"La confirmación en enero de que otra megafábrica de celulosa se instalará en Uruguay, controlada por grandes capitales transnacionales, reavivó la preocupación de varios sectores por la actual tenencia y uso de uno de los principales recursos del país: la tierra. La nota distintiva es que muchas de las voces de discordia provienen del propio gobierno uruguayo.
El 18 de enero la empresa Montes del Plata de Uruguay, consorcio en partes iguales de las forestales Arauco de Chile y Stora Enso de Suecia-Finlandia, firmó el contrato de inversión para la instalación de una planta de celulosa en la localidad de Conchillas, departamento suroccidental de Colonia.
El proyecto implica la construcción de una moderna planta de celulosa, un puerto para la exportación de ese producto, y una unidad generadora de energía a base de biomasa forestal. La inversión total sería de US$1.9 millardos, la mayor a manos de privados en la historia del país. La planta produciría 1.3 millones de TM anuales de pasta de celulosa a partir del 2013.
Según un comunicado de prensa de Montes del Plata, durante la fase de construcción de su fábrica se dará empleo a un promedio de 3,200 trabajadores, con un máximo estimado en 6,000. Pero luego de finalizadas las obras, la planta daría trabajo sólo a 500 personas de forma directa. La madera que servirá de materia prima para la nueva industria llegará desde las plantaciones forestales de la propia Montes del Plata en nueve departamentos del país.
Monocultivos
Uruguay ya tiene una planta de celulosa operando desde fines del 2007, perteneciente a la empresa finlandesa UPM-Kymmene, luego de que esa empresa comprara en el 2009 los activos de la también finlandesa Botnia, que había construido la planta. La fábrica está situada en la localidad de Fray Bentos, departamento de Río Negro, sobre las márgenes del río Uruguay, que separa el país de Argentina.
La instalación de la planta de celulosa sobre el río Uruguay generó un grave conflicto diplomático entre Uruguay y Argentina que terminó en un juicio en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Holanda, que resolvió finalmente sólo una condena moral a Uruguay por no respetar el tratado del río compartido, pero no ordenó el cierre de la planta.
En su momento, la inversión de Botnia en Fray Bentos, de alrededor de $1 millardo, también fue promovida como la mayor inversión extranjera directa en la historia uruguaya. El argumento a favor de esta industria, las fuentes de empleo que generaría la planta de celulosa, quedó por el camino con el tiempo: luego del auge durante la construcción de la fábrica, apenas trabajan allí unos pocos cientos de personas. Hoy Río Negro es uno de los departamentos con mayor tasa de desocupación del país.
Uruguay tiene alrededor de un millón de hectáreas forestadas con eucaliptos y pinos, principalmente destinadas a la industria mundial de la celulosa. El consorcio Montes del Plata es el mayor propietario de tierras del país, con casi 240,000 Ha, según la información disponible en su web. UPM-Kymmene tiene alrededor de 225,000 Ha, de acuerdo a un comunicado de prensa de la empresa del 20 de enero, y la estadunidense Weyerhaeuser también se destaca con más de 140,000 Ha, según datos de su sitio en internet.
El gran impulso a la soja transgénica en Uruguay -casi el 100% de la soja plantada- termina de configurar la creciente evolución de los agronegocios a nivel nacional. Se espera que las siembras de soja de octubre del 2010 y de la primera quincena de febrero de este año, controladas principalmente por empresarios argentinos, abarquen en total también alrededor de 1 millón de hectáreas. Conjuntamente, entonces, la forestación y la soja terminarían ocupando este año 2 millones de hectáreas del país, que tiene un total de 16 millones que pueden ser producidas. No es poca cosa.
El crecimiento de esos sectores ha ido de la mano de un proceso de agotamiento de las fuentes de agua en varias zonas rurales, empobrecimiento de los suelos, desplazamiento de los pequeños productores, pérdida de soberanía alimentaria, latifundización y extranjerización de la tierra.
Voces críticas
El propio presidente uruguayo, José Mujica, ha manifestado su preocupación por la concentración y extranjerización de la tierra en el país. El mandatario ha ordenado inclusive a la bancada parlamentaria del oficialista Frente Amplio que estudie soluciones posibles.
Luego del anuncio de la instalación de la planta de celulosa de Montes del Plata, algunos representantes del Frente Amplio relativizaron los beneficios para el país de la inversión de la empresa. Este tipo de estructura productiva "no es la ideal", reconocieron varios legisladores.
El senador Eduardo Lorier, del Partido Comunista, que forma parte del Frente Amplio, fue el más enfático. Citado en una nota del 20 de enero del periódico La Diaria, Lorier dijo que las plantas de celulosa generan "muy poca mano de obra ocupada" una vez en funcionamiento, y que la exportación de celulosa "genera muy pocos recursos para el país" porque las empresas operan en régimen de zona franca. Así lo hace UPM-Kymmene en su planta de Fray Bentos y lo hará Montes del Plata en Conchillas.
Lorier recordó además que la forestación, al igual que la sojización, genera la "reprimarización de la producción uruguaya exportable, es decir, exportamos cada vez más materias primas, y, a su vez, la extranjerización creciente, que se une con la concentración de la propiedad".
En tanto, el Grupo Guayubira de Uruguay, que nuclea a varias organizaciones ambientalistas del país, manifestó públicamente su descontento con la instalación de Montes del Plata. Desde hace años el grupo destaca las consecuencias negativas ambientales, sociales, culturales y políticas de los monocultivos forestales.
La activista Elizabeth Díaz, representante del Grupo Guayubira, en conversación con Noticias Aliadas, consideró necesario analizar el "modelo global".
"Estamos hablando de una fábrica y de una cantidad de hectáreas de tierra destinadas a las plantaciones, en vez de destinarlas a la producción de alimentos u otros tipos de producciones tradicionales", dijo.
En esa línea, agregó que "Montes del Plata tiene en su poder unas 250,000 hectáreas de tierra, cinco veces la superficie del departamento de Montevideo. Es un disparate para Uruguay y creo que para cualquier país del mundo", concluyó."