PRODUCCIÓN - DIÁLOGOS
256 - COVID-19 en el campo: Control territorial, autocuidado y resistencias cotidianas
COVID-19 en el campo: Control territorial,
autocuidado y resistencias cotidianas
Ruth Bautista Durán[1]
Desde las montañas de Montes de María, entre los departamentos de Sucre y Bolívar de Colombia, las Comunidades Marchantes Étnico Campesinas, emiten un comunicado en el que alertan a su gobierno central sobre las condiciones en las que deben enfrentar, la propagación primero del impacto de la información, y luego, del contagio mismo del Coronavirus (COVID-19). Explican, “desde el gobierno nos piden lavarnos las manos cada 3 horas, pero en nuestras comunidades no hay agua ni para tomarla (…) nos piden aislamiento en nuestras casas, mientras cientos de nosotros tenemos que salir diariamente a producir e incluso comercializar los alimentos”[2]. Situación por la que atraviesan muchos territorios campesinos, indígenas y afrodescendientes de Sudamérica, y que nos hacen preguntarnos ¿Cómo enfrentan estas poblaciones las enfermedades? ¿Cómo enfrentan el problema de su acceso a derechos, a servicios, a inclusión social y política en aquello que se denomina “bienestar común”?
Las respuestas inmediatas y prácticas a estas preguntas, no suelen tenerlas los organismos multilaterales ni las instituciones públicas, que no pueden abastecer las necesidades de la población rural (ni urbana), necesidades que, convertidas en demandas, enlistan consistentes agendas reivindicativas en todo el ámbito rural. Siguiendo el comunicado de las comunidades de Montes de María, exponen: “Los territorios rurales de Montes de María son habitados en su mayoría por familias campesinas, afrodescendientes e indígenas que re inventamos todos los días formas de proteger lo poco que nos queda, e históricamente hemos luchado por condiciones dignas en nuestras comunidades. En todas nuestras agendas de negociación con los gobiernos de turno hemos insistido en la urgencia de garantizar nuestro derecho al agua y a un buen sistema de salud pública, en proteger nuestras montañas y fuentes hídricas para seguir garantizando la alimentación y por ende la vida, no sólo nuestra sino de una gran parte de la población”. Mostrando su activa forma de re invención cotidiana de estrategias de protección, y además, su forma de negociar temas estructurales como agentes de su propio desarrollo y asumiendo cierta responsabilidad frente al resto de la sociedad.
En el caso de las comunidades indígenas, aún más, las amazónicas y selváticas, la efectividad de los sistemas de salud, y aún, los servicios de infraestructura y saneamiento básico, son inexistentes o precarios, con el desate de la alerta por el COVID-19 solo recomiendan prácticas higienizantes propias de las sociedades urbanas, y un aislamiento que redunda con la situación de marginación e incomunicación con las que suelen vivir estas poblaciones. En Brasil, la opción es enfrentar la pandemia “por cuenta propia”[3], tal como se enfrentan a otras enfermedades mucho más letales en su entorno como el dengue (enfermedad viral transmitida por mosquitos), aunque por toda la –no siempre buena- información sobre la epidemia los pueblos indígenas se encuentran en alerta, bajo la recomendación de no viajar hacia las ciudades y no recibir visitantes[4].
Por otra parte y en la perspectiva del ejercicio del control territorial, en el Cauca, otro departamento de Colombia, el Consejo Regional de Indígenas del Cauca (CRIC), emitió una resolución respecto a la pandemia del COVID-19 en la que afirma su derecho a “definir los lineamientos políticos organizativos para la protección de la vida y la salud de las comunidades a través de los sistemas propios”, basándose en el derecho fundamental a la salud, y el reconocimiento de los derechos y aspiraciones de los pueblos indígenas a asumir el control de sus propias instituciones y formas de vida. De tal forma, se declaran en “Minga permanente de Protección de la vida, la salud y el buen vivir en los territorios indígenas del departamento del Cauca”, recomiendan intensificar la vida espiritual de sus comunidades y realizar ejercicios de armonización, y además, intensificar el ejercicio de control territorial, “suspende la entrada de personal foráneo a los territorios indígenas (…) desplazamiento a destinos turísticos y sitios sagrados [prohíbe el] ingreso, presencia y movilización de actores armados legales e ilegales en los territorios indígenas”. Se suma a los planes de contingencia, medidas preventivas y protección nacionales, pero a través de sus estructuras organizativas propias, como intermediadores en la información, detección temprana, acompañamiento a pacientes y articulación al sistema de salud respecto a la pandemia. Además de disponer su institucionalidad propia, autoridades, dinamizadores y sabios, dispone de su tejido de educación, emisoras indígenas y anima a “mantener y ampliar la economía propia, basada en la producción local, la recuperación de prácticas productivas y alimentarias ancestrales, trueques familiares, cooperativas, fondos rotatorios, mercados locales agroecológicos, minga, fortalecimiento de empresas comunitarias (…) prohibir el ingreso y consumo de productos procesados, bebidas azucaradas (…) fortalecer espacios productivos por la autonomía alimentaria (…) uso de huertas medicinales y alimentarias, como fuente de alimentación y cuidado integral de la vida”[5].
