En su X Congreso Nacional la Organización de Lucha por la Tierra llama a acabar con el latifundio.
Asunción, 23 de mayo 2018 (BASE-IS) Cerca de 300 delegados y delegadas provenientes de ocho Departamentos debaten en el Décimo Congreso Nacional de la OLT, una de las organizaciones campesinas más importantes del país que congrega a cerca de ocho mil pequeños productores y que en sus 25 años de lucha ha conquistado más de 50 mil hectáreas de tierras.
Diosnel Sachelaridi dirigente de esta nucleación conversó con BASE-IS exponiendo los principales resultados de los debates que marcaron el congreso campesino. Conscientes del momento difícil que atraviesa la lucha campesina, la organización se propone recobrar fuerzas “resistir en nuestros asentamientos esta guerra, estos ataques que buscan acabar con las últimas 2 millones de hectáreas de tierra que permanecen en manos campesinas y que son lugares de producción de alimentos para la sociedad” señala Diosnel como tarea inmediata de las y los campesinos.
El dirigente denuncia el avance del capitalismo agrario y señala que la histórica consigna campesina de luchar por una reforma agraria integral está mas vigente que nunca en un país que ve cómo cada vez hay más tierra en manos de unos pocos, mientras que miles de familias campesinas son empujadas a la migración y la marginación. Para la OLT, el modelo de producción es también una forma de resistencia, defienden la agricultura familiar campesina con un enfoque agroecológico y aseguran que el futuro del planeta depende en gran medida de la capacidad que tengan los pequeños productores de sostener esta forma de producción ante el avance del modelo de agronegocios.
Estas consignas tienen su correlato en el día a día de los asociados de la OLT, por ejemplo, en el Asentamiento 1 de Marzo Joaju, del Departamento de San Pedro, unas 200 familias ocupan parte de las 4.500 hectáreas que la dictadura de Alfredo Stroessner entregó irregularmente a la empresa Perfecta S.A y que luego fue transferida a un conocido empresario de apellido Bendlin. En ese pedazo de territorio las familias resistieron decenas de agresiones por parte de la policía y de civiles armados que intentaron desalojarlos del lugar, también resisten al abandono del Estado y avanzan en sus conquistas logrando obtener energía eléctrica, un almacén de consumo y por sobre todo produciendo alimentos saludables. Lo mismo ocurre en otros asentamientos en 15 distritos del país donde la Organización de Lucha por la Tierra tiene presencia.
Cambiar el sistema de raíz
En su Congreso la OLT reafirmó su posicionamiento político en defensa de las clases populares y fustigó las consecuencias del capitalismo en el campo, señalando que es necesario cambiar el sistema de raíz; desde su perspectiva la mala distribución de la tierra es la base de la grave crisis social que atraviesa el país. La falta de empleo, la violencia, la pobreza y la exclusión “son producto de que el 85% de las tierras del Paraguay están en manos del 2% de los propietarios, entonces hay que cambiar el modelo de raíz, el latifundio es la base de los problemas de nuestra sociedad” asegura Diosnel.
Ante esto los integrantes de la OLT plantean formar un frente unido de organizaciones campesinas y retomar la lucha contra el latifundio, con ocupaciones y campamentos “volver a encontrarnos, no solo en las calles, sino principalmente en las ocupaciones” concluyen. Desde la mirada campesina las tres millones y medio de hectáreas que los grandes grupos del agronegocio destinan a sembrar soja, son en realidad tierras improductivas. Sachelaridi explica que “en ellas no se producen alimentos para la sociedad, sólo se produce ganancia para unos pocos. Entonces, esas grandes extensiones de tierra son latifundios improductivos que tenemos que recuperar para transformar en tierras productivas que generen alimento saludable para nuestra sociedad” sentencia el dirigente agrario.
El nuevo gobierno
Los miembros de la organización saben que no será tarea fácil llevar adelante las consignas que levantan; las ocupaciones, movilizaciones y luchas campesinas sufren una de las etapas más represivas desde la caída de la dictadura militar de Stroessner. Según entienden la criminalización continuará y se profundizará con el gobierno de Mario Abdo Benítez, que asumirá el poder en agosto próximo.
Señalan que el nuevo gobierno tendrá como característica principal continuar con la política cartista de privilegiar aun más a los señores del agronegocio en detrimento de la agricultura familiar campesina. Sin embargo aseguran que están dispuestos a resistir y luchar, para las campesinas y campesinos ese es el único camino, aseguran.