PRODUCCIÓN - DIÁLOGOS
258 - Agenda económico productiva en la pos cuarentena por pandemia de covid-19
Agenda económico productiva en la pos cuarentena por pandemia de covid-19
Algunas propuestas para el campo sudamericano
Lorenzo Soliz, IPDRS
La pandemia del covid-19 llegó a la región sudamericana justo en momentos en que en gran parte de ella, es decir en los andes y valles interandinos, en el Chaco sudamericano y la Amazonía, se realizan las cosechas agrícolas y la recolección de frutos de los bosques, aunque aún no se han completado totalmente los trabajos del ciclo agrícola, agroforestal y de recolección.
Actualmente la población rural de la región es de 64,5 millones de personas, 15% del total, de 430 millones de habitantes (http://www.cepal.org/es/temas/proyecciones-demograficas/estimaciones-proyecciones-poblacion-total-urbana-rural-economicamente-activa). La región además presenta una alta diversidad cultural, para el año 2014 se estimaba que en América Latina existían más de 800 pueblos indígenas con una población cercana a los 45 millones de personas. (CEPAL. Los pueblos indígenas en América latina: Avances en el último decenio y retos pendientes para la garantía de sus derechos. Santiago de Chile, 2014).
Ante la pandemia del “coronavirus” esta población, especialmente los pueblos indígenas y comunidades campesinas y afrodescendientes, son los más vulnerables ya que no cuentan con sistemas adecuados de salud para atender enfermedades endémicas como el dengue, malaria, chagas y otras, menos aún para atender personas contagiadas por el coronavirus; tampoco es generalizado el acceso a agua segura en sus comunidades y territorios, entre muchas otras carencias que son evidencias de pobreza y desigualdad al interior de los países y en la región. Para protegerse ante el riesgo de propagación de la pandemia han asumido diversas estrategias según las regiones, condiciones y prácticas culturales: internarse a los bosques evitando el contacto con población urbana; replegarse a sus comunidades y cerrar el acceso de caminos vecinales y otros mecanismos de autodefensa, en algunos países incluso antes de las medidas gubernamentales; cierre y cancelación de actividades turísticas; resoluciones orgánicas complementarias a las medidas gubernamentales para disminuir los riesgos de propagación y contagio, etc.
En la mayoría de los países, la agricultura sigue siendo importante en la generación de empleo rural, supera el 60% en Bolivia, Brasil, Paraguay y Perú. Según la OIT, un 5% de personas que viven en zonas urbanas cercanas a zonas con actividad agrícola acuden a emplearse en dichas actividades, en Ecuador y Perú supera el 8%. En este tiempo de cuarentena fue visibilizado con mayor claridad el gran aporte de mujeres y hombres campesinos indígenas y pequeños productores a la alimentación urbana y rural.
Sin embargo, en el área rural no todas las familias producen sus alimentos ni lo hacen en la cantidad suficiente para todo el año, tampoco en todos los casos tienen opciones de caza, pesca, melea ni recolección de frutos del bosque. Quienes han desarrollado sistemas productivos diversificados en superficies significativas para su alimentación y para el mercado tienen cierta capacidad de soportar este tiempo de crisis y cuarentena; pero quienes están sintiendo la escasez y están pasando necesidades son aquellos que se dedican a oficios no agropecuarios o han optado por la multi/pluriactividad combinando actividades en el área rural y actividades informales en la urbana; quienes no producen en cantidad suficiente ni diversifican sus cultivos y actividades productivas; quienes no tienen tierra o no la tienen en cantidad suficiente; los que no tienen acceso a riego; en algunas zonas altoandinas también mujeres y hombres adultos mayores y niños(as), entre otros.
En esta coyuntura de la cuarentena, desde el IPDRS saludamos que las organizaciones comunales han organizado de manera colectiva el abastecimiento de alimentos que no producen en sus territorios; organización de la caza y la pesca para proveerse de proteína animal; recuperación y fortalecimiento de mecanismos de reciprocidad y colaboración para compartir productos alimenticios entre las familias; implementación de ferias itinerantes en algunos espacios locales, etc.
