Con los bastones en alto, las autoridades tradicionales, comunidades indígenas y delegados de diferentes sectores sociales se colocaron de pie y con un caluroso aplauso recordaron a quienes desde hace 530 años han mantenido la lucha por la resistencia ante la invasión española y de los nuevos invasores. El encargado del manejo de la tarima nombraba a todo pulmón a esos líderes entre los que se encontraban la Cacica Gaitana, la Cacica Angelina Guyumús, Kilo y ciclos, Alvaro Ulcué Chocué, Rosa Elena Toconás, Anatolio Quirá, entre otros. Fue ésta la muestra de lucha y resistencia por la pervivencia de los pueblos que hoy no celebran el día de la raza, ni del descubrimiento, menos el encuentro de dos mundos y por el contrario levantaban el puño con fuerza para decir que los pueblos originarios no han desaparecido pese a los continuos embates de la guerra.
Este era el primer momento del día 12 de octubre, en el que se recogía la palabra de la minga gracias a los relatores de las tres comisiones, donde se ocuparon de los temas, vida, territorio y paz. Luego del llamado a los delegados se inició por el tema de la paz para recoger las respuestas a los interrogantes sobre qué es la paz para los pueblos y comunidades y como las experiencias de cada uno pueden aportar a la construcción de la paz plena.
Esta comisión que tuvo representación de autoridades tradicionales, campesinos, afrocolombianos, así como organizaciones sociales y sindicales de los contextos urbanos, respondieron al interrogante y concluyeron que es necesario aclarar el concepto de paz total, teniendo en cuenta las concepciones de las comunidades indígenas, afros, campesinas y sectores sociales par avanzar en los análisis y debates con los actores del conflicto, con el fin de que se acojan al proceso de paz. Considera la comisión que ese proceso de paz se debe empezar por el suroccidente, donde no se hable solamente con los actores armados sino con otros sectores en busca de la armonía, reconciliación y convivencia, teniendo como punto de partida el parar la guerra, la agresión contra la vida, los asesinatos y otros delitos que son considerados de lesa humanidad.
Esta comisión debatió la iniciativa en el sentido en que se tenga en cuenta la propuesta de paz desde la sociedad civil en el marco de la apuesta territorial, respetando las formas organizativas, buscando que desde el gobierno nacional se haga también una lectura crítica sobre la tenencia de la tierra en temas como la ley 160 respecto a la disponibilidad y acceso a la tierra y el territorio. Contemplan también los integrantes de este colectivo que se debe adelantar y fortalecer la minga hacia adentro y hacia afuera con el apoyo a propuestas que dignifiquen el trabajo en el orden local, regional y nacional. Manifestaron necesario superar la atención a las problemáticas desde las perspectivas asistencialistas y que éstas se construyan desde y con las comunidades.
Finalmente la comisión concluye comisión que en la implementación de un proceso de paz se debe tener en cuenta a las mujeres, lo que implica la superación de todas las formas de violencia contra el cuerpo como un primer territorio para lo cual se propone en forma adicional que se establezcan espacios de educación formal e informal para superar las formas de violencia que afectan a las mujeres teniendo en cuenta la existencia de vínculos inherentes entre vida y mujer.
Uno de los puntos con alto nivel de debate fue el de la protesta social, donde manifestaron la necesidad de retomar la protesta en contra de las economías ilícitas para fortalecer las economías sostenibles desde los planes de vida de los pueblos originarios. Otra propuesta es la de establecer un modelo pensional diferencial, teniendo en cuenta al trabajador del campo con la dignificación del derecho al trabajo teniendo en cuenta a quienes dedican su vida para producir los alimentos, pero que no tienen pensión alguna, en consecuencia, deberían pensionarlo por toda la producción hecha durante su vida, sin dejar de lado que la consolidación de la paz debe ser práctica desde la familia y debe ser una responsabilidad de todos.
