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El pasado 23 de febrero, El Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS) organizó el convite “Hipótesis sobre la emergencia de los movimientos indígenas en Ecuador y Bolivia” – avances de la tesis doctoral- a cargo del investigador ecuatoriano Gonzalo Stalin Herrera, con el fin de motivar a la discusión sobre esta temática en ambos países. El evento contó con la presencia de investigadores sociales de Bolivia, Brasil, Estados Unidos y Alemania.

Herrera explicó que su investigación tiene una visión agrarista y que partió de la idea de las revoluciones. “A finales del siglo XX se produce una emergencia campesina distinta a las reivindicaciones y luchas de siglos anteriores porque son luchas que se extienden a lo largo del continente y buscan un posicionamiento de cambio y transformación”. Tomó los casos de Ecuador y Bolivia porque ambos tienen la particularidad de institucionalizar y materializar el movimiento con un programa campesino.

La exposición demostró datos y cuadros interesantes para ambos países. Los movimientos indígenas en Ecuador y Bolivia completan un ciclo de avance y crisis, caracterizado por la emergencia, disputa por representación, disputa institucional y un nuevo gobierno en el marco de una la crisis política.

Luchas en el siglo XXI

En Ecuador, en los años ’90 hubo varios grandes levantamientos que un poco desaparecen con la llegada de Rafael Correa al poder en 2007 y otra nueva emergencia se renueva después de 2012, con una resistencia mayor y nuevas conflictividades, en un gobierno post neoliberal, donde hay enorme inversiones, lo que cambia geográficamente la característica del conflicto.

En Bolivia ocurre algo similar. Desde la primera marcha indígena en 1990 hubo una disputa de las organizaciones campesinas e indígenas, visibilizada en grandes procesos de movilización y que descienden después de la Asamblea Constituyente (2006-2009) y después con la disputa de las élites. A igual que en Ecuador se puede ver la emergencia de los movimientos, la disputa, la constitución de espacios de representación, el impulso de un nuevo gobierno y la crisis del movimiento.

Resaltó que la emergencia de los movimientos se basa en una disputa por la constitución local y que es importante pensar en el carácter de alianza que se generó, la cual fue multiclasista o multisocietal y no solo implicó el trabajo de indígenas y campesinos aunque éstos hayan estado a la cabeza. Es un movimiento que renueva la izquierda, el movimiento de trabajadores y viene de una crisis que hace evidente la complicidad del gobierno y del Estado. “Las organizaciones indígenas logran construir una plataforma donde se agregan otras fuerzas y construyen su capacidad moderna”.

El debate con el público generó discusiones no sólo en observaciones o aportes al enfoque de la tesis presentada, se cuestionaron y debatieron aspectos de las nuevas élites, re significación de espacios, urbanización del campo y liderazgos organizativos entre otros.

Para el IPDRS generar debates académicos como éste, no sólo permite cuestionarse con la realidad; sino de especificar aún más el trabajo en el desarrollo rural y comprender de mejor manera el contexto boliviano, ecuatoriano y sudamericano.