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Tras una jornada que mantuvo a los problemas de la Amazonía como eje central, el Sínodo Amazónico organizado por la Iglesia Católica concluyó reconociendo al ecocidio como un nuevo pecado ecológico.

Comprendida como la destrucción de un ecosistema, el ecocidio se registró en el documento final del encuentro que ahora se relaciona como «una acción u omisión contra Dios, el prójimo, la comunidad, el ambiente», informó La República.

En el encuentro que fue dirigido durante 20 días (del 7 al 27 de octubre) por el Papa Francisco, la Iglesia Católica también resolvió sobre el importante rol que han venido cumpliendo los pueblos indígenas en la protección de los territorios de la Amazonía.

«Desde hace miles de años han cuidado su tierra, sus aguas y sus bosques, y han logrado preservarlos hasta hoy para que la humanidad pueda beneficiarse del goce de dones gratuitos de la creación de Dios», señala un capítulo del documento rescatado por La República.

Por otro lado, la comunidad religiosa ha asegurado que rechaza la evangelización al «estilo colonialista», como una forma de reconocer que la Amazonía alberga una población multiétnica y multicultural a la que —como católicos—, deben adaptarse.

Una muestra negativa sobre el tema se había suscitado en el marco del Sínodo Amazónico, cuando un grupo de personas ingresó a una iglesia vaticana, robó las imágenes de la Pachamama que ahí se exponían y las arrojó luego a un río.  

Por último, reconociendo el estado de la Amazonía, el documento señala que el extractivismo predatorio pone en peligro la supervivencia de la «casa común» donde habitan miles de indígenas.

En ese sentido, «la Iglesia anima a la comunidad internacional a disponer de nuevos recursos económicos para la promoción y desarrollo justo de la región», señala el informe final.