En el marco del Tercer Foro Internacional Andino Amazónico de Desarrollo Rural realizado en la ciudad de La Paz-Bolivia durante los días 23 y 24 de septiembre del año 2015, nosotros, representantes de organizaciones indígenas campesinas originarias afrodescendientes quilombolas de esta región sur americana, luego de un profundo debate político y orgánico sobre el contexto actual y las perspectivas de vida que se proyectan en el horizonte de nuestros países, presentamos el siguiente manifiesto:
1. El vivir bien, es un paradigma civilizatorio alternativo propuesto desde los pueblos
Las afirmaciones identitarias que a partir de la década de los 70 genera el movimiento indígena originario campesino en la región, ha significado en la práctica, una cuestionante a las bases políticas e ideológicas de los paradigmas de desarrollo que han diseñado un tipo de sociedad universal y un sistema de vida humana, que sostienen como horizonte el tener antes que el ser bajo el mito de un progreso ilimitado y la obsesión del consumo mercantilizado. Ello ha puesto en evidencia el límite regenerativo de la naturaleza como fuente material de este paradigma de desarrollo dominante y ha provocado la crisis del sistema civilizatorio de la humanidad, expresada en la prevalencia de la cultura consumista de muerte por sobre la cultura del cuidado de la vida.
En este marco, el vivir bien es el horizonte civilizatorio y cultural alternativo al capitalismo y a la modernidad. Se alcanza de forma colectiva, complementaria y solidaria integrando en su realización práctica, entre otras dimensiones, las sociales, las culturales, las políticas, las económicas, las ecológicas, y las afectivas, para permitir el encuentro armonioso entre el conjunto de seres, componentes y recursos de la Madre Tierra. Significa vivir en complementariedad, en armonía y equilibrio con la Madre Tierra y las sociedades, en equidad y solidaridad y eliminando las desigualdades y los mecanismos de dominación. Es vivir bien entre nosotros, vivir bien con la naturaleza y vivir bien consigo mismo.
En este marco, se concluye y propone:
Generar el debate político orgánico ideológico en los pueblos andinos amazónicos para profundizar el vivir bien como propuesta de desarrollo alternativo que emerge desde los sistemas y experiencias de vida de nuestras comunidades y naciones ancestrales.
Interpelar las normas y conductas gubernamentales que son incoherentes con el paradigma del vivir bien constitucionalizado como el horizonte civilizatorio del Estado Plurinacional.
Velar para que nuestras riquezas naturales, debidamente gestionadas, con auténtica consulta previa y participación de las poblaciones locales sean el sostén del vivir bien de nuestros pueblos tanto en al área rural como urbana y no, como hasta ahora, recursos que solo fomentan el lucro y enriquecimiento de las transnacionales.
Efectivizar, concretizar el vivir bien de acuerdo a cada una de las visiones de los pueblos andinos amazónicos y así evitar la homogenización socio cultural en nombre del desarrollo.
2. La agricultura familiar constituye una estrategia socio económica de las familias rurales frente a los modelos de desarrollo agroexportadores
La agricultura familiar, como estrategia socio económica de las familias rurales andinas amazónicas, se encuentra en permanente tensión con los modelos agroalimentarios que fomentan las políticas públicas de los diferentes países en la región. Estos modelos, a nombre de la seguridad alimentaria, despojan a las familias rurales de sus territorios, contaminan los suelos, el aire y las fuentes de agua, favorece una dependencia a cultivos y semillas de los monopolios transnacionales y una mayor vulnerabilidad ante plagas y enfermedades, pero sobre todo, a causa del excesivo uso de los agrotóxicos, dañan la salud de las familias, tanto rurales como urbanas.
Por su parte, la agricultura familiar, entendida en la amplitud de su concepto y enfoque, se constituye en el mecanismo generador de fuentes de empleo para las familias rurales del país, a tiempo de fortalecer la unión familiar y minimizar problemas sociales inherentes a la migración, pero además satisface gran parte de los volúmenes de la demanda de alimentos sanos para las familias urbanas y rurales.
Gracias a la lucha de las organizaciones sociales, existen avances importantes dirigidos al fortalecimiento de la agricultura familiar. No obstante, la operativización de los lineamientos establecidos al fomento de la agricultura familiar, se encuentran en su etapa inicial en comparación a los otros lineamientos y políticas públicas que fomentan los modelos agroalimentarios.
En este marco, se concluye y propone:
En la región andina amazónica, la agricultura familiar desempeña un importante papel socioeconómico, ambiental y cultural, por ello, las políticas públicas deben empoderar, potenciar, dinamizar, fomentar y visibilizar a este tipo de producción sostenible practicada por las familias rurales.
La actual inversión pública en los países andinos amazónicos es inequitativa con la agricultura familiar. No solamente porque las unidades productivas familiares rurales reciben la menor parte de la inversión pública, sino también porque el fomento a las actividades del modelo agroalimentario afecta negativamente a estos sectores, ya que dinamiza el mercado de tierras y fomenta la destrucción los medios de vida de las familias rurales.
En la región andina amazónica existe una prevalencia al fomento del modelo de desarrollo agroalimentario. Este modelo se expresa en la ampliación de la frontera agrícola y ello constituye la principal causa de la deforestación, generando la pérdida de biodiversidad, el acceso a los beneficios ambientales y climáticos proveídos por los ecosistemas naturales como la captura de carbono, el impulso de los ciclos de agua y la provisión de suelos fértiles.
