PRODUCCIÓN - DIÁLOGOS
302 - Cartografía social para la gestión territorial
Cartografía social para la gestión territorial
Jhaquelin Dávalos Escobar
Profesional en ciencias de la educación, realización
cinematográfica y responsable de Intraprendizaje del IPDRS.
La cartografía social es una herramienta para la gestión territorial de territorios campesinos, de pueblos indígenas, de territorios urbanos y para diferentes sectores de la población, mujeres, niños, personas con discapacidad, etc. En este artículo retomaremos tres ejemplos de cartografía social, el primero enfocado en la cartografía socio ambiental, el segundo, en la cartografía de violencia de género y el tercero, en la cartografía de los lugares desde la perspectiva de niños y niñas. Estos ejemplos dialogarán con los aportes de los y las estudiantes del programa GESCCO de la Universidad Mayor de San Andrés que se forman como gestores sociocultural comunitarios en la Amazonía boliviana, específicamente en Rurrenabaque, San Buenaventura y Tumupasa.
En muchos casos, cuando los territorios han querido denunciar la contaminación ambiental de sus recursos, sus preocupaciones han sido paralizadas “porque no pueden probar o medir científicamente el grado de contaminación del agua, el aire o el suelo”, a pesar de que existen signos de afectación en su cotidianidad. No obstante, si bien la cartografía socio ambiental no puede determinar el grado de contaminación en términos bioquímicos puede georreferenciar la contaminación y aportar variables sociales y naturales que dan cuenta de la contaminación. Además, un mapa posee una dimensión pedagógica y actúa como dispositivo para instalar el debate y posibles rutas acción que demanden el ejercicio de derechos colectivos sobre un territorio.
En la Guía de metodologías comunitarias participativas de Fernanda Soliz y Adolfo Maldonado existe un mapa de la Comunidad Salinas, provincia de Sucumbios, Ecuador (2012:14) que presenta un buen ejemplo de cartografía socio ambiental. Pues, permite: identificar las propiedades, según familia; reconocer que las fumigaciones de coca y amapola atraviesan todo el territorio; señalar los puntos donde se ubican las enfermedades y los centros que alojan pesticidas dentro de las viviendas de las familias. También, el mapa permite encontrar la presencia de violencia en el territorio, representada con una simbología de un arma del que salen líneas rojas. Este último aspecto, nos muestra que una cartografía social genera un proceso creativo en el desarrollo de leyendas alternativas (entendidas como la parte de un mapa que contienen el significado de los símbolos que necesitamos para leer los mapas), permitiendo reconocer afectaciones ambientales y sociales que presionan doblemente al territorio.
Este ejemplo de cartografía socio-ambiental está siendo proyectada en la monografía de Henrry Eamara Yarari del GESCCO sobre los efectos ambientales de la EASGA, Empresa Azucarera San Buenaventura (EASBA). De hecho, de acuerdo a Robert Cartagena, autoridad en San Buenaventura, hace algún tiempo, las autoridades locales ya han manifestado preocupación por el uso de herbicidas en la producción de caña por parte de la empresa estatal, sin embargo, se han encontrado con que deberían reunir evidencias y estudios científicos. De manera, que un primer mapa social de la afectación ambiental podría dar insumos importantes para demandar acciones de mitigación de estos daños, de acuerdo a lo que establece la norma boliviana.
Para el segundo ejemplo, sobre la cartografía de violencia de género nos gustaría recuperar el texto sobre Violencia de género y ciudad: cartografías feministas del temor y el miedo de Julia Toro y María Ochoa (2016). Este mapa plantea una leyenda muy creativa para identificar distintas expresiones de violencia que viven las mujeres en algunos puntos de la ciudad de Medellín. Existe símbolos como piropos, que salen de una nube de palabras (bla, bla, bla), una R mayúscula para representar el robo, un redondo negro para mostrar que en ciertos lugares se siente miedo por las noches (por ejemplo, en los buses), una mano para mostrar que hay sectores en las que las mujeres han vivido experiencias negativas de violencia como el manoseo, esto último, justamente en calles muy estrechas de la ciudad. A partir de este mapa se evidencia que las mujeres transitan su territorio con miedo y que cotidianamente experimentan violencia en la calle, de manera que las fuentes del miedo deberían ser tratadas en las políticas de ordenamiento territorial de la ciudad.
A partir del caso anterior, Mery Chacón, con base en su experiencia y la de otras mujeres, ha elaborado un mapa de la violencia de género en Rurrenabaque. La Plaza de los Sauces y la Plaza Canadá son identificadas como lugares de cuidado, principalmente en las noches, mientras que la parte baja del puente, que une a Rurrenabaque y San Buenaventura, es mostrado como espacio peligroso. Igualmente, espacios donde se congregan mototaxis, por ejemplo, podrían ser espacios en las que las mujeres se ven obligadas a cambiar de acera, en algunos casos. De acuerdo a Chacón, en su trabajo como futura gestora, la cartografía le servirá para identificar problemáticas que existen en la población de manera gráfica y gestionar la solución de estos problemas ante las autoridades, a nivel de la infraestructura, iluminación, cámaras, etc.
Finalmente, la cartografía de los espacios también puede hacerse con niños y niñas. Con base en el artículo: Construcción del lugar por la niñez en la localidad de San Cristóbal, Bogotá, Colombia, sobre los lugares que gustan y disgustan, algunos niños y niñas de madres y padres que estudian en el GESCCO se han recogido sus ideas respecto de la región amazónica de San Buenaventura, Rurrenabaque y Tumupasa. Y en esto, los temas medioambientales y el descuido en la infraestructura social son remarcados en frases como: “No me gusta la cuneta llena de basura,” (niño Pablo Montoya) o “me da miedo la Casa Artesanal, porque está abandonada y llena de murciélagos” (niña Sherlyn Cortez). Aunque, también, los niños y niñas muestran también su amor por los parques (niño José María Llanos) y su amor por el monte (niña Badhi Cartagena) que es cita como un lugar querido junto las casas de sus abuelas donde seguramente pasan mucho tiempo.
En síntesis, no cabe duda que la cartografía es una herramienta de investigación participativa, es accesible, mantiene una carácter pedagógico y movilizador, constituye en un buen inicio para la construcción de soluciones y la gestión territorial, con base en los conocimientos locales de cada región.