Cocorote es una comunidad que queda en la carretera transandina, con casitas de lado y lado de la vía, a una altura de unos 755 m.s.n.m, en el Municipio Morán del estado Lara. Es un poblado pequeño de unas 80 familias, con un clima de montaña muy agradable. Sus tierras son muy fértiles. “Son suelos ricos, cualquier cosa que se siembre allí, se les da”, dice la Ingeniera Agrónoma Crisbely Pérez, técnico de campo de la Asociación Civil Acción Campesina (AC).
Acción Campesina es una organización de la sociedad civil venezolana, sin fines de lucro y una de las 20 asociadas del Grupo Social CESAP. En ese poblado, AC se encuentra ejecutando el Proyecto Huertos Familiares para beneficio de 17 hogares directos y 64 indirectos.
»De las 80 familias que conforman Cocorote, solo unas pocas participan en el Proyecto porque actualmente no cuentan con suministro de agua. Se surten del río o a través de una manguerita que viene de la comunidad de El Peñón, que es un caserío que está más arriba. Les llega el agua unos 45 minutos en la mañana y 20 minutos o menos en la tarde, pero ya fue aprobado el proyecto de soluciones de agua para el municipio Morán y muy pronto, con el favor de Dios, vamos a poder incorporar muchas más familias a los huertos”, refirió Crisbely.
Una de esas familias beneficiarias es la de Tatiana Sandoval y su padre, José del Carmen Sandoval. Ellos, como un verdadero equipo, unieron sus fortalezas para mantener la dinámica del hogar. Día a día enfrentan sus discapacidades con estoicismo.
Tatiana es toda una guerrera. Desde el momento de su nacimiento aprendió a enfrentarse a las vicisitudes de la vida, pues, por problemas durante el parto, todo el lado derecho de su cuerpo quedó paralizado. Como consecuencia, tiene poca movilidad y fuerzas en su brazo derecho y no puede afincar la pierna. Además, sus ojos sufren de estrabismo, condición que también heredó su hija.
Gracias a que su vivienda queda en la parte alta de Cocorote, cerca de la comunidad del Peñón, logran tener acceso al agua y tener un huerto productivo que les abastece de alimentos sanos y nutritivos, libres de contaminantes. Junto a su padre mantiene su huerto con producción de batata, yuca, cebollín, lechosa. cambures, pimentones, frijoles, matas ornamentales y medicinales, también maíz y caraotas producto de la semilla aportada por el proyecto.
“El señor José del Carmen Sandoval es un hombre de avanzada edad, tiene problemas de movilidad luego de un accidente laboral y producto también de los años que ya pesan en su humanidad. Sin embargo, este sr es un ejemplo para nosotras, lo tenemos de referencia porque a pesar de su discapacidad él ya tiene sembrado muchos rubros en su huerto. Le enseña a los vecinos, familiares y nietos cómo se cultiva, porque tiene experiencia. Les explica lo bonito que es trabajar, cómo esforzarse para lograr sus propios alimentos. Él ayuda a su hija con la siembra”, comenta la ingeniera.
Con la ayuda de su bastón el Sr. Sandoval se mueve diestramente por los surcos de su parcela.
“Los participantes del proyecto de esta zona son privilegiados por tener un suelo fértil. El problema es que, a pesar de estar tan cerca del río Guárico, que pasa por un extremo del poblado, y cerca de riachuelos y quebradas, estas comunidades no cuentan con un acueducto y en eso está trabajando Acción Campesina”, señaló la ingeniera.
Soluciones de agua para mejorar la calidad de vida
A pesar de la cercanía a fuentes hídricas, Cocorote no cuenta con servicio de agua potable. Desde su fundación, este caserío se abastece del río para almacenar en las pipas o pipotes con el vital líquido.
“Ya gracias a Dios, fue aprobado el proyecto para el municipio Morán y esperamos poder darles agua que beneficiará a estas familias que llevan más de 50 años sin el servicio de agua potable en sus hogares. Nunca han tenido una llave con agua en sus casas, porque siempre han tenido que bajar al río a buscar agua, pero no es solo bajar, es subir la empinada cuesta con el líquido vital, porque no es que le queda en la orillita, tienen que bajar bastante y luego subir con las pipas llenas de agua”, refirió.
Tener acceso al agua también mejorará las condiciones de salubridad de la comunidad, afirma Pérez, pues muchos hogares no cuentan con baños y en otras oportunidades hasta tres familias comparten el mismo sanitario.
“La vivienda de Tatiana tiene un baño en el patio, éste estaba operativo pero con problemas de electricidad y sin puerta. Un vecino que es albañil está reparando el techo. Ellos comparten el baño con tres familias cercanas y entre todos ellos se distribuyen las tareas para llenar las pipas que generalmente una está dentro del baño y otra afuera y cada vez que lo usan están pendientes del aseo y de llenar los recipientes. Son familias acostumbradas a la recolección del agua”, explicó.
Asegurar el acceso al agua segura a estas comunidades vulnerables, es clave para prevenir enfermedades, mejorar la calidad de vida de sus habitantes y para tener un mejor rendimiento en los huertos familiares: garantía de alimento seguro en la mesa.
La comunidad de Cocorote no se rinde y mantiene viva las esperanzas en un mejor porvenir, con acceso a agua potable en sus hogares, un derecho humano que se ve vulnerado en muchas poblaciones del país.