Las medidas de emergencia sanitaria y de cuarentena aplicadas en la mayoría de los países de la región por la cantidad de días que ya lleva y porque las ayudas gubernamentales (bonos, canasta de alimentos) que no llegan hasta ahora, está generando malestar, tensiones e incipientes movilizaciones que pueden descontrolarse si no se logra saciar el hambre y atender las necesidades más básicas. Además está dificultando completar adecuadamente las labores del ciclo agrícola, agroforestal y de recolección; ni que decir de quienes generan sus ingresos diariamente para cubrir las necesidades familiares.
Dado que esta situación de cuarentena va a concluir, ya que no es posible sostenerlo por mucho tiempo, y cuando se retomen seguramente de manera gradual las actividades, es necesario afrontar de manera inmediata las consecuencias y efectos que ya está dejando la pandemia en los diferentes ámbitos. Una de ellas es el riesgo de una crisis alimentaria, con desempleo y agravamiento de las condiciones de vida de mujeres y hombres del campo. Por ello desde el IPDRS formula las siguientes propuestas para la etapa de recuperación posterior a la cuarentena por la pandemia.
- Sistemas de protección y cuidado personal y colectivo.
Bajo la hipótesis que la pandemia del covid-19 va a continuar por lo menos por los próximos meses sino años, seguramente con diverso grado de afectación en todos los ámbitos de la vida de la población, se debe fortalecer el sistema de salud en las áreas rurales, combinando con los sistemas de la medicina tradicional e incrementando recursos públicos para ello. Por su parte la población deberá cambiar definitivamente y asimilar nuevos hábitos de protección y cuidado personal y colectivo tanto en el área urbana como rural interconectados sobre todo por el sistema de transporte e intermediación. En el campo se deberá asimilar nuevos hábitos y prácticas para continuar con la vida cotidiana bajo las nuevas condiciones, una vida productiva y saludable en la familia y en la convivencia comunitaria según cada contexto y cultura.
- Movilizar recursos y actores para fortalecer sistemas productivos y alimentarios en los territorios
Es imperativo movilizar todos los recursos institucionales, materiales, humanos, económicos, tecnológicos, asistencia técnica incluso virtual, para contribuir en la producción campesina indígena y afrodescendiente que está alimentando a la población, antes y durante este tiempo de crisis; producir especialmente en las tierras y territorios titulados a los que han accedido estos sectores en las última década en prácticamente todos los países, y debe ser de manera sostenible de acuerdo a la vocación productiva y a las características agroecológicas y agroforestales. El aumento de la producción no implica necesariamente ampliación de frontera agrícola sino trabajar en la productividad con fortalecimiento de la base productiva diversificada preexistente. El propósito es asegurar la producción de alimentos para los siguientes seis meses ya que las cosechas obtenidas ahora estarán agotándose. Y, donde sea posible, generar reserva de alimentos.
Se propone la siembra inmediata de cultivos de corto plazo (granos, hortalizas, tubérculos), que se puede empezar a cosechar a partir del segundo mes e incluso antes tanto para su consumo, trueque, intercambio como para los mercados locales y regionales. También promover e incentivar la siembra en huertos, canchones (tras patio) y en todo espacio posible tanto en área urbana como rural para garantizar la disponibilidad y acceso a alimentos en los próximos meses. Todo esto debe ser complementario al sistema habitual de producción que tienen las familias y organizaciones de las diversas zonas y ecorregiones.
Además, hoy más que nunca, se deben valorar y criar (sembrar, reproducir, cuidar y reservar) la diversidad de semillas nativas o criollas, el material vegetal y el germoplasma en manos de los pequeños productores, campesinos indígenas y afrodescendientes.
