Una comitiva mapuche, también integrada por juristas y activistas, arribó este jueves hasta la Corte Apelaciones de Santiago para presentar una acción judicial que tiene por objetivo impugnar la decisión del Consejo de Ministros, organismo que a la postre le dio luz verde al proyecto Central hidroeléctrica Doña Alicia en marzo pasado.
El recurso de protección fue elevado por la comunidad mapuche Benancio Huenchupán, de Curacautín (Región de La Araucanía), quienes exigen que la iniciativa energética se vaya de su territorio ancestral. Esto porque no se realizó la debida consulta previa, libre e informada tal como lo establece el Convenio 169 de la OIT. Además, argumentan que el proyecto impactará duramente en las aguas del río Cautín, cuyo curso de agua es de especial simbolismo para su cultura pues allí habitan espíritus tutelares que son parte de la cosmovisión de su cultura.
El Werkén (mensajero) de las comunidades afectadas, Alberto Curamil, expresó que “todos somos parte al igual que los ríos, lo cerros y el entorno que nos rodea como mapuche, tal como lo ratificáramos en un reciente encuentro a orillas de este río. Creo que hemos dado la pelea en todos los frentes y cada uno de los espacios para ir frenando este tipo de intromisiones en nuestro territorio. Porque no podemos aceptar que nos vengan a decir que aquí no hay comunidades ni afectación, ¿entonces porque y para qué están los nombres de los lugares en nuestra lengua justo aquí donde pretenden intervenir? pienso yo que están allí para que lo defendamos”.
La cuenca que planea intervenir una empresa española es un territorio con un alto valor socioambiental, que después de un trabajo de años ha comenzado a recuperarse aún con la fragilidad y la vulnerabilidad que lo atraviesan. A pesar de que la firma interesada manifestó que no habría una afectación ambiental de especies endémicas declarando la no existencia de ellas, los ciudadanos aseguran haber identificado gran cantidad de flora, aves, mamíferos, reptiles, hongos, peces y anfibios que no están considerados en el estudio, los que serían altamente dañados.
El río Cautín comprende a lo largo toda la ciudad de Curacautín y también es una zona que ha conocido de cerca las consecuencias de la explotación irracional de su naturaleza, una zona que de a poco, con la ayuda de muchas personas y organizaciones sociales, ha comenzado a armonizar las actividades económicas y culturales que una restauración y conservación del entorno ambiental pueden entregar.
Todos los que habitan en el territorio desean actividades productivas que garanticen la protección y preservación de los altos ambientales y culturales. En este escenario, el proyecto “Central Hidroeléctrica Doña Alicia” confronta absolutamente esa voluntad y no aborda las contradicciones que tiene con las aspiraciones de los que viven y trabajan ahí.
La región necesita un espíritu democrático que avale procesos de construcción y ordenamiento para una planificación territorial que termina siendo alterada por una decisión unilateral que contiene un proyecto que impone una necesidad de lucro y posterga la multiplicidad de usuarios y visiones culturales, e ignora los esfuerzos institucionales por defender la zona, por ejemplo con la ampliación de la Reserva de la Biósfera “Araucarias” y su posterior aprobación por UNESCO, que será afectado por un inversionista ajeno a la región.
Artículo original disponible en: http://goo.gl/ij6CcX