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El director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Jose Graziano da Silva, ha declarado este martes que los precios de los alimentos podrían reducirse en 2012 debido a una contracción en el crecimiento mundial, aunque no se espera que se produzca una gran caída.

Graziano da Silva, que acaba de sustituir al senegalés Jacques Diouf al frente de la FAO, explicó que se espera que continúe la volatilidad en los mercados de alimentos y que cada vez más gente estará en riesgo de padecer hambre debido a la inestabilidad económica.

   "Los precios no seguirán creciendo como en los últimos dos y tres años, pero tampoco se hundirán. Puede haber algunas reducciones, pero no drásticas", explicó en rueda de prensa. Los precios de los alimentos en el mercado mundial alcanzaron su pico en febrero, aunque desde junio se han ido reduciendo debido a una mejora de las cosechas y ante la falta de recuperación económica.

   Graziano da Silva señaló que no espera que la crisis de deuda que afecta a Europa disminuya la financiación de proyectos de la FAO, debido a que las donaciones de los países suponen un porcentaje tan reducido de sus respectivos PIB que no cree que se recorten.

   Aunque sí que destacó que la crisis económica puede dejar a más personas en situación de malnutrición. "Tenemos que trabajar más, con más gente hambrienta, más gente desempleada y necesitamos nuevas formas de atenderles", señaló.

   El nuevo secretario general de la FAO destacó que la principal prioridad serán los países pobres, con África a la cabeza y especialmente el norte de este continente. Graziano da Silva señaló que pretende visitar este año el Cuerno de África, donde la sequía y los enfrentamientos armados llevaron a la ONU a declarar el pasado verano el estado de hambruna en algunas zonas de Somalia.

   Graziano da Silva, exresponsable de la FAO en Latinoamérica, pretende reducir la burocracia y los sueldos de los altos cargos y descentralizar las actividades de la agencia en sus tres años y medio de mandato.

El brasileño José Graziano da Silva asumió el 1 de enero la dirección general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y sucedió al senegalés Jacques Diouf.

Da Silva es el octavo director general de la FAO y su mandato se prolongará hasta el 31 de julio de 2015; el anterior director, Jacques Diouf, ejerció el cargo durante 18 años.

El brasileño de 61 años de edad es Licenciado en Agronomía y Master en Economía y Sociología Rural por la Universidad de San Pablo, y Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Estatal de Campinas.

Desde el 2006 se desempeñaba como subdirector general de la FAO y representante regional para América Latina y el Caribe.

Llega a la jefatura de la FAO tras una destacada trayectoria profesional vinculada a la seguridad alimentaria, la agricultura y el desarrollo rural.

En su curriculo resalta su contribución como ministro extraordinario de Seguridad Alimentaria y Combate al Hambre de Brasil, cartera responsable de implementar el programa Cero Hambre.

Con esta labor logró sacar a 24 millones de personas de la pobreza extrema en cinco años y reducir en 25 por ciento la subnutrición en Brasil.

Da Silva es un reconocido defensor de la cooperación Sur-Sur y autor de 25 libros sobre asuntos agrarios y rurales, entre otros temas.

El destacado economista fue elegido con una propuesta de acción para la FAO basada en cinco pilares, entre ellos, la erradicación del hambre y la producción y el consumo sostenible de alimentos.

Incluyen también un mayor equilibrio en la gestión de los sistemas alimentarios,la conclusión de la reforma de la FAO y la ampliación de las alianzas, y la cooperación Sur-Sur.

"Mi compromiso es implementar esta propuesta", afirmó en reciente entrevista ofrecida a Prensa Latina.

Para ello, apuntó, "cuento con el apoyo de un cuerpo técnico calificado, el compromiso de la comunidad internacional y la voluntad manifiesta de muchos países de ampliar su cooperación con la FAO, compartiendo experiencias, recursos financieros y técnicos".

El nuevo Director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), José Graziano Da Silva ha asegurado que este año 2012 marcará "un cambio de rumbo en la lucha contra el hambre".

El próximo 1 de enero, José Graziano Da Silva asumirá oficialmente la dirección de la FAO, sustituyendo al actual director general de la organización, Jacques Dieouf.

   En un artículo publicado en el diario italiano 'La Repúbblica', Da Silva ha destacado que más de 1.000 millones de personas en el mundo "no tienen suficiente comida y muchos países están lejos de alcanzar el Objetivo del Milenio de disminuir, antes del 2015, la proporción de personas que sufren hambre crónica y viven en condiciones de pobreza extrema".

   No obstante, ha recordado que la FAO no puede "actuar sola" y necesita "una nueva y fuerte movilización internacional" para impulsar "el desarrollo".

