PRODUCCIÓN - DIÁLOGOS
293 - La sequía en la Amazonia afecta a la agroforestería y sustento de las familias campesinas e indígenas
La sequía en la Amazonia afecta a la agroforestería y sustento de las familias campesinas e indígenas
Zeigo Miyashiro Lino
Ingeniero Ambiental y parte del
Equipo del SENA del IPDRS..
El trabajo que realizamos en el norte amazónico boliviano, nos permite apreciar de forma dramática, cómo es que la crisis climática afecta la vida de las familias que habitan e intentan vivir del aprovechamiento sostenible de los bosques. Una diversidad de estudios y voces activistas indican que las sequías que, año tras año, se viven en la Amazonia se deben al cambio climático, a la persistente deforestación y la ganadería extensiva que se impone en el paisaje.
Si se ha querido ver en la Amazonía a una reserva de carbono y biodiversidad, la preocupación de las familias campesinas e indígenas debe extenderse al resto de la sociedad y las instituciones. Como indica Baker (2021) “Este nuevo estudio arroja luz sobre cómo es probable que cambie el clima de la Amazonia en un escenario de calentamiento extremo. Debería hacer sonar la alarma para los gobiernos de todo el mundo de que este recurso mundial vital no debe darse por sentado --advierte--. Proteger y ampliar los bosques existentes -que absorben y almacenan carbono- es de suma importancia para combatir el cambio climático" (Citada en: https://bit.ly/35MfVxk).
La sequía en la Amazonia afecta, por ejemplo, al cultivo de plátano de las familias que se dedican a la producción agroforestal, tanto para el consumo propio, como para la venta en mercados y comunidades. El cultivo del plátano tarda 9 meses en producir, tiene vitaminas y nutrientes, y por ello, es utilizado para múltiples derivados, se transforma y es bien aprovechado por las familias.
Entre los años 2020 y 2021, la producción de plátano en la Amazonia se vio amenazada por la intensa sequía que se viene registrando. La temperatura en la Amazonia se mantiene o aumenta, la sensación térmica en al mediodía, entre 12 y 14 horas de la tarde puede alcanzar los 38°, y en la noche hasta los 31°C.
Las familias campesinas e indígenas se ven amenazadas y sufren las afectaciones, año tras año con mayor intensidad, la reducción de la humedad, la sequedad en los suelos y bajos niveles de agua en el periodo de julio a mediados de noviembre, que es cuando tendrían que iniciarse las lluvias. En el año 2021, se notó un drástico cambio, pues en el mes de diciembre aún las lluvias eran inciertas. Esta situación preocupa a las familias, pues en los ríos se notó que el caudal de las aguas no aumentaba y se mantuvieron como en la temporada de verano. Esto se vivió hasta mediados de enero del año 2022.
Las plantas de plátano se ven afectadas por la falta de lluvias en su temporada, los troncos comienzan a doblarse y los frutos no llegan a producirse, por los vientos que llegan tardíamente con la lluvia ocasionando pérdidas de producción e ingresos económicos para las familias campesinas e indígenas que se dedican a esta actividad, cuyas economías ya fueron golpeadas por la crisis ocasionada por la pandemia del COVID-19.
En temporadas de buena producción, las familias amazónicas que se dedican a esta actividad obtienen ingresos económicos, que les ayuda a solventar sus gastos en las temporadas que disminuyen sus ingresos económicos. La comercialización de racimos de plátano, coadyuva a cubrir diversos gastos en alimentación, salud, material escolar y otros. El precio por racimo de plátano, se determina por las familias de acuerdo al tamaño de los racimos, los más pequeños cuestan a 15 Bs, los medianos a 25 Bs y los grandes, entre 35 y 40 Bs, por cada racimo. Variablemente, las familias pueden tener entre 50 y 600 plantas, de acuerdo a la conformación de sus predios, la disponibilidad de fuerza de trabajo, y últimamente, por las buenas o malas perspectivas de la comercialización.
Al reducirse la producción de cultivos como el plátano, como ocurrió entre los años 2020 y 2021, a consecuencia de la sequía y vientos que llegan con las lluvias, se nota una pérdida de 60 % y hasta 100 % de su producción. Al tener un producto tardío y maltratado, los compradores no suelen pagar el precio por el tamaño de racimo, pagan un precio menor, los racimos de 15 se venden a 10 Bs, los de 25 a 15 Bs y los de 35 a 20 Bs, sin comprender la angustia por la mala producción, las familias indígenas y campesinas se ven obligadas a rematarla en un mercado bastante injusto en su comprensión del cambio climático y los esfuerzos de la agroforestería.
Desde el apoyo técnico, queda mucho por hacer pues no existen responsabilidades sobre las condiciones climáticas y las eventualidades en la producción agroforestal, no obstante, tampoco se cuentan con incentivos a la producción, mejoramiento de caminos o compras públicas a los productos alternativos del bosque. Las familias suelen frustrarse por esta situación, pero también están pendientes de las causas de la crisis climática, buscan oportunidades y no son pasivos a la alarma por el cuidado y conservación de los bosques y suelos.