Ante los Ministros de Agricultura de las Américas, CEPAL, FAO e IICA presentaron el informe más reciente sobre agricultura y desarrollo rural en la región.
La agricultura es uno de los sectores más importantes de la economía regional, pero no se ha logrado aprovechar todo su potencial. Para ello los gobiernos deberían modernizar la institucionalidad, ajustar sus políticas e invertir más y mejor en este sector.
Esta es la principal conclusión del informe "Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas: una mirada hacia América Latina y el Caribe 2009", elaborado conjuntamente por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
El informe fue presentado este 28 de octubre durante la Semana de la Agricultura y la Vida Rural de las Américas, que se realiza en Montego Bay, Jamaica, y donde estuvieron presentes la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, el Representante Regional para América Latina y el Caribe de FAO, José Graziano da Silva, y el Director General del IICA, Chelston Brathwaite.
Este evento reúne a delegaciones de más de 30 países encabezadas por los Ministros de Agricultura de la región e incluye también la realización de la Quinta Reunión Ministerial sobre Agricultura y Vida Rural en el proceso de Cumbres de las Américas, y la Décima Quinta Reunión Ordinaria de la Junta Interamericana de Agricultura (JIA).
De acuerdo con el informe, en el 2008, la agricultura regional generó en promedio alrededor del 5% del Producto Interno Bruto (PIB) regional, con diferencias significativas entre países: desde cerca de un 1% en varios Estados del Caribe hasta alrededor o más del 20%, en Nicaragua (18,2%), Haití (20,3%), Paraguay (21,2%) y Guyana (30,2%).
Sin embargo, el medio rural y la agricultura ampliada (que toma en cuenta las actividades que se relacionan directamente con ella) contribuyen al desarrollo más allá del valor agregado agrícola (VAA) que reflejan usualmente las estadísticas oficiales. Al ser un sector altamente generador de empleo e ingresos de los sectores más pobres, la agricultura y el medio rural desempeñan "un rol protagónico" para enfrentar los desafíos globales. América Latina tiene "un potencial enorme para contribuir a la seguridad alimentaria a nivel mundial en cuanto a su componente de disponibilidad de alimentos", señalan los organismos.
Según el documento "esta es la región que más ha crecido en la producción agrícola, ganadera, forestal y pesquera en los últimos 15 años, así como en sus exportaciones".
Sin embargo, estas características no aseguran per se la reducción de la pobreza interna, la seguridad alimentaria, ni el bienestar social, por lo que se insta a los gobiernos a repensar "el modelo de desarrollo vigente" y darle al sector el protagonismo que se merece.
Se necesitan "políticas integradas de protección social, seguridad alimentaria, desarrollo rural y protección ambiental que les ofrezcan a los pobladores rurales oportunidades para producir más alimentos y obtener, de manera sostenible, mejores ingresos, reduciendo, al mismo tiempo, los impactos ambientales negativos y los riesgos sociales". Estas recomendaciones son particularmente relevantes frente a un entorno de volatilidad de precios y a un escenario de mayores desafíos por el cambio climático.
Gracias a sus estrechos vínculos con el resto de la economía "se ha demostrado que un dólar invertido en la agricultura reditúa más que uno invertido en sectores no agrícolas", especialmente si se invierte en los sectores más pobres. Por lo tanto, el mensaje principal que permea este documento resalta la necesidad de invertir más y mejor en el sector".
Al respecto, se recomienda destinar recursos a cuatro temas prioritarios:
- Investigación, desarrollo y transferencia de variedades mejor adaptadas frente a los cambios climáticos previstos, de tecnologías de riego más eficientes en el uso del agua y de sistemas productivos ambientalmente más sostenibles
- Rescate de la agrobiodiversidad, sistemas productivos locales, conocimientos tradicionales y productos alimenticios que contribuyan a diversificar la dieta
- Promoción de hábitos alimenticios más saludables y en el desarrollo de productos y sistemas productivos con menor impacto ambiental
- Mecanismos financieros y no financieros de gestión de riesgos, tanto asociados al mercado como a la variabilidad climática.
También vinculado a la inversión, el documento recomienda apostarle a la juventud, porque "al darles a los jóvenes rurales esperanza en el futuro y romper el círculo de la pobreza, los gobiernos estarán haciéndoles un favor a las generaciones futuras".
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