Participarán motivando el debate de esa mesa del foro Alberto Acosta, en su momento presidente de la Asamblea Constituyente del Ecuador, intelectual, político y activista consecuente de ese país que escribió ya varios libros y tiene muchas propuestas sobre dicho paradigma. De Bolivia estarán intelectuales de gran valía, recorrido, aportes y compromiso genuino con la temática y con los movimientos sociales que la inspiran, como son Xavier Albó y Silvia Rivera Cusicanqui (Premio nacional de Ciencias Sociales 2015, la última), compartiendo con el joven investigador oriental Fernando Heredia, quien aportará con la perspectiva desde tierras bajas.
La reflexión y debate sobre esta temática se reabre desde la perspectiva democrática en la discusión de ideas que promueven la academia universitaria vía el Posgrado en Ciencias del Desarrollo de la Universidad Mayor de San Andrés (Cides-UMSA), junto con entidades privadas de investigación, acción y desarrollo como son las organizaciones no gubernamentales (ONG) Cipca (Centro de Investigación y Promoción del Campesinado), Tierra, y el IPDRS (Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica), junto a otras similares de países andino amazónicos de la región. Se lo hace en momentos en que de manera notoria —después de una inicial febril promoción gubernamental, sobre todo en ámbitos internacionales—, las actuales administraciones de Ecuador y Bolivia han bajado la intensidad y se podría decir que en los hechos abandonaron su tratamiento proactivo y peor su implementación, reflejando que sobre asuntos como el vivir bien, la Madre Tierra y otros de similar significado, una cosa es la teoría, el discurso y la letra, y otra, muy diferente, el soslayo, la marginalización o la práctica contradictoria.
Es necesario avanzar en el esclarecimiento de un concepto paradigmático y de vasto alcance, significación y esperanza de regeneración del pensamiento y el accionar por una nueva vida aquí y en todas partes, contribuyendo a un mejor decurso de las poblaciones en busca de satisfacer sus necesidades y realización, sin reincidir en las aberraciones que en materia de producción y desquiciamiento en el consumo caracterizan a la sociedad y la etapa que vivimos.
Si se advierte solamente el tratamiento y la práctica oficial de los gobiernos de Ecuador y de Bolivia con relación a esta temática, se puede sacar la conclusión de que no es más que cosmética o versión capitalista ligth, igual o de menor envergadura que diferentes opciones y modalidades del sistémico desarrollo humano sostenible, por lo tanto, lejos de cualquier esfuerzo alternativo al desarrollo convencional, y también de aspiraciones como las del “socialismo del Siglo XXI” y del “socialismo comunitario”, entendiendo que ya nos movemos en el reino del vivir bien cotidianamente, como reza la propaganda de cada programa, actividad y proyecto en curso.
Pero a todas luces que ello sería simplista, maniqueo y arbitrario. Queda pues esclarecer si realmente se trata de un concepto de inspiración y práctica de sociedades, culturas y civilizaciones ancestrales indígenas, cuya huella, se dice, que estaría inscrita por ejemplo en Nueva crónica y buen gobierno del cronista de extracción indígena Guamán Poma de Ayala, o que más bien, como piensan otros, se trataría de una propuesta posmoderna de ideólogos e intelectuales indígenas de la actualidad, muy importante y rescatable, pero sin ese cordón umbilical con el remoto pasado, que más bien representaría la sustitución del legado que heredamos y asimilamos sobre el ayllu y el pacha, de los que paulatinamente se menciona y estudia menos cada día.
También amerita penetrar con mayor rigor a verificar si, como se difunde, el vivir bien es un paradigma indígena universal, que con otras denominaciones expresa el imaginario de naciones y pueblos indígenas del orbe, o por lo menos de la geografía que refiere al Abya Yala. En el caso de nuestro país, si solamente refleja cosmovisiones de tierras altas y del mundo andino, o, si por el contrario, también encarna la visión de naciones y pueblos indígenas de todo el Oriente, Chaco y Amazonía en las tierras bajas, observando similitudes y diferencias o especificidades. También si se trata solamente de imaginarios que hacen relación al pasado, pero que se han ido perdiendo y desechando, o existen espacios, ámbitos y experiencias que mantienen o donde perviven el pensamiento y la práctica del vivir bien.
En fin, queda por estudiar la relación del vivir bien con el mercado, o si su núcleo exclusivo corresponde a mecanismos de don, reciprocidad, redistribución, solidaridad, complementariedad; igualmente, el formato y los contenidos de esa relación armoniosa de la producción y el consumo masivos humanos con la naturaleza, los recursos naturales, con la acumulación de capital con base en el extractivismo y el rentismo, y cuáles son los nuevos cánones, valores y parámetros que implican realmente cambiar y optar por una nueva vida, por humanizar nuestra existencia y darle verdadero sentido, asumiendo una nueva racionalidad, no la tomada simplemente del renacimiento y la ilustración eurocéntrica.
Por supuesto, no caemos en la ingenuidad de que en el referido foro para septiembre, se abarcará y absolverá todo lo planteado y más, pero es seguro que se retomará la temática con seriedad, profundidad y responsabilidad, esclareciendo algunos elementos, abriendo nuevas interrogantes; pero no hay otra opción en el camino del conocimiento y de las Ciencias Sociales que las aproximaciones sucesivas a la realidad y a las utopías.
*José Nuñez del Prado es investigador y docente del Posgrado en Ciencias del Desarrolo (CIDES) de la UMSA, una de las instituciones que conforma la Plataforma del Foro Internacional Andino Amazónico de Desarrollo Rural.