Al pensar en el campo, los pobladores y la dinámica rural, debemos imaginar varios escenarios y también, varias trayectorias, formas de negociación de necesidades, formas organizativas e institucionales. En las últimas décadas, la tendencia ha sido el cristalizar la lucha por la tierra y la defensa territorial en las ciudades, en reclamos ante las instalaciones de oficinas públicas, explanadas, en largas marchas hacia el poder centralizado en las urbes, siempre en demanda. Con poco reconocimiento social, se desestima a la población rural en términos de “productividad” económica, y tampoco se suele valorarla en términos de resiliencia y adaptación, a los cambios climáticos en sus territorios y en sus temporadas productivas, y tampoco, en los embates sociopolíticos o sanitarios.
En Bolivia, la Nación Qhara Qhara que había logrado articular un evento en la ciudad de Sucre, con invitados de Colombia y diversos académicos sobre su demanda histórica e internacional sobre las riquezas del Galeón San José, tuvo que suspender este evento y elevó un comunicado para sus bases que indica “se recomienda a todas las autoridades que son parte de la Nación Qhara Qhara respetar y asumir las recomendaciones de las autoridades nacionales para ayudar a combatir esta emergencia nacional”. Y además, en territorio guaraní, el Consejo de Capitanes Guaraníes de Chuquisaca suspendió la conmemoración de los 128 años de la muerte de su líder histórico Apiguaniki Tüpa, el 29 de marzo, y recomienda a “todos los capitanes zonales, comunales y responsables de salud, de cada capitanía, quienes deberán coordinar con las instancias de salud correspondiente de existir alguna sospecha de síntomas del COVID-19, deben reportar al centro médico más cercano para que los profesionales del área aconsejen las acciones a seguir”.
Las poblaciones rurales cuya actividad principal es la agropecuaria, suelen enfrentar y superar problemas sanitarios, epidemias y plagas. Es cierto que los sistemas de salud centralizados no les favorecen, pero su existencia, reproducción y permanentes luchas, nos hablan de estrategias de sobrevivencia y saberes locales efectivos para enfrentar adversidades.
Las muchas enfermedades y plagas generan bastante conocimiento, no sólo aquel que se considera tradicional sino también como producto de la experimentación en pequeña escala. Los productores saben, por ejemplo, que la diversidad de cultivos favorece al menor ataque de plagas y enfermedades. Las familias campesinas se desenvuelven en contextos adversos y aprenden a enfrentar un diálogo con la naturaleza, responden a los caprichos del clima, las variaciones en calidad del suelo, la transformación demográfica de sus comunidades, la disponibilidad de fuerza trabajo; y por supuesto, la dinámica del mercado local y las políticas agroalimentarias.
No siempre salen airosas en este permanente proceso de aprendizaje, las familias rurales, campesinas, indígenas y afrodescendientes, suelen vivir enormes desastres, inundaciones, sequías, heladas, las plagas pueden arrasar con su producción y son muchos los riesgos que viven ante la política extractiva de los Estados respecto a los recursos naturales de sus territorios. Sin embargo, la actividad agrícola en su vida cotidiana les ha enseñado a ser cautelosas y cuidadosas, y no temen a la innovación en miras al mejoramiento de sus cultivos o la crianza de sus animales. Esta cautela es la que se encuentra en los comunicados y resoluciones citados, aquella que emerge de una vida cotidiana que sabe reinventarse aún en la desigualdad y desventaja estructural de lo rural respecto a lo urbano.
La persistencia de la vida rural y el ejercicio de gobiernos propios, y principalmente, del control territorial que se previene de la incursión de agentes externos, pero además, resguarda los sistemas propios de educación, cultura y autocuidado, serán los que enfrenten la alerta, la enfermedad y la emergencia. Sin abandonar las luchas y demandas actuales, sin permitir la intervención o militarización de los territorios, las autoridades rurales desde los territorios, enseñan al resto de la sociedad a articularse, desde sus lógicas propias, a las políticas de protección, prevención y atención al posible contagio de un virus que está poniendo en riesgo a un sistema económico que se sustenta en la desigualdad y el marginamiento de varios sectores sociales.
[1] Socióloga, investigadora del IPDRS y coordinadora de la plataforma del Movimiento Regional por la Tierra y Territorio: www.porlatierra.org/casos
[2] OPDS Montes de María, disponible en: https://www.facebook.com/notes/opds-montes-de-mar%C3%ADa/coronavirus-y-territorios-rurales-montes-de-mar%C3%ADa-frente-a-una-pandemia-sin-agua/2527637167454255/ 19 de marzo de 2020.
[3] “Sem apoio do Ministério da Saúde, indígenas enfrentam coronavírus por conta própria”, disponible en: https://pt.org.br/sem-apoio-do-ministerio-da-saude-indigenas-enfrentam-coronavirus-por-conta-propria/ 16/03/2020
[4] “Baixa imunidade de povos indígenas do Pará ao novo coronavírus preocupa autoridades”, disponible en: https://g1.globo.com/pa/para/noticia/2020/03/18/baixa-imunidade-de-povos-indigenas-do-para-ao-novo-coronavirus-preocupa-autoridades.ghtml 18/03/2020
[5] “Se suspende la entrada de personal foráneo a los territorios indígenas del departamento del Cauca”. Resolución del Consejo Regional Indígena del Cauca 006, 17 de marzo de 2020, disponible en: https://www.cric-colombia.org/portal/res-006-17-mar-2020-suspende-entrada-personal-foraneo-territorios-indigenas-departamento-cauca/