Fotografía: Archivos IPDRS
Pandemia y grito de la Tierra
A un año de haber estallado una de las pandemias más mortíferas de los últimos tiempos, la especie humana sigue impávida en su relación con la naturaleza. Fue Alex Richter Boix[1] quien afirmara que el actual virus es el resultado de:
(…) La deforestación, la apertura de nuevas carreteras, la minería y la caza (las cuales) son actividades implicadas en el desencadenamiento de diferentes epidemias. Diversos virus y otros patógenos se encuentran en los animales salvajes. Cuando las actividades humanas entran en contacto con la fauna salvaje, un patógeno puede saltar e infectar animales domésticos y de ahí saltar de nuevo a los humanos; o directamente de un animal salvaje a los humanos (…) Murciélagos, primates e incluso caracoles pueden tener enfermedades que, en un momento dado, cuando alteramos sus hábitats naturales, pueden saltar a los humanos (…)
El impacto de las actividades humanas sobre su entorno natural sigue siendo la fiel expresión de una visión utilitarista de la Madre Tierra. Desde los tiempos de la revolución termo industrial (1830), el modelo económico ha apostado por prevalecer frente a la conservación de los ecosistemas. El calentamiento global viene a constituir en el presente, el punto de quiebre de una relación asimétrica que nos ubica frente a un momento de no retorno.
El virus del extractivismo[2]
El corona es el virus y el extractivismo es la pandemia. En efecto, a pesar del aumento de las cifras y contagios en los países con mayores responsabilidades en la crisis climática que actualmente padece la humanidad, el extractivismo como forma superior del modelo de acumulación de capital continua en su desenfrenada carrera de expoliación de las fuentes de vida (agua, oxígeno y bosques). Las cifras indican que, por ejemplo, en la región Amazónica los proyectos extractivos (mineros e hidrocarburíferos), la deforestación, las hidroeléctricas y todas aquellas actividades que han puesto en peligro a los bosques, avanza sin mayores reparos por parte de los gobiernos de turno y de empresas transnacionales.
El siguiente esquema refleja la relación entre cambio climático y pandemia. Para el 2020 teníamos que[3]:
Mayor número de contagio
EEUU: 22 millones. EEUU a su vez es el segundo país con más emisiones de CO2 después de China.
India: 10 millones. India es el tercer país con más emisiones de CO2 después de EEUU.
Brasil: 8 millones. Brasil está en el número 13 de emisiones de CO2 después de México.
Rusia: 3 millones. Rusia es el cuarto país con más emisiones de CO2 después de India.
Reino Unido: 3 millones. Reino Unido está en número 17 con más emisiones de CO2.
Mayor número de muertes
EEUU: 400 mil.
Brasil: 200 mil.
India: 150 mil.
México: 130 mil.
Reino Unido: 80 mil.
En el caso de los países amazónicos, en plena pandemia las cifras de desforestación seguían escalando. En el caso de Brasil, el paíslidera el ranking mundial con 1.347.132 hectáreas desaparecidas en el último año. Colombia figura en cuarto lugar con 176.977 hectáreas perdidas. Le sigue los pasos Bolivia, en el quinto puesto, con 154.488 hectáreas; y no muy lejos está Perú, en el séptimo lugar, con una extensión de 140.185 hectáreas. En total, entre los cuatro países amazónicos. Venezuela, sin datos oficiales, ha cedido terreno a la desaparición de los bosques por la apuesta extractiva minera con el proyecto Arco Minero del Orinoco. En total, se perdieron 1.818.782 hectáreas en el último año[4].
Derechos de la Naturaleza y derecho a un ambiente sano[5]
El reconocimiento de la Pachamama como sujeto de derecho es el gran aporte de la constitución de la República de Ecuador del año 2008. Los Derechos de la Naturaleza vienen a evidenciar una evolución del derecho a un ambiente sano, toda vez que surge en el derecho contemporáneo como un concepto de ruptura.
La naturaleza es un alguien mientras que el ambiente es un algo. Y ese alguien viene a conectar a todos los seres vivos que forman parte de la biósfera. De esta manera, el alguien ha trascendido el algo, por lo que los Derechos de la Naturaleza se convierten en la expresión de un cambio de paradigma en los derechos que van emergiendo, a la par de la profundización de la crisis ecológica planetaria que confrontamos.
En la actualidad urge una moratoria en favor de la Tierra, al haber los tiempos humanos alterado los de la naturaleza.
[1] Darío Aranda, «La dimensión ecológica de las pandemias», Página 12, Buenos Aires, 30 marzo 2020.
[2] Por extractivismo entendemos la explotación ilimitada de recursos naturales como principal amenaza a las tierras, territorios y recursos de los pueblos indígenas.
[3] Elaboración propia con distintos datos de internet.
[4] Elaboración propia con distintos datos de internet.
[5] Para una visión más extendida ver Melo, Mario. “Derecho Penal Internacional y Derechos de la Naturaleza”. Prólogo a la obra en Rodríguez Mejías, Francisco y Aguilar Castro, Vladimir (2021). El principio de jurisdicción universal y los crímenes económicos y ambientales en Venezuela. Fundación Buria-Grupo de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (GTAI), Venezuela.
Artículo de:
Vladimir Aguilar Castro
Investigador Asociado al Grupo de Trabajo Socioambiental de la Amazonía Wataniba
Grupo de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (GTAI)
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