Mamacuana: una conversación con Consuelo Rivero, una líder indígena amazónica
Consuelo Rivero
Consuelo Rivero, la mamacuana (en lengua tacana) para sus allegados, es originaria de la comunidad Lago El Carmen, en la provincia Vaca Diez del departamento del Beni. Su temprana inquietud organizativa la llevó a participar de la gestación del movimiento indígena y la construcción de las organizaciones amazónicas de Bolivia. Actualmente, es concejala del Municipio del Sena, Pando.
La entrevista que compartimos a continuación expone, a través de la historia de vida de Consuelo Rivero, las necesidades organizativas que se viven en la Amazonía desde la infancia. Además, Rivero comparte su experiencia en las primeras marchas indígenas, como líder indígena y algunas reflexiones, para las discusiones del presente.
¿Cómo inició su trayectoria dirigencial?
Agradecida con Dios por darme esa habilidad, esa capacidad y esa sabiduría que ahora tengo, gracias a Dios. Laguna Rota es el nombre de una comunidad que fue formada por mi padre, que en paz descanse, y toda la familia Rivero, Santa Cruz, Salvatierra y Quetewari. Una comunidad donde yo nací y me eduqué. [Esto ocurrió] en el tiempo de la goma, de la casa Suárez, mi padre llegó a formar esa comunidad. Le estoy hablando de los años sesenta.
Adelaida Santa Cruz fue mi madre, que en paz descanse. Mi padre, Leoncio Rivero Ramírez fue un coripateño del departamento de La Paz, no he podido conocer a su familia. De mí mamá, sí pude conocer a toda la familia Santa Cruz, que vino de Tumupasa al departamento de Pando, a la comunidad de Lago Carmen en Beni, no muy lejos de Pando.
Me contó mi padre, yo nací en 1967, antes solo había escuela particular y no fiscal, en ese tiempo se educaba el que tenía plata. Mi padre trabajó la goma para pagar a profesores particulares, para que nosotros estudiemos.
Cuando tenía 11 años fui madrina de unos niños que nacieron, me sentía muy pequeña para ir a recibir a un ahijado. Tengo una ahijada que está más vieja que yo [ríe], me visitó el otro día, se puso a llorar, me dijo que yo había abandonado la comunidad. Actualmente, la comunidad se llama Lago Carmen, de ahí salí, yo hice la demanda [para titular el territorio]. Salí del territorio a mis 26 años, con esposo, antes salía con mi padre. Aprendí de todo, gracias a mi padre. Luego de la escuela, aprendí a cazar, a pescar, a rayar goma, sembrar yuca, sembrar plátano. Mi padre era un buen agricultor, hacía empanizado, azúcar morena. Mi madre hacía el jabón que utilizábamos más antes, ahora ya se perdió.
De muy niña he sido dirigente de la junta de niños, estaba preocupada porque en la comunidad no surgía esa comunicación directa con la autoridad. Teníamos mucha inquietud, no había escuelas fiscales, luchamos por la primera escuela. Me recuerdo bien de mi profesor, de la primera profesora. Yo sentía que la profesora era como mi mamá, ese respeto, ese cariño le tenía. Me daba vergüenza porque todas me decían grandota y recién estaba en tercero, y de tercero salí igual como dirigente. Mis alumnos no iban a clases, tenía que ir a ver por qué no los mandaron. Eso me gusto, esa dirigencia desde chica.
Luego me casé, me gustó ir a las reuniones, me gustó compartir y eso no perdí, mi esposo no pudo atajarme. Era inocente hasta mis 18 años, no conocía qué era cortejo, qué era hombre. Eso me hizo pensar mucho, pensé mucho por mi familia, con más conocimiento, con mi esposo, empecé a hacer demandas por el territorio.
Me convocaron a un congreso en Trinidad, que recuerdo mucho. Todavía no existían organizaciones indígenas, entonces, creamos una organización, el Comité de Pueblos Indígenas. No teníamos mucho respaldo, éramos afiliados a la Central de Pueblos indígenas del Beni, y asistíamos a Trinidad, capital de Beni. Luego formamos el Centro Indígena de la Región Amazónica de Bolivia - CIRABO. Ahí fui dirigente por doce años y eso me formó mucho, hicimos las [primeras] cinco marchas de los pueblos indígenas.
