Nuevamente, el conflicto agropecuario argentino está en todos los medios de comunicación. Sin embargo, hay vida más allá de la "Mesa de enlace", que solamente nuclea a propietarios de grandes extensiones de tierra en las zonas más fértiles del país.
Aunque muchos políticos y dirigentes no lo quieran recordar, Argentina cuenta con más de 3.800 kilómetros de longitud, divididos en 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Significa que el país no termina en las tierras fértiles y altamente rentables de Santa fe o Entre Ríos, sino que, en el norte, la frontera internacional está ubicada en Chaco, Formosa, Salta, Jujuy y Misiones. Y allí también hay argentinos que intentan vivir de lo que produce la tierra y del agro sin un mínimo subsidio provincial ni mucho menos nacional.
Estas cinco provincias están entre las más pobres del país, con los niveles de analfabetismo y mortalidad infantil más altos de todas las provincias. Sin embargo, para el Gobierno nacional parecería que no existen, están fuera del mapa político que les toca gobernar.
Frente a la ausencia del Estado, los campesinos de Formosa (como así también los de Jujuy y Santiago del Estero, quienes se han unido conformando el Frente Nacional Campesino), hartos de la corrupción de los gobernantes formoseños y del avance del devastador modelo sojero sobre sus tierras, se unieron conformando el Movimiento Campesino de Formosa (Mocafor).
"Nuestro movimiento empieza a tomar forma en la década del 90. Los primeros intentos de organización comienzan en julio del 95. Y el Mocafor se constituye ya plenamente el 28 de febrero de 1999", explica Benigno López, líder del movimiento.
No obstante, las raíces de este movimiento, son las Ligas Agrarias, fuertemente arraigadas en el nordeste argentino. "Quienes fueron miembros de ese movimiento son parte del inicio del Mocafor y actualmente los sobrevivientes siguen estando. Tenemos una importante presencia de gente de origen guaraní y de descendientes de paraguayos. Podemos decir que el Mocafor está integrado por pequeños productores agropecuarios, con escasas hectáreas de tierra, por obreros rurales que son campesinos sin tierra, y por algunas comunidades de pueblos originarios", agrega López.
El trabajo del Mocafor se centra en 3 cuestiones básicas. Primero, la reivindicación en el acceso a la tierra y la garantía de tenencia, que actualmente es precaria. También está la cuestión productiva, ya que afirman que el sistema económico fue exterminando el modelo productivo tradicional del campesino.
"Respecto de esto salimos a reivindicar la necesidad de contar con bancos de semillas, de combatir lo transgénico, que lo vemos como el invasor que nos desplaza, nos quita la tierra, envenena el medio ambiente, y que es producido por la concentración de la riqueza en muy pocas manos, en detrimento de lo que proponemos nosotros que es distribución de la tierra, de la producción, una producción sana y un consumo sano", sostiene López.
Y por último, pero no por esto menos importante, es la cuestión social. El sector campesino-indígena en todo el país, y en Formosa en particular, es víctima del actual sistema de salud, educación, vivienda. El mayor abandono en cuestiones de salud se da en el campo.
Entre estas cuestiones, está el tema del agua y el complicado acceso a la misma, fundamentales para la continuidad de la producción agropecuaria, ya que ellos se reconocen como productores medios o pequeños no por la cantidad de hectáreas, sino por los niveles de producción de esa tierra.
Como en muchas otras regiones argentinas, en el oeste de Formosa el agua no abunda por las pocas precipitaciones que se registran. Para peor, la poco agua que hay se ha visto perjudicada por malas decisiones políticas.
Tal es el caso del Bañado La Estrella, en donde la reconstrucción de la ruta provincial Nº 28, ha generado un desequilibrio ambiental afectando la normal ocupación y producción zonal por falta de pasturas, y un gran empobrecimiento ambiental. Además, al no poseer grandes reservorios de agua, artificiales o naturales como puede ser un lago, el riego por parte del campesino se hace imposible. Por lo tanto, la sequía y sus graves consecuencias son inminentes.
Otro tema que no puede dejarse de lado para los campesinos del Mocafor, son los desmontes que se vienen realizando sin ningún control desde la década del `90.
La primer empresa en llegar a la región fue Liag S.A., una empresa australo-canadiense que se instaló en el centro-oeste de la provincia. Esta empresa utiliza el agua de los canales que supuestamente eran para las comunidades indígenas de la región.
Por otra parte, Benigno López denunció: "Si siembran soja es para justificar, porque hay sembradíos de soja o algodón que no se han cosechado. ¿Eso es extraño no? Es probable que en algunos de estos campos existan pistas clandestinas de aterrizaje, por ejemplo. La concentración excesiva de la tierra está muy ligada a la actividad mafiosa regional".
Junto con los desmontes y los negociados misteriosos, llegan los desalojos de las tierras, y es aquí donde entre en juego la presión del Mocafor.
Sin embargo, López explica que su objetivo final es la Soberanía Alimentaria, a través de la propiedad colectiva, planificación de la producción, auto abastecimiento, venta de excedentes, valor agregado. Pero reconoce que están en una "etapa de inicio, de transición, que tienen muchas deficiencias y que les falta mucho para llegar al objetivo".
Si bien están lejos de alcanzar su máximo objetivo, están logrando pequeños pasos que los acercan a la propiedad colectiva, como ser la conformación y legalización de siete cooperativas para tener el título de propiedad de tierras a través de dicha herramienta legal.
El Movimiento de Campesinos de Formosa no es solamente una unión de trabajadores rurales que pide mejoras laborales, sino que también debe lidiar con las presiones del gobierno provincial.
Y como siempre, los sectores religiosos no están exentos de colaboración hacia el gobierno. "Las iglesias evangélicas que son apéndices del poder político, también hacen trabajos de inteligencia y fragmentación en las comunidades aborígenes particularmente", resalta López.
Formosa es un ejemplo que demuestra que los gobernantes de turno no quieren -o por lo menos no es lo más importante en su mandato- erradicar la pobreza y el analfabetismo.
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