La monopolización de los medios de comunicación, el difícil acceso de los pueblos indígenas a la tierra, las decisiones políticas concentradas en un solo poder dejando de lado a estos sectores y el déficit en educación y salud, son el cotidiano vivir en Guatemala, aspectos que con el pasar de los años han dificultado el trabajo y la libertad de los medios de comunicación comunitarios y alternativos.
Sin embargo, la Federación Guatemalteca de Escuelas Radiofónicas, por sus siglas, FGER, lleva adelante desde hace 52 años un labor encomiable de acceso de información, debate, opinión e incidencia para los pueblos indígenas, de tal forma que pueden profundizar y hacer prevalecer sus derechos a través de estos medios.
“Es muy difícil acceder y trabajar en una radio comunitaria alternativa, porque en Guatemala existe un monopolio que no permite democratizar el espectro radiofónico y casi todas las frecuencias están concentradas en pocas manos y eso limita el acceso de los pueblos indígenas y los pueblos originarios a los medios de comunicación comunitarios”, asegura Walter Cuc periodista y miembro de la de la FGER.
Walter Cuc periodista y miembro de la de la FGER.
Cuc llevó adelante una charla en la ciudad de Guatemala en el marco del denominado intercambio “Juventud rural y acceso a tierra: estrategias, articulación y comunicación para la incidencia”, organizado por la plataforma de la ILC, ALC y PROCASUR, y en el que participó el Instituto Para el Desarrollo Rural en Sudamérica (IPDRS).
A finales de los años cincuenta, surge la necesidad de conformar una instancia que coordinara actividades conjuntas de varias emisoras católicas, educativas y culturales en Guatemala con el fin de alfabetizar y evangelizar a las poblaciones en su mayoría del área rural y les brindara asesoramiento y apoyo en su trabajo radiofónico. Por lo que el 9 de agosto de 1,965 fundan la Federación Guatemalteca de Escuelas Radiofónicas.
“Por ello, es muy importante el trabajo de los medios alternativos comunitarios, porque esto implica ser la voz del pueblo, ser quien de su lugar a los pueblos y quien ayude a generar propuestas, opinión y promover los derechos humanos a través de este medio “, agrega el periodista comunitario con una reconocida trayectoria en Guatemala.
Encaminar ese trabajo durante 52 años no ha sido fácil, ya que el área de influencia de estas radioemisoras fue de las más afectadas durante el período del conflicto armado interno de Guatemala, desde 1960 hasta 1986. En esta dura época, imposible de olvidar, la mayoría de las víctimas fue producto de políticas de tierra arrasada y combates en la región occidental de la Franja Transversal del Norte, a mediados de la década de 1970 se encontró petróleo en la región, lo que provocó intensos combates en el área.
Muchos pobladores de áreas rurales aún recuerdan lo sucedido, y entre lágrimas y luchas de reivindicación, esperan mejores días con un verdadero acceso a la tierra, respeto a sus derechos y la inclusión en políticas de estado.
Por ello, es relevante la participación de estos medios de comunicación alternativos y comunitarios, enfatiza Cuc. “Ha sido duro para todos nosotros, porque durante ese conflicto interno han sido asesinados 12 de nuestros compañeros. Hubo censura, hubo represión, e inclusive nuestras instalaciones fueron tomadas por el ejército de Guatemala” .
Pero pese al riesgo, la censura y las limitaciones de acceso para los pueblos, esta red de emisoras comunitarias continúa con su trabajo y promueve la participación de los indígenas y el respeto por sus derechos.
“Pese al riesgo en este trabajo y los esfuerzos que conlleva, debemos ser la voz del pueblo”, finaliza Cuc.