Cuando iba a La Paz, a Santa Cruz, a Cochabamba, les decía, ‘sí, voy como pueblo indígena de la regional de CIRABO’. Siempre fui secretaria, no logré la presidencia. Fui leyendo de la equidad de género, en cualquier organización teníamos derecho de ser presidentas. Entonces, el presidente de la CIRABO me delegó como vicepresidenta de una regional de CIRABO, para convocar a una marcha por el reconocimiento de los pueblos indígenas.
La marcha de 1990, fue la marcha que me hizo sentir como si me sacaran de la esclavitud. Mi padre, mi madre, yo sentía que éramos libres. Empezamos a marchar desde el Beni, tres meses marchamos por la demanda de los territorios de los pueblos indígenas. El reconocimiento de que los pueblos indígenas existíamos. Luego esos tres meses, logramos llegar al Palacio de Gobierno [en la ciudad de La Paz] y pedir hablar con el presidente.
[En la segunda marcha] el vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas, me hizo sacar el collar que tenía, que guardaba como una cultura mía. Yo llevaba la dirigencia del pueblo Tacana, que me identificaba como idioma, como cultura, me sentía como autoridad. Ellos no permitían nuestra cultura, nosotros todavía no estábamos reconocidos, no teníamos nuestra identificación. Esa discriminación yo sufrí, esa violencia sufrí, cuando era dirigente, muy joven. A la [dirigenta del pueblo] Pacahuara, le pidieron sacarse el aro que ellos utilizan en la nariz, pero no podía sacárselo y entró así.
Agradezco a Dios que, hasta ahorita, puedo contarle a la gente, a los nuevos dirigentes de ahora, que lo que logramos en la marcha, con nuestro sufrimiento, gracias a eso, tenemos una nueva Constitución que nos incluyó y nos reconoció a todos.
Pero eso, no fue fácil, por eso sufrí como cinco marchas. Primero, la marcha por el reconocimiento de los pueblos indígenas, la marcha por el territorio, la marcha por la autonomía, la marcha por la modificación de la ley INRA. Y bueno, la marcha por la nueva Constitución y la Asamblea Constituyente. Esas fueron las marchas de las que yo participé en mi gestión, esos recuerdos no puedo olvidar. Ahora me siento orgullosa, ya no tengo vergüenza, ya no tengo miedo. Ya no hay eso que yo sufrí. De repente nadie de mis hermanas sufrió lo mismo porque fui la única en la dirigencia, viví y fui responsable. No como ahora, que eligen a la que más habla. Yo fui una persona responsable con mi organización, no vendí a mi pueblo, no me cambié con nada, fui honesta con mi pueblo
Luego de esa marcha, logré la titulación de mi TCO [Tierra comunitaria de origen] que tardó muchísimo. La primera demanda fue del multiétnico, le decíamos así porque vivíamos tres pueblos indígenas, Tacana, Cavineño y Esse ejja, esos tres pueblos. La TCO Chaco Pacahuara, la TCO Yaminahua-Machineri, la TCO Araona y la última es TCO es la Cavineña. Fuimos estructurando, fuimos ganando espacios, y yo, de la dirigencia de mi pueblo, pasé a la regional, y luego, a la nacional; y ahora estoy como autoridad municipal.
Una vez titulada la TCO, en el año 2005, me traslado a hacer ocupaciones en las áreas que demandamos, desde entonces, abandoné mi primera comunidad que es Lago El Carmen. Fundé el Anexo Lago Carmen, llegué con 10 familias, actualmente está contando con 22 familias, es el crecimiento poblacional que tenemos. Y desde el año 2007, vivo aquí en Pando.
¿Cómo llegó al municipio del Sena?
