El 15,4% de ecuatorianos sufre de hambre, lo que equivale a unos 2,7 millones de personas, según informe elaborado por la FAO.
El número de personas que sufre hambre en Ecuador es preocupante. Un estudio publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) revela que el 15,4% de los 18 millones de ecuatorianos no tiene acceso a alimentos.
Eso significa que 2,7 millones de habitantes debe lidiar a diario con este problema. Un número de personas equivalente a toda la población de Quito.
Los datos proporcionados por la FAO, en julio de 2022, convierten a Ecuador en el segundo país de América del Sur donde el problema del hambre está más acentuado, solo por detrás de Venezuela, donde el 22,9% de habitantes, o 6,5 millones de personas, sufre hambre.
El informe también detalla que Ecuador está entre los cinco países de América Latina con la mayor prevalencia de hambre entre su población.
El primer lugar lo ocupa Haití, con el 47,3%; seguido de Venezuela, con el 22,9%; Nicaragua, con el 18,6%; Guatemala, con el 16% y Ecuador, con el 15,4%.
En el otro extremo están Uruguay y Chile, países en los que solo el 2,5% y 2,6% de sus habitantes, respectivamente, padece hambre.
La pandemia del Covid-19 provocó un aumento en el número de personas que sufren hambre en el mundo. «Tras permanecer estable desde 2015, la prevalencia del hambre, también llamada subalimentación, pasó del 8% en 2019 al 9,8% en 2021», dice la FAO.
En ese año se calcula que 828 millones de personas no tuvieron acceso a ningún tipo de alimento. «Se trata de un aumento de 150 millones de personas con relación a 2019», agrega el organismo.
El estudio sostiene que las consecuencias que deja el hambre se reflejan en los niños que sufren de desnutrición crónica y delgadez extrema. Además de anemia en las mujeres embarazadas y una tendencia de las personas al sobrepeso.
El titular de la Secretaría Técnica Ecuador Crece sin Desnutrición Crónica, Erwin Ronquillo, dice que el Gobierno tiene un plan de tres ejes para evitar que los niños crezcan con desnutrición crónica:
- Mesas técnicas para analizar la desnutrición crónica en los 221 cantones del país.
- Brigadas universitarias para identificar de forma temprana a mujeres embarazadas y a niños menores de dos años para dotarles de servicios médicos.
- Campañas de educomunicación para informar a las ciudades sobre la importancia de una buena alimentación de las mujeres embarazadas y de los niños.
Hambre Cero: una meta lejana
Una de las metas a las que aspiran los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es lograr el Hambre Cero para 2030. Eso significa ponerle fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y promover la agricultura sostenible.
La FAO admite que este objetivo está lejos de cumplirse, pues el número de personas que sufre de hambre se incrementa con el paso de los años.
«Las previsiones señalan que cerca de 670 millones de personas seguirán padeciendo hambre en 2030, es decir, el 8% de la población mundial», dice el organismo.
A esta cifra se suma otro indicador que parece truncar la aspiración de erradicar el hambre: la inseguridad alimentaria grave alcanzó niveles más elevados en 2021. Ese año, el 11,7% de la población mundial se enfrentó a niveles graves de inseguridad alimentaria.
Pese a este panorama, la FAO cree que es posible llegar al Hambre Cero con «esfuerzos inmensos que permitan contrarrestar los graves retrocesos mundiales».
Esto significa implementar políticas púbicas orientadas a erradicar la anemia en las mujeres, el sobrepeso infantil y la obesidad en adultos.