Entre tanto, la comisión de Territorio partió la discusión indicando que los actores armados mantienen la búsqueda del control territorial por diferentes mecanismos como los cultivos de uso ilícito, a lo que se agrega el crecimiento de la población, lo que genera nuevos retos para el reordenamiento territorial. Por lo tanto, propone el reconocimiento de las estructuras propias de los territorios, la garantía del estado para la protección de los espacios locales, las economías propias, así como el cuido de los sitios sagrados y fuentes de vida. Solo así se pueden solucionar los problemas conflictivos por la tenencia de la tierra, aseguran las conclusiones de esta comisión. Igualmente se propone el adelanto de una verdadera reforma agraria y popular, como lo contempla el acuerdo final de paz, asistencia técnica e investigación para la generación de condiciones para la recuperación de la vida desde la tierra.
De igual manera consideran que el gobierno nacional debe derogar las concesiones mineras para salvaguardar el territorio, renegociar los Tratados de Libre Comercio y fortalecer las experiencias productivas de comercialización, así como las economías propias de los pueblos del suroccidente colombiano. En este espacio también se considera urgente el desarrollo de medidas con el fin de entregar vivienda digna para los desplazados por la violencia, al igual que la inclusión efectiva en la construcción de políticas públicas para la juventud en busca de generar iniciativas educativas, productivas, empresariales e investigativas y por lo tanto proteger a este grupo de su vinculación al conflicto armado. Se deba garantizar el disfrute de los territorios mediante la superación de la violencia hacia las mujeres al igual que establecer rutas concretas de participación social y comunitaria. Respecto a la doctrina militar considera la comisión que la fuerza pública nunca debe ser utilizada para reprimir a las comunidades en la exigencia de derechos. Adicionalmente se discute que al interior de las diferentes organizaciones sociales se debe fortalecer la confianza entre pueblos, la institucionalidad y dar cumplimiento a los acuerdos pactados en los diálogos legítimos de la movilización.
La tercera comisión que trató el tema de la vida partió diciendo que ésta es integral y se relaciona con el territorio y la paz, agregando que hasta el momento no se ha respetado en los territorios debido a la guerra. Agregan que todos tenemos un concepto de vida en la cosmovisión de cada pueblo.
Considera esta comisión que debe adelantarse una reestructuración de la Unidad Nacional de Protección con participación de comunidades y territorios, porque ésta se creó para la protección, pero se convirtió en un nido de corrupción. Esta reestructuración debe incluir una nueva política de estudios de riesgo, planes de acción inmediato y eficacia, siempre teniendo en cuenta la participación de las organizaciones sociales. De igual forma se ocuparon de la actualización de los planes de protección, lo cual debe hacerse en todo el país, fortalecer las formas de autoprotección de la vida y el territorio, así como el reconocimiento político a nivel nacional de los mecanismos de guardia indígena, campesina y cimarrona y la reactivación de la comisión nacional de garantías.
Respecto al interrogante sobre qué necesitan nuestras comunidades para que se les garantice la vida en este país, las distintas organizaciones coincidieron en que se debe mantener la coexistencia con el agua y la tierra y se debe descolonizar el pensamiento. Concluyeron en la necesidad de mantener proyectos en materia de gobierno, como ocurre con el actual, para garantizar los cambios estructurales que requiere el país sin dejar de lado aspectos puntuales como la reparación a las víctimas del conflicto armado y buscar mecanismos para la recuperación de las pérdidas culturales que ocasiona la guerra.
Con estas propuestas el Consejo Regional Indígena del Cauca y las diferentes organizaciones sociales dieron por terminada la Minga Política y Cultural, con el propósito de mantener la unidad en torno a la búsqueda de mecanismos que permitan fortalecer las luchas sociales por la defensa de la vida, el territorio y la paz para dar paso a un diálogo directo con el presidente de los colombianos Gustavo Petro Urrego invitado para concluir los eventos de conmemoración de los 530 años de la lucha y resistencia de los pueblos.