Mi comunidad forma parte del municipio del Sena. En la primera gestión, fui elegida por mi pueblo para la Asamblea departamental, pero lamentablemente tenemos la minoría de los pueblos indígenas. Dentro el municipio del Sena, no tenemos muchas comunidades indígenas, solamente somos 12 comunidades indígenas. En cambio, los campesinos tienen casi 90 comunidades, como son mayoría, perdí la candidatura.
En esos años, optamos por Evo Morales, fue difícil hacerlo presidente. Fuimos optando por ser del MAS, porque que era el partido que nos ayudó a crecer como pueblo indígena. Armamos un Pacto de Unidad, y estuve con los ponchos rojos, con los movimientos sin tierra de La Paz, Chuquisaca, Santa Cruz, Potosí. Todos los departamentos hicimos uno solo y logramos hacer un gobierno nacional, optamos por ese partido político del MAS y lo hicimos crecer.
Por una parte, está bien que haya crecido, pero lo único que pido es que haya credibilidad y respeto otra vez, porque ha perdido mucho. Si bien Evo Morales fue un buen líder, también hubo errores y esos errores tenemos que corregirlos.
En el año 2007, el prefecto era Leopoldo Fernández y me hizo la vida imposible. Nos hizo golpear, humillar, entre comunarios y entre campesinos e indígenas. Me quisieron quemar, corretear, porque para ellos, yo venía a invadir. Ellos no reconocían la demanda de titulación del territorio, no sabían que el multiétnico llegaba hasta aquí. Como autoridades decidieron que, desde Cobija, vengan y me saquen, me echaran a la provincia Vaca Díez del Beni.
Como no tenían información, armamos la Comisión Nacional para que vengan y nos posesionen. En diciembre, gracias a la buena coordinación, el presidente, el INRA nacional, llegaron e hicieron conocer que era nuestra demanda y territorio titulado. El prefecto pidió disculpas, el INRA explicó que esas tierras eran del territorio multiétnico. Yo me vine del Beni porque todos los años se inundaba y no teníamos los recursos forestales, se vivía de la agricultura. Fue difícil venir acá, pero me acostumbré. Aquí ya sé quebrar coco, acá es diferente, aquí tenemos la materia prima que es la castaña, eso hace que tengamos un municipio sostenible durante los tres meses de la zafra.
No fue fácil, nuestra TCO está dividida por los municipios, se están haciendo leyes para los límites municipales y los límites departamentales, y el multiétnico se encuentra entre Beni y Pando.
¿El Territorio Multiétnico II, ha demandado autonomía indígena?
Sí, las cartas orgánicas no se han aprobado todavía, pero como gobierno municipal somos autónomos. El tema de los límites es lo complicado. Va a ser un conflicto que vamos a tener porque no todavía no sabemos si el territorio llega al municipio de Ixiamas (La Paz) o de repente al municipio de San Lorenzo (Pando).
¿Y cómo ve el destino de los pueblos indígenas luego de las primeras cinco marchas?
En la marcha por la modificación de la Ley INRA [2006], y lo digo para que el pueblo conozca, los dirigentes de ahora piensen y reflexionen. Cuando marchamos desde Beni con 500 personas y llegamos con 50.000 personas al Palacio del Gobierno. En ese tiempo, Silvia Lazarte sería la presidenta de la Asamblea Constituyente, y no nos abría la puerta. La bajamos con la tacuara que era el arma de los marchistas, para decirle que nos escuche. Ni siendo de nuestra gente, no quería escucharnos, no respetó la llegada de la marcha.
Luego nos escuchó y le dijimos que nosotros queremos la tierra que hemos demandado. Si pedimos la modificación es porque queremos que se respeten las demandas. Pero, los mismos dirigentes de mi pueblo se iban regresando [de la marcha] porque los barraqueros les metían plata. Más de tres emboscadas nos hicieron, para que no avancemos. Me pusieron harta plata en la mesa para que yo retorne de esa marcha y no llegue al Palacio de Gobierno. Y yo dije, ‘que Dios me perdone, no puedo mentir a mi pueblo. A ustedes sí le puedo rechazar, pero no puedo recibir recursos, ni vender a mi pueblo, no necesito, va a disculpar’.
