente de vida y agua en el mundo, no obstante, existe una corresponsabilidad en su reproducción. Los Andes y la Amazonía son una unidad, afirmó el biólogo. La Amazonía permite la movilidad del agua y detiene la desertificación de una gran parte de la región, sin embargo, últimamente lo hace con mucha dificultad y con bastantes sequías de por medio. Esta situación no sería otra cosa que el impacto del extractivismo de recursos naturales, al respecto, Carvajal aclaró que “el extractivismo es una degeneración de las actividades extractivas, con bajo procesamiento destinado a la venta en el exterior y con afectación a la naturaleza”.
En coincidencia con la inquietud de Carmelo Peralta, Carvajal explicó que es muy necesario un Instituto de biodiversidad, que pueda plantear programas de servicios y programas de bienes de biodiversidad, y que vale la pena dar la oportunidad al conocimiento científico para mostrar los potenciales de la Amazonía, y no reducir las opciones a los monocultivos para agrocombustibles, que a fin de cuentas subemplea la fuerza de trabajo y la tierra de campesinos e indígenas.
Las tres presentaciones y propuestas suscitaron muchas reflexiones de parte del público, compuesto por instituciones, y principalmente, organizaciones sociales y productivas. Se valoró en gran medida la experticia, no obstante, también se interpeló a los especialistas sobre el nivel de generalidad de sus afirmaciones y la necesidad de confirmar sus datos y valoraciones en terreno y junto a las familias y productores.
Algunos de los criterios vertidos se refirieron a las posibilidades que la agricultura brinda para las familias respecto a la falta de una política agroalimentaria que resguarde los mercados locales de la introducción de maíz y arroz transgénico desde el Brasil. Por ejemplo, los productores de arroz generan un producto que puede llegar a 12 bolivianos por kilo, que compite inviablemente al kilo de arroz brasilero que cuesta 5 bolivianos. Por otra parte, respecto a la insistencia de los ponentes por el desarrollo de las actividades de recolección para la conservación del bosque, una productora increpó que en el caso de la castaña, la temporada de recolección sólo dura 3 meses al año, y así, no se puede garantizar la seguridad alimentaria de las familias.
Esta diferencia de criterios y desencuentro de lógicas muestra el complejo contexto que vive el norte amazónico boliviano, similar a otras zonas amazónicas en el resto de Sudamérica, donde también se viven procesos dificultosos de interculturalidad y disputas importantes por los recursos naturales, la tierra y las opciones de desarrollo.
Resaltamos la capacidad de las organizaciones por identificar el problema que implica la desarticulación entre diferentes actores que pueden analizar y aportar a ver las mejores opciones para el desarrollo rural amazónico. El Foro Andino Amazónico es una oportunidad por reunir a instituciones públicas, privadas y organizaciones de la sociedad civil, se tiene la expectativa de contar con la presencia de la Autoridad de Bosques y Tierras (Bolivia) – ABT, y se harán los esfuerzos para que las conclusiones del evento resuenen en las instancias de decisión pública.