En el IPDRS, el embajador de Uruguay en Bolivia, Carlos Flanagan, compartió en días pasados con un grupo de investigadores, operadores y gestores de proyectos vinculados con distintas dimensiones del desarrollo rural en Bolivia y en la región.
Bajo la convocatoria de un “Convite”, el IPDRS está invitando regularmente a espacios pequeños, plurales y especializados de diálogo sobre desarrollo rural e integración en Sudamérica, con la intención de conocer, a través de sus portavoces del ámbito diplomático, las rutas históricas y los principales puntos del debate actual que caracterizan a los países de la región. Los Convites contaron ya con la participación del Cónsul general de Chile, embajador Jorge Canelas y el embajador de Brasil, Marcel Fortuna Biato.
La exposición del embajador partió con una visión histórica general y con datos estadísticos muy precisos sobre las actividades de la agricultura y la pecuaria en su país, para pasar luego a una ordenada ponderación de las principales políticas que el Estado uruguayo está aplicando en el campo del desarrollo rural. En ese esfuerzo destacan los esfuerzos de una institucionalidad integral y coordinada en función a una orientación explícita de productividad con justicia social (Ver en esta misma página la ayuda memoria con el contenido del evento).
En la ronda de preguntas y comentarios que siguió a la exposición del embajador Flanagan se destacaron aspectos positivos de la situación uruguaya como los avances de la institucionalidad y la visión estratégica que vincula indisolublemente productividad con justicia social. También se mencionaron aspectos críticos como el avance de la producción extensiva de soya en la campiña uruguaya, la extranjerización de la tierra y el dramático despoblamiento de las zonas rurales del país.
Dos puntos especialmente interesantes fueron el referido a la estrategia económica de Uruguay y a la concepción de integración regional. La estrategia país, basada en el reconocimiento de su tamaño pequeño, cuyo lema de “la escala no nos da, necesitamos alianzas” que, a juicio de los participantes en el Convite puede ser “de gran aprendizaje para Bolivia”. En directa relación, el embajador Flanagan ve la integración regional como un desafío de estrategias complementarias, único camino para pasar del discurso a los hechos.