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En el desarrollo del taller creativo “Biodiversidad y cambio climático” junto a una treintena de jóvenes, mujeres y hombres, provenientes de los municipios del Sena y Puerto Rico de Bolivia, visitamos el Bosque Educativo de la comunidad campesina de Sacrificio.

En la segunda jornada del taller, se optó por una práctica de campo y nos trasladamos hasta la comunidad de Sacrificio, perteneciente al municipio de Puerto Rico. Nos recibieron los presidentes de la comunidad y de la junta escolar, haciendo un recorrido previo a las y los jóvenes, precautelando por su seguridad y dando la bienvenida al equipo de facilitación.

La práctica de campo consistió en una serie de consignas para fotografiar la diversidad plantas, insectos y hongos, y realizando la actividad de la zafra; además realizar un video actuando como un animal, la grabación de audio del canto de un ave, una selfie sexy con la naturaleza, una selfie creativa en equipo y una foto creativa libre.

Las y los jóvenes habían incursionado muchas veces durante su vida en el bosque, conocen las especies de plantas, insectos y saben cómo cuidarse. En el caso específico del Bosque educativo de Sacrificio, no todos los y las jóvenes lo conocían, así que pudieron apreciar la denominación que se había hecho de varias de las especies de árboles o palos.

En estos municipios, no todos los y las jóvenes tienen celular inteligente, sin embargo, todos pueden utilizarlo y están familiarizados con la virtualidad. A los y las jóvenes no suele acompañarlos el silencio, siempre están sueltos a la conversación, las risas y también la música moderna de sus dispositivos. Sin embargo, la recomendación de respetar la armonía del bosque fue respetada y mostró que ellas y ellos conocen y disfrutan del bosque en varias de sus dimensiones. El ingreso al bosque supone agudizar los sentidos, pues se escuchan diferentes tipos de aves, se observan huellas de animales, posibles cazadores y palos que está por caer.

Las y los jóvenes conocen el bosque porque participan de la zafra de la castaña y porque sus padres y comunidades ostentan, en propiedad colectiva, determinadas porciones de bosque y recolectan frutos y madera. La incursión realizada activó sus conocimientos sobre la biodiversidad, amplió sus capacidades en fotografía y reforzó vínculos, pues trabajaron en equipos.

Tres estudiantes fueron picados, uno con la buna una especie de avispa carnicera y dos con petos amarillos, aunque los organizadores y facilitadoras tuvieron un susto y generaron cuidados necesarios, las y los jóvenes mantuvieron la calma por su conocimiento tanto del territorio, como de los efectos de estas picaduras.

Las fotografías serán seleccionadas y se subirán a las aplicaciones eBirds e iNaturalist. El trabajo de equipo fue premiado con crédito para sus teléfonos, para que sigan registrando su conocimiento en fotografías y comunicándose con sus amigas y amigos.