La insostenibilidad ambiental y social del modelo productivo agroalimentario es evidente en nuestros países, por ello, se debe replantear nuevos paradigmas alternativos de desarrollo. Las sociedades indígenas originarias campesinas afrodescendientes quilombolas, son portadoras de marcos filosóficos y lineamientos prácticos de modelos de desarrollo sostenibles.
Defender y controlar nuestros territorios recuperados y titulados a fuerza de presión y movilización y que nuestras formas de producción, gestión del territorio y producción agroecológica y silvicultura ancestral se constituyan en modelo alternativo no sólo de producción y economía sino de sociedad y civilización. Sin territorio y autonomía no es posible vivir bien.
3. Las agendas de los pueblos andinos amazónicos constituyen los factores estructurales de las transformaciones socio estales en nuestros países.
En la historia de la vida institucional de nuestras organizaciones de la región andino amazónica, se registra el rol de nuestras agendas orgánicas como ejes articuladores y factores movilizadores de procesos sociopolíticos que han generado transformaciones en las bases filosóficas del carácter monocultural de los Estados y los modelos de desarrollo que han diseñado una sociedad universal cuyo horizonte civilizatorio se asienta y reproduce en la lógica de un progreso ilimitado. Ello ha implicado en muchos casos el establecimiento de alianzas estratégicas campesinas e indígenas con actores políticos y el tránsito de nuestras agendas sectoriales a agendas colectivas de país.
Es importante reconocer los avances significativos en la constitucionalización de nuestras demandas, sin embargo, en el contexto andino amazónico actual, nuestras agendas parecen haber sido secuestradas e instrumentalizadas por los Estados, desnaturalizando su cualidad y filosofía transformadora.
Pero también reconocemos que en los últimos años nuestras organizaciones han priorizado la consolidación de los lineamientos políticos en relación a los otros puntos también con alto contenido estratégico. Este hecho, lejos de fortalecer nuestras estructuras y funcionamiento autónomo orgánico, nuestras capacidades de incidencia y propuestas como también el mejoramiento de la calidad de nuestras vidas, ha hecho que sigamos experimentando altos niveles de exclusión, pobreza, intromisión política partidaria y violación de nuestros derechos sociales, económicos, políticos, culturales ya constitucionalizados.
En este marco, se concluye y propone:
La acumulación histórica de las luchas indígenas originarias campesinas afrodescendientes quilombolas traducidas en procesos de cambios estructurales en nuestras sociedades y los Estados debe seguir siendo la fuerza movilizadora de los pueblos que les permitan avanzar hacia un nuevo horizonte civilizatorio.
Las agendas estratégicas históricas y actuales de las organizaciones indígenas originarias campesinas afrodescendientes quilombolas deben constituir los factores de articulación orgánica de los movimientos sociales como base que permitan garantizar los derechos colectivos e individuales reconocidos legalmente.
En este marco, se debe profundizar la unidad de las organizaciones indígenas originarias campesinas frente a las fuerzas externas que auspician la división, captación y el silenciamiento de las voces que interpelan las conductas incoherentes de los gobernantes, las políticas públicas excluyentes y violatorias de los derechos de los indígenas originarios campesinos afrodescendientes quilombolas de la región andina amazónica.
Mantener y fortalecer la autónoma orgánica y política de las organizaciones sociales frente a los gobiernos de izquierda y progresista. Si quieren ser depositarios de nuestra confianza deben saber escuchar a los pueblos, sus propuestas y demandas, para que podamos construir un futuro donde el Estado sea la expresión de la voluntad popular.
Combatiremos todas las políticas que amenacen nuestras vidas y de nuestras comunidades.
Convocar a la unidad y articulación de nuestras organizaciones de nivel nacional y regional para generar y fortalecer movimientos globales para luchar incasablemente contra el extractivismo y el agronegocio y las políticas capitalistas, que no sólo saquean nuestras riquezas y nos despojan de nuestras formas de vida y nos deja destrucción, pobreza y muerte.
Las organizaciones sociales somos contrarios a las políticas capitalistas, imperialistas y colonialistas.
4. El diálogo y la diplomacia de los pueblos son el camino para construir la paz en nuestros países
Después de 50 años de conflicto armado, el pueblo colombiano no ha perdido la esperanza de alcanzar la paz con justicia social a través del diálogo. Hace dos días, en La Habana – Cuba, se ha suscrito un acuerdo de entendimiento para avanzar en la firma de un tratado de paz entre el gobierno colombiano y las FARC-EP.
Las organizaciones indígenas originarias campesinas afrodecendientes quilombolas y la diversidad de expresiones de lucha popular de la región andina amazónica saludamos y celebramos este acuerdo y manifestamos nuestra convicción de que el diálogo y la diplomacia de los pueblos son el camino para alcanzar soluciones a los problemas que tenemos como herencia de los modelos de desarrollo neoliberal en nuestra región.
Este acuerdo pone al orden del dia la urgente necesidad de decretar un cese bilateral del fuego para seguir fortaleciendo la confianza del pueblo colombiano en el proceso de paz, crear el ambiente propicio para lograr una salida politica definitiva a este largo conflicto social y armado.
Asimismo, saludamos y acompañamos solidariamente a las justas luchas de movilización del movimiento social y popular, especialmente las encaminadas por la Cumbre Agraria Campesina Étnica y Popular, como también saludamos el proceso Constituyente que se viene impulsando en todo el territorio nacional colombiano.
24 de septiembre de 2015
La Paz – Bolivia