   Así, ha anunciado que se reunirá con una treintena de los países más pobres del mundo "para ayudarle a movilizar los recursos necesarios" y promover "estrategias nacionales para alcanzar la seguridad alimentaria" de la población.

   Además, ha recordado que la FAO está dispuesta "a ayudar a estos países a desarrollar programas factibles y a encontrar los recursos necesarios para financiarlos".

   En el año 2011, según ha declarado Da Silva, la FAO ha lanzado un modelo "más verde" en agricultura para incrementar así "la producción" sin posibles "efectos colaterales, como daños ambientales y la escasez de recursos naturales causados por los sistemas agrícolas actuales".

   Asimismo, ha precisado que este nuevo modelo "preserva y refuerza los recursos naturales, gracias a una serie de prácticas agrónomas que permite una mayor gestión del suelo, limitando los efectos negativos sobre su composición y contribuyendo a reducir los costes energéticos"

   Por otra parte, Da Silva ha subrayado que con su mandato, la FAO promoverá una mayor "implicación de las mujeres en la agricultura" porque esta "plena participación de las mujeres en el compromiso para eliminar el hambre" será "decisiva" para alcanzar el objetivo.

   Asimismo, el próximo director de la FAO ha prometido dar "soluciones innovadoras" al problema del hambre en el mundo, aunque ha reconocido que el camino que tiene delante la organización "es larga y difícil".

   Finalmente, Da Silva ha declarado que está "convencido" de que "con un compromiso nuevo" y "con medidas que refuercen el control de la seguridad alimentaria a nivel mundial" la FAO "puede dar el impulso necesario para una eliminación total del hambre".

El canciller de Paraguay, Jorge Lara Castro, afirmó hoy que marzo y abril próximos serán meses decisivos para la reconsideración legislativa del eventual acceso de Venezuela al Mercado Común del Sur (Mercosur).

El funcionario dijo este jueves a periodistas que en marzo de 2012 se prevé la visita al país de una misión especial "de alto nivel del Mercosur", que hará cabildeo con legisladores oficialistas y opositores para tratar de revertir el actual "impasse".

"No se va a tratar solamente del posible ingreso de Venezuela, sino también de Ecuador y otros países que están atraídos por formar parte del bloque ampliado del Mercosur a partir del año venidero", añadió el jefe de la diplomacia paraguaya.

Lara Castro mantuvo una reunión con el senador liberal Efraín Alegre, quien preside la comisión permanente del Congreso paraguayo durante el receso que se inició esta semana, hasta el 1 de marzo de 2012, en que se reiniciará el período legislativo ordinario.

"Hablamos sobre la última reunión del Mercosur en Montevideo, Uruguay, y la formación de una comisión especial de alto nivel, presidida por los mandatarios, que nombrarán representantes para hacerse presentes en el Senado de Paraguay", explicó.

Lara Castro resaltó que Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, los cuatro países fundadores del bloque, buscan fortalecer el Mercosur, para lo cual se considera de trascendencia la incorporación de otros países, como Ecuador y Venezuela.

"Estas incorporaciones fortalecerán el bloque en un contexto de crisis internacional, Paraguay depende por su ubicación geográfica del paso por territorios vecinos y el Mercosur nos permite integrarnos y avanzar en una nueva concepción", dijo.

El canciller paraguayo también comentó que la voluntad política de los demás integrantes del bloque es que ingresen Venezuela, Ecuador y otros países que lo desean, "lo cual ha quedado claramente definido en la reunión de Montevideo".

La FAO señala que en Argentina y en Brasil se produce el "acaparamiento" de terrenos agrícolas por parte de terceros Estados, en especial China, Corea del Sur y Arabia Saudí.

 

Son 330.000 hectáreas de la provincia argentina de Río Negro que su anterior gobernador consideraba improductivas. Es un territorio más grande que el de Luxemburgo. La mayor empresa de alimentos de China, la estatal Heilongjiang Beidahuang, quiere convertirlo en un vergel para asegurarse la provisión de soja, maíz, trigo y otros cultivos durante 20 años. Río Negro y la compañía oriental firmaron el año pasado un acuerdo por el que la provincia patagónica alquilará esas tierras a agricultores para que allí Beidahuang invierta 1.148 millones de euros para irrigarlas. Río Negro produciría las materias primas y se las vendería a la firma china a precios de mercado, pero le aseguraría que todo lo cultivado iría a para a sus manos. El proyecto aún está en el aire porque está congelado por un recurso judicial que han demandado políticos y ecologistas que reclaman que se analice su impacto ambiental.

