En tiempos de gobiernos que rechazan el cambio climático, indígenas de diferentes continentes se unen a favor de una agenda política, social y científica para la mitigación de los efectos del clima que incluya y oiga a los pueblos de los bosques.
"En Brasil vivimos una coyuntura política muy difícil, donde las leyes están siendo arrasadas en nombre del agronegocio", alerta Sônia Guajajara, representante de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil. Ella forma parte del grupo "Guardianes del Bosque", que cuenta con 20 representantes: 14 de regiones amazónicas y mesoamericanas; cinco de Asia y uno de África.
Ellos expusieron sus planteamientos en el Museo de Historia Natural de Berlín el 1 de noviembre, antes de dirigirse a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP23), que se realiza en Bonn, Alemania, del 6 al 17 de noviembre. Algunos participaron en la COP21.
Este año decidieron hacer una gira en autobús por diferentes ciudades de Europa antes de la conferencia, reuniendo a más pueblos de diferentes localidades. La primera parada fue en Colonia (Alemania), luego Bruselas (Bélgica), París (Francia), Londres (Inglaterra), Amsterdam (Holanda). Berlín fue su penúltimo destino. En cada ciudad, compartieron las luchas en sus respectivos países.
Grupo Guardianes del Bosque. Crédito: Guardianes del Bosque
Por lo que pude escuchar, el mensaje es claro: los territorios están amenazados por madereras y mineras ilegales, invasiones de tierras, tráfico de drogas y otras actividades. Todas perjudican la preservación de bosques importantes, esenciales para el control mundial del clima.
Un informe de diciembre de 2015 de The Woods Hole Research Centerseñala que si se pierden los bosques de los territorios indígenas ubicados en la cuenca amazónica, en la región mesoamericana, en la República Democrática del Congo y en Indonesia, la cantidad de CO2 que se liberaría a la atmósfera sería "más de tres veces las emisiones mundiales de 2014".
El Acuerdo Climático de París —documento resultante de la COP21— reúne a países signatarios comprometidos en mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de 2ºC. Los Guardianes del Bosque se saben parte de la solución. Combinamos saberes tradicionales con tecnología para asegurar el bienestar de los bosques y la salvaguardia del equilibrio climático, afirman.
Durante la COP23 presentarán la cruda realidad que enfrentan, como el hecho de que cerca de 200 activistas ambientales fueron asesinados en 2016. La ONG Global Witness, en un informe de julio de 2017, estima que el 60% de ese número corresponde a muertes ocurridas en la región latinoamericana. De ese porcentaje, el 40% pertenecía a grupos indígenas.
Hablé con Cándida Derek, del pueblo Miskito, de Honduras, vicepresidenta de la Unidad de Moskitia, para entender la importancia de su región, ubicada en la costa nordestina del país: “Son más de 1,1 mil kilómetros cuadrados de bosque, el segundo mayor territorio con bosque de mi país", explica.
"Nosotros sabemos cómo proteger nuestros bosques y, sí, queremos más apoyo para conservarlos. Somos pueblos de extrema pobreza, de difícil acceso geográfico y de escasa comunicación con los gobiernos central y local”, afirma.
"La región europea podría castigar a todas las empresas que adquieren productos producidos en tierras indígenas en medio de conflictos y muertes de esos pueblos", recomienda por su parte Sonia Guajaja en un sonoro portugués.
Enlaces relacionados:
Informe de la ONG Global Witness
Informe de la ONG The Woods Hole Research Center (en inglés)
FUENTE: SCI-DEV NET