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La líder paraguaya Perla Álvarez comparte su experiencia en la aprobación de la Declaración de Derechos Campesinos

 

 

 

 

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Desde la comunidad de San Francisco en el distrito de Repatriación del departamento de Caaguazú, Perla Álvarez Britez, militante de Vía Campesina y CONAMURI del Paraguay, compartió sus reflexiones en un Facebook en vivo, respecto a la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y de Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales (DDC). Esto ocurrió el 25 de septiembre, en el marco del Foro Virtual “Avances y obstáculos para la ratificación de la Declaración de los Derechos de los Campesinos en Sudamérica”, que tuvo soporte en la plataforma de Interaprendizaje del Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica – IPDRS.

Perla Álvarez Britez se refirió al grupo de trabajo para las Naciones Unidas, desde el que se incidió durante 17 años de trabajar por este instrumento (la Declaración), haciendo algunas concesiones y ganando otras. Según su experiencia, uno de los temas de gran discusión fue el tema identitario, la denominación de campesinos y campesinas, que define una identidad muy importante, pero no ingresa en los instrumentos legales, como si no existiesen, por ejemplo, en la Constitución paraguaya o el estatuto agrario.

Como parte de su acerbo político, Álvarez apunta que la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas, también llevó “20 años de trabajo, hombres y mujeres, con quienes hemos aprendido, y juntas y juntos hemos transitado”. Así, con la sensación de que su historia personal -y seguro que la de muchas líderes rurales- encadena estas luchas y procesos de reconocimiento e incidencia, Perla afirma que “el 28 de septiembre de 2018 hemos aprobado el texto [de la Declaración de Derechos Campesinos] que ustedes pueden encontrar en la página de ONU y de la Vía Campesina”.

Antes de la aprobación, refiere a un contexto de alianzas en Naciones Unidas, pero también en el ámbito de las organizaciones de campesinas y campesinos de diferentes continentes, y América Latina, que es un continente con mayorías campesinas, tuvo un papel preponderante en la formulación, en las condiciones del planteamiento y el debate presentado en las diversas plenarias.

Algunos gobiernos fueron aliados en el debate, pero otros, se han opuesto y han pedido postergaciones innecesarias, con el tiempo, si no avanza un grupo de trabajo, se elimina, entonces, algunos gobiernos han impulsado para sostener el trabajo por tantos años. “Era sorprendente cómo Estados Unidos se presentaba y hacía una exposición de una hora para oponerse, terminaba y no escuchaba nuestras intervenciones, sin darnos oportunidad alguna para expresarnos desde nuestros territorios, no le importaba lo que podía pasar en otras partes del mundo” relató Álvarez.

En las instancias internacionales, la Declaración de Derechos Campesinos está empezando a utilizarse, tanto Paraguay como Argentina, están usando argumentaciones para recomendaciones de la CIDH. “Este mismo instrumento lo estamos trabajando en la Vía Campesinas, en la Organización De Estados Americanos, en este instrumento se recoge la diversidad del ser campesino a nivel global. En varios países es una referencia, hay cuestiones comunes, el vínculo con el territorio, el autoconsumo, la comercialización, la producción de alimentos y esta dificultad de acceder a la tierra, en condiciones laborales dignas, políticas sociales dignas”. Son los elementos que tenemos en común, qué pasa luego de la aprobación de diciembre a ahora….

El contexto con la Declaración de Derechos Campesinos aprobada

Perla Álvarez, afirma que “necesitamos trabajar la promoción, acompañada de un proceso de formación, capacitación; este instrumento nos permite reunirnos desde las organizaciones campesinas, indígenas y otras formas organizativas, y debemos apropiarnos de los artículos y la fundamentación. La siguiente tarea es desarrollar actividades comunicacionales y políticas. En Sudamérica, tenemos un cambio de contexto, en Bolivia que fue el país que más colaboró ocurrió un cambio de gobierno y no se ratificó; otro de los países que empezó a trabajar en esto fue Colombia, pero la lucha está criminalizada. En Paraguay y Argentina, ya se ha hecho una referencia, por la falta de protección al territorio y el envenenamiento de agua por agrotóxicos”.

“El centro del instrumento está basado en los postulados de la soberanía alimentaria, hace hincapié en el territorio, derechos colectivos, derechos culturales, saberes campesinos, semillas, etc. En las audiencias se decía [con temor] que los saberes campesinos podían llegar a ser propiedad privada, y podían subordinarse a la acumulación del capital; no basta con la tierra, semilla, agua, hasta los saberes de nuestra memoria están siendo sujetos de mercantilización. Por eso este instrumento, es jurídico, pero también político. [Sirve] para afianzar nuestra permanencia en el campo, no es una cuestión de capricho, sino de necesidad de sobrevivencia de toda la población, para el campo y la ciudad. La ciudad no come si el campo no produce, podemos promover la agricultura urbana, pero eso no es suficiente, hace falta la producción campesina e indígena, la recuperación de los montes, donde hay alimento, medicina, etc.”.

En este contexto, afirma Álvarez, “con un gobierno como el de Bolsonaro, el golpe en Bolivia y otros gobiernos que no nos están sirviendo, son contextos adversos a esta aprobación, es necesario hacer un uso eficiente y político de este instrumento, buscar alianzas con otras organizaciones, campesinas, urbanas, académicas, estudiantiles o de trabajadores en el campo sindicalizados”.

Reflexiona la líder campesina, que por la pandemia muchas de las labores se han volcado a lo virtual y tecnológico, y con ello, se suma a la agenda reivindicativa, una lucha por la conectividad, “nos llega la conexión cara y de baja calidad”, afirma, mostrando una más de las desigualdades que debe enfrentar la población rural en la región. En tanto, “quienes detentan el poder, y están articulados al agronegocio y al extractivismo, no solamente tienen muchos recursos, también tienen aliados y muchas veces, son los mismos que están en los parlamentos, bancadas de gente vinculada al sector agroindustrial”.

Uno de los temas en los que incide la Declaración y que tiene que ver directamente, con la reproducción de la población campesina y sus sistemas agroalimentarios, es el de las semillas, al respecto, Perla explica que “las semillas protegidas son las transgénicas, nos quieren prohibir el uso de nuestras semillas. El instrumento es una defensa amplia de nuestras semillas, patentes y derechos intelectuales”. Y así como éste, existen varios frentes de lucha, la experiencia de un país será muy importante para los otros países, pero, en definitiva, la Declaración de Derechos Campesinos como un instrumento de lucha, “necesita regresar a los territorios, para que nuevamente se constituya en una herramienta, que hoy hayamos estado hablando de este tema, es una herramienta para visibilizar lo oculto y lo negado. Muchas de las leyes, son palabras que quedan en papel”, reflexionó Perla, por eso, el ámbito jurídico, debe ser un escenario más de lucha.

Junto a la expresión de los participantes del Foro Virtual y el propio conversatorio, se afirmó que finalmente, los derechos se logran en las calles, con la movilización, con trabajo, con debate, con el esfuerzo colectivo de todas las organizaciones, de todo el campesinado del mundo, con la construcción de alianzas fuertes.

 

Reviva el Conversatorio “Adversidades que la Declaración sobre Derechos Campesinos enfrenta en su promoción y ratificación” junto a Perla Alvarez, militante de Vía Campesina y CONAMURI, Paraguay:

https://www.facebook.com/IPDRS/videos/661545007811091