Los 1.280 indígenas emberas conviven en un edificio que tiene capacidad para albergar a 400 personas. El Gobierno se comprometió a enviarles asistencia humanitaria.
Los videos alcanzaron a registrar el momento en el que un grupo de indígenas atacó con palos y patadas a algunos policías en Bogotá. La jornada de protestas dejó el saldo de 28 personas heridas –entre ellas cinco civiles–, después de los ataques se conocieron las condiciones de vida de los 1.280 emberas que llegaron en busca de refugio a Bogotá.
“Aquí se han desarrollado varios brotes debido al hacinamiento. Estas instalaciones tienen capacidad para 400 personas y aquí desbordamos la capacidad. Todo esto hace que las tasas de morbilidad aumenten, aquí tenemos temas de VIH, tuberculosis y alrededor de 180 niños han sido trasladados de urgencia a centros hospitalarios”, dijo a medios de comunicación, Jairo Montañez, representante de la comunidad Embera.
Los indígenas emberas permanecen hacinados en dos torres. Los niños, ancianos y mujeres permanecen en cambuches improvisados en el piso. El abastecimiento de agua funciona a través de tanques, la comunidad pide por asistencia humanitaria.
“Los acuerdos que firmó el Gobierno anterior, serán cumplidos por nosotros. La paz en el alto Andagueda, el empoderamiento de su reserva será fundamental para solucionar un problema de incomprensión étnica en el centro de Bogotá”, aseguró el presidente Gustavo Petro luego de sostener una reunión con los representantes de la comunidad.
Los 1.200 indígenas, que fueron centro de la discusión mediática en la tarde de este miércoles, llegaron hasta la capital colombiana luego de ser víctimas de amenazas, confinamientos y otras acciones violentas por parte de los armados ilegales. Sus regiones de origen son Chocó y Risaralda.
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Hasta mayo pasado la comunidad permaneció asentada en el parque Nacional de Bogotá. Una de las tragedias en su llegada a la capital se registró el pasado 25 de enero, hacia las 10:00 de la noche un camión recolector de basuras arrolló accidentalmente a una mujer en embarazo y a su hija de un año y nueve meses. Ambas murieron. La comunidad enfurecida linchó hasta la muerte al conductor.
Para mayo de este año los indígenas alcanzaron un acuerdo con las autoridades distritales y nacionales. Acordaron el regreso a sus resguardos a cambio de garantías como el apoyo estatal en proyectos productivos, participación en la reformulación de políticas públicas y garantías de acceso a alimentación, salud, transporte y atención a la primera infancia.
Hacia las 2:00 p.m. de este miércoles 19 de octubre –cinco meses después de alcanzar el acuerdo– la protesta indígena regresó porque, según ellos, los gobiernos distrital y nacional no les ha cumplido.
De momento, el gobierno nacional se comprometió a enviar comida, agua potable y brigadas de salud a los indígenas que permanecen hacinados. La Unidad de Víctimas, por su parte, coordinará el retorno de la comunidad a sus territorios.