Y es por eso que yo conozco a muchas personas, a quienes hacían cadenas de exportación con los recursos naturales, pero yo siempre he estado escuchando a mi pueblo y no me vendí. En la marcha del TIPNIS[1], había intereses personales y también había intereses del pueblo que querían carretera, pero no querían que pase por donde iba a pasar. Yo no pude participar de esa marcha, pienso que mis compañeros se han dejado mentir, batir la mente y no compartieron entre ellos.
Hay muchas cosas que no se han cumplido con Evo Morales. Incluso había un acuerdo de que una gestión gobernaba él [el sector campesino] y luego había un gobierno de nosotros, los pueblos indígenas de la Amazonía, cosa que no se cumplió. Yo hice que me den una pausa, quería descansar ya no me metí a la dirigencia. Me vine a ocupar esta área, que nos había costado titular, y me viene a dedicar a la agricultura, a acomodar a la familia. Así llegué a Pando, escapando de la dirigencia porque dije ‘ya basta, basta de las cosas que he hecho y nunca me lo recompensaron’. Nunca recibí un reconocimiento de ellos. Sí, la marcha me dio en el tiempo de la CIRABO, un reconocimiento como buena líder, pero yo quería ganar la flecha de oro que no la he podido ganar, después de tantos años de líder.
¿Quiere dejar un mensaje para las nuevas generaciones?
He llegado hasta los 16 años de dirigencia, gracias a esa experiencia, gracias a Dios, ahora soy una autoridad del municipio. Postulé por el MÁS y gané, estamos para trabajar tanto para el campesino como para el indígena, estamos en la misma bolsa. No hay diferencia, la ley no está mal hecha, la ley está bien hecha, pero hay personas y profesionales que todavía están con la vieja ley. Eso tenemos que romper, ese candado que todavía nos falta poner a nosotros como autoridad para que los empresarios sepan que se les está reconociendo, pero las cosas ya no son como antes.
El mejor mensaje para la nueva generación es que no pierdan su cultura y nunca nieguen a su madre, ni a su padre. Si bien sabemos que la nueva generación se está formando, tenemos profesionales en nuestros nietos. Nuestros antepasados nos educaron a nosotros, los nietos ya son formados, pero muchos se están corriendo del pueblo. Y hay más personas que se hacen pasar como pueblos indígenas para lograr tener esa cobertura, en otras palabras, nos están utilizando. Pedirles que no sean egoístas con los pueblos indígenas. Y cuando se eduquen, no nos utilicen y luego nos dejen abandonados, hemos tenido mucho de esa gente. Yo siempre voy a incentivar y estar en favor de la educación, no llegué a ser profesional porque tuve un año de universidad, y en mi carrera era mucha la humillación a los pueblos indígenas.
Pedirles a los jóvenes que estudien, lo único que quieren el papá y la mamá, es que ellos sean algo en la vida y puedan tener, como se dice, un hogar feliz. No como nosotros que hemos sufrido mucha discriminación. Hemos sufrido económicamente, hemos vivido la vida que nadie de ellos está viviendo. Ahora ellos tienen todo servido. Antes nadie tenía una moto, no podían tener un motor, una camioneta. Ahora ellos tienen, pero gracias a la lucha de nosotros, los padres y madres que hemos asistido a las marchas y los bloqueos. Siempre me llamaban ‘vieja’, y esa vieja está al frente para decirle su necesidad y verdad a todos los que nos explotaban, nos discriminaban. Nosotros podemos, el cambio que hubo fue gracias a los pueblos indígenas de la Amazonía, de tierras bajas y tierras altas, que unidos hemos hecho esto. Ese es el mensaje que dejo para la nueva generación.
[1] El Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) hace más de una década, reivindica y defiende su territorio de la construcción de una carretera que atraviesa el corazón de su territorio, modificando el curso de los ríos principales y el modo de vida de sus comunidades. Esta reivindicación convocó la 8° Marcha indígena en el año 2011.