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Cultivando desastres: las principales compañías del mundo van por la cosecha

 

 

 

 

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Fuente: Biodiversidad en América Latina y El Caribe

Las corporaciones de agronegocios más grandes del mundo implementan programas de asociación público-privada para aumentar su control de los alimentos y la agricultura en el Sur Global.

Algunas de las mayores compañías de alimentos del mundo están desarrollando un programa llamado Grow, prometiendo aplicar “soluciones basadas en el mercado” para enfrentar la pobreza, la inseguridad alimentaria y el cambio climático. Bajo una lógica de asociación público-privado, Nestlé, PepsiCo, Monsanto y otras compañías están creando estrechos lazos con los gobiernos aumentando su control sobre los mercados y las cadenas de abastecimiento.

Algunas de las mayores compañías de alimentos del mundo están desarrollando un programa llamado Grow, prometiendo aplicar “soluciones basadas en el mercado” para enfrentar la pobreza, la inseguridad alimentaria y el cambio climático. Bajo una lógica de asociación público-privado, Nestlé, PepsiCo, Monsanto y otras compañías están creando estrechos lazos con los gobiernos aumentando su control sobre los mercados y las cadenas de abastecimiento.

Grow es parte de la Nueva Visión para la Agricultura, una iniciativa del Foro Económico Mundial dirigido por 31 de las compañías “asociadas” que tienen actividades en agricultura, procesamiento de alimentos y venta directa al detalle. Noventa por ciento de estas compañías son estadounidenses y europeas, pero el programa de Grow está centrado totalmente en América Latina, África y Asia—los principales mercados en crecimiento para la industria global de los alimentos.

Grow le ofrece un escenario de éxito seguro a las corporaciones. Bajo esta perspectiva, no hay futuro para los pequeños agricultores o los pequeños comerciantes y procesadores de alimentos.

Este programa fue creado como un mecanismo para lograr un mayor control por parte de las grandes corporaciones. El desafío para la población y la sociedad civil es reconocer y rechazar este tipo de sistemas que no hacen nada por derrotar el hambre, la pobreza o el cambio climático. La solución reside en las comunidades y los movimientos que priorizan una visión de la soberanía alimentaria basada en los mercados locales, la agro biodiversidad y la agroecología.