- Mantener, reforzar y en su caso constituir ferias productivas y comerciales
Por la importancia que tienen para dinamizar las economías locales, estimular la producción local y generar empleo directo e indirecto entre otros beneficios, se debe mantener, reforzar y en su caso constituir ferias permanentes o temporales y mercados locales de productos alimenticios y de rigen rural, y de productos necesarios para el campo y las ciudades intermedias en alianza entre productores y consumidores, el apoyo de autoridades locales y la participación de intermediarios en los casos necesarios. En dichas ferias, los productores campesinos indígenas y afrodescendientes deben ser actores relevantes, y no marginales ni marginados como suele ocurrir en algunos casos. Los gobiernos locales deben controlar el agio y especulación y los sistemas de pesos y medidas, principalmente las utilizadas por los intermediarios.
- Renovados esfuerzos para involucrar a la juventud
No cabe duda que la pandemia también sirvió para ayudar a ver la importancia del mundo rural en sus diversas dimensiones para nuestras vidas tanto en el área rural como urbana. Por ello es necesario renovar estrategias y mecanismos para interesar y ofrecer a los más de 30,7 millones de jóvenes rurales latinoamericanos (PROCASUR, CCDA. Sistematización de los resultados del encuentro internacional de juventudes rurales, tierra y territorios. Abril, 2016) nuevas posibilidades y opciones de participación en el fortalecimiento del desarrollo rural, no necesariamente vinculados con actividades agropecuarias ni en las actuales condiciones de trabajo como realizan sus padres y abuelos. Más bien incluyendo innovaciones necesarias y escudriñando nuevas actividades y emprendimientos en áreas en que puedan desempeñarse (procesamiento y transformación de la producción, comercialización, biocomercio, diversos servicios rurales, etc.), dado que cuentan con mayor formación y capacitación y tienen manejo y dominio de las tecnologías de información y comunicación, de las aplicaciones (app), etc. Además, a diferencia del pasado, muchas zonas rurales están interconectadas y tienen acceso al internet, una herramienta que la juventud conoce y maneja.
- Organización y control territorial
En territorios de pueblos indígenas y comunidades campesinas y afrodescendientes que cuentan con áreas destinadas a la cacería, pesca, recolección de frutos y otros recursos destinados al consumo local o a mercados nacionales y de exportación (como castaña, cacao, por ejemplo) deben fortalecer y aplicar las normas y los mecanismos de control, vigilancia y gestión territorial, ya que por la falta de alimentos y la necesidad de ingresos puede convertirse en una actividad depredatoria y atentatoria contra la integridad territorial y de las organizaciones indígenas, campesinas y afrodescendientes, tanto por acción interna pero sobre todo por acción de actores externos como pescadores y cazadores furtivos, comerciantes de estos productos, recolectores externos, madereros, etc. Lo importante es que las organizaciones territoriales, como propietarios colectivos legales de dichas áreas no pierdan su capacidad decisional y de control y gestión territorial. También tendrán que ejercer control sobre la circulación de actores externos vinculados con industrias extractivas de sus territorios y territorios circunvecinos.
- Recomponer el tejido social y recuperar la confianza.
No cabe duda que la pandemia ha generado condiciones razonables para la desconfianza entre población urbana y rural, entre vecinos, entre comunarios y comunidades; también frente a las personas en tránsito, los migrantes de retorno, los turistas, etc. Se han debilitado los lazos sociales y comunitarios. Cundió la desconfianza y el temor ante el extraño y la discriminación. Por eso es necesario recomponer el tejido social y recuperar la confianza entre todos, bajo las nuevas condiciones y prácticas de cuidado y convivencia colectiva mencionadas en contexto de presencia del virus covid-19 en nuestro medio. No será fácil, pero es necesario para recuperar la convivencia rural, y rural urbana.
Son necesarias otras medidas como la preservación de empleo urbano y rural, la dotación de bonos a sectores vulnerables, financiamiento productivo, medidas fiscales y arancelarias, entre otras, que aquí nos limitamos a mencionar.