Precisamente Argentina sancionó la semana pasada una ley que limita la compra de tierras por parte de extranjeros al 15% de su territorio. No permitirá que un Estado, una empresa o una persona foráneos adquieran más de 1.000 hectáreas en las zonas más fértiles del país o sus equivalentes en valor de otras regiones. Sin embargo, la ley no limita los alquileres de tierras, que constituyen uno de los mecanismos que usan otros países para quedarse con lo producido en territorio latinoamericano, según ha señalado un reciente informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, según sus siglas en inglés).

La FAO ha advertido sobre "intensos procesos de concentración y extranjerización de tierras" en Latinoamérica y el Caribe. La organización no analizaba esta situación desde la década de los setenta del siglo pasado y acaba de finalizar en octubre pasado su última evaluación. El informe, que abarcó a 17 países de la región, también indicó que por ahora en solo dos países, Argentina y Brasil, se produce el fenómeno de "acaparamiento" de tierras por parte de terceros Estados para la producción de alimentos. En concreto, China, Corea del Sur, Arabia Saudí y Qatar están negociando o ya han concretado la compra o alquiler de tierras en esas dos potencias agrícolas sudamericanas. En un mundo en el que la población aumenta y la desertificación también, los alimentos se tornan cada vez más un recurso escaso, pese a que la modificación genética de las semillas y otras tecnologías han elevado la producción, aun a costa de la deforestación de bosques.

"Hay un masivo resurgimiento del interés por invertir en tierras de la región", dice un consultor de la FAO

"Hay un masivo resurgimiento del interés por invertir en tierras en la región", dijo el consultor de la FAO a cargo de analizar los estudios de los 17 países, Saturnino Borras, en un reciente seminario organizado por esta entidad en Santiago de Chile. Desde 2003, el aumento del precio de las materias primas agrícolas, pero también mineras e hidrocarburíferas, atrajo a inversores privados, así como a Estados extranjeros ansiosos de asegurar la provisión de alimentos. Martine Dirven, especialista en desarrollo rural, comentó que, por ejemplo, "en 10 años ha habido aumentos de siete veces en el precio de la tierra en Uruguay", un país con un territorio muy fértil y que supone un tercio del de España.

El informe global de la FAO, que redactó el consultor Sergio Gómez, configura una lista de países con "alta" concentración en más de cinco productos agrícolas: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Uruguay, México, Nicaragua, Panamá, República Dominicana y Guyana. Otra relación refiere a los países con "alta" presencia de inversión extranjera en tierras. En ella figuran todos los países ya mencionados, con la excepción de Panamá, y algunos otros más, como Bolivia, Ecuador, Paraguay y Perú. Algunas de estas inversiones provienen de empresarios de otros orígenes latinoamericanos, como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Uruguay, México, Costa Rica y Guatemala.

Preocupación en Latinoamérica

Los gobiernos latinoamericanos observan cada vez con más preocupación la compra de tierras por capitales foráneos

En 2010, el entonces presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reforzó los controles al acceso de los extranjeros a la tierra. Ningún forastero puede tener más de 250 o 5.000 hectáreas, según la región, y en total no pueden superar el 25% del territorio. En Brasil, Bolivia, Paraguay, Ecuador y Venezuela están en marcha reformas agrarias. En Bolivia además la Constitución de 2006 limita a 5.000 hectáreas la cantidad de superficie que puede tener una persona y castiga los "latifundios improductivos". Paraguay prohibió en 2008 la venta a extranjeros de tierras destinadas a la reforma agraria. Perú se propone condicionar los proyectos de inversión en zonas fronterizas a una declaración de necesidad pública. Uruguay analiza restricciones al capital extranjero y ya ha gravado a las propiedades de más de 1.000 hectáreas. En México, la ley de reforma agraria de 1971 ha evitado la concentración de tierras (pese a que algunos cultivos están en pocas manos), mientras que países como Chile o Colombia incentivan la inversión extranjera.

Los gobiernos latinoamericanos observan cada vez más con preocupación la compra de tierras por parte de capitales foráneos, a partir de las críticas de agricultores medianos argentinos y brasileños, de campesinos de toda la región, incluidos los indígenas, organizaciones ecologistas que advierten sobre el uso de transgénicos y pesticidas y hasta religiosos de Brasil, Colombia o Paraguay.

"Los gobiernos de la región deben encontrar formas de asegurar que los procesos de concentración y extranjerización de tierras no tengan efectos negativos sobre la seguridad alimentaria, el empleo agrícola y el desarrollo de la agricultura familiar", opinó Fernando Soto-Baquero, funcionario de la FAO. El director del Centro Peruano de Estudios Sociales, Fernando Eguren, añadió que la concentración de la tierra no es solo un fenómeno económico: "Es también una concentración de influencias, de poder político en las esferas territoriales donde está ocurriendo. Finalmente también tiene que ver con restricciones en la democracia".