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216 - CRIAR ES RESISTIR, RESISTIR ES TRANSFORMAR: El Foro Social Mundial 2018
CRIAR ES RESISTIR, RESISTIR ES TRANSFORMAR: El foro Social Mundial 2018
Oscar Bazoberry Chali [1]
Ha concluido el Foro Social Mundial 2018. Ha sido un foro diferente: desde un punto de vista muy poco difundido, con menos financiación, desorganizado; desde otro punto de vista más auténtico que versiones anteriores, menos mediático y con una preocupación manifiesta de renovación de los discursos. En mi criterio estuvieron presentes ambas cosas, y no estoy seguro del destino que debería tener, no incomoda pero tampoco tiene grandes logros, podría ser sustituido por otros espacios que profundicen en temáticas aunque podría perder la variedad y la amplitud social que consiguió el foro. Por el momento, su desafío primordial es el de renovarse en su vocación global y afianzarse como un espacio de reflexión de la sociedad civil.
Mi punto de vista responde a una mirada que puede comparar lo ocurrido entre 20 y 25 de enero del año 2007 en Kenia y lo acontecido ahora en Salvador Bahía entre el 13 y 17 de marzo del 2018. A este punto me picó la curiosidad sobre cuántos Foros ya se realizaron. Una revisión no muy rápida, pues no se encuentra un sitio con toda la información reunida, nos permite contabilizar desde el 2001 hasta el momento 16 Foros presenciales de envergadura (aunque la información oficial de los organizadores establece que el foro 2018 es la 13ª edición global, en la lista de abajo con asterisco las versiones globales oficiales, las otras pueden corresponder a acciones regionales, temáticas y otras articuladas al FSM), el único año que no se realizó un encuentro presencial con participantes de países fue el 2008, en el que en cambio se llamó a una movilización global con actividades en cada país y región del mundo.
De estos 16 FSM realizados, el del año 2006 se realizó en tres ciudades y continentes del mundo, casi de manera simultánea, lo que se denominó un foro poli céntrico, lo que para nuestra contabilidad de países y continentes nos agrega dos lugares donde se llevó adelante, siendo en total 18. En 10 oportunidades tuvo su epicentro Sudamérica, de estas 10 un total de 9 en Brasil y una vez en Caracas, Venezuela (2006* policéntrico), en Brasil fueron siete veces en Porto Alegre (2001*, 2002*, 2003*, 2005*, 2010, 2012, 2017), una vez en Belén (2009*) y una vez en Bahía (2018*). En África se llevó adelante cinco veces, dos veces en Túnez (2013*, 2015*), una vez en Bamako, Bali (2006 policéntrico), una vez en Nairovi, Kenia (2007*) y una vez en Dakar, Senegal (2011*). En Asia dos veces, una en Bombay, India (2004) y una Karachi, Pakistan (2006* policéntrico). Finalmente una en Montreal, Canadá (2016*).
No es difícil hacer un recuento de prensa del realce que se le asignan a los eventos, dependiendo del número de participantes y de los oradores principales. Un común denominador que los caracteriza ha sido la permanente preocupación en cabalgar sobre la crítica a la construcción de alternativas, con mayor o menor peso en el interés por el Estado y las políticas multilaterales, y con un protagonismo visible de las voces de las organizaciones y pueblos del mundo, organizaciones no gubernamentales, e iglesia católica, principal pero no exclusivamente.
Entrando en materia, en términos comparados, lo que se escuchó estos días, es sin duda que su tamaño ha disminuido y que ya no recibe el interés de la prensa mundial como en anteriores versiones. Fue notoria la disminución del financiamiento y la ausencia de empresas como Petrobras que eran muy activas, así como de partidos políticos y expresiones más partidarias de todo el mundo. Lo que según algunas personas le resta brillo. Otros en cambio, sobre la base de los mismos aspectos argumentan que es un foro más genuino, más autogestionario y rico en debates. Los participantes, hombres y mujeres más predispuestos al diálogo, la gran mayoría tuvo la oportunidad de escuchar y ser escuchados. Una revisión rápida del análisis de este espacio y de las críticas tampoco ha variado, una de cal y otra de arena, el tema seguirá siendo poner a la balanza los aspectos positivos y negativos, lo que presenta un extremo grado de subjetividad y no voy a abordar ahora.
En lo que vi del Foro y en lo que participé, me resultó muy enriquecedor, principalmente me aboqué al encuentro denominado “Nuevos paradigmas para otro mundo posible”.
Escuchamos preocupaciones globales, y también experiencias concretas en terreno, iniciativas organizativas, productivas, ambientales. En esa idea de recoger “elementos necesarios para nuevos paradigmas de la sociedad, la economía y el medio ambiente”.
Desde el Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS) intentamos transmitir el criterio que los nuevos paradigmas requieren una renovada e innovadora interpretación de los fenómenos sociales, económicos, políticos e incluso ambientales. Nuestra propuesta es conocer el cotidiano retorno al campo, conocer las luchas y las disputas actuales por la tierra, las poblaciones multiétnicas, el enfoque multigeneracional y el complejo manejo espacial territorial, y multiterritorial también, para aportar a una mirada más precisa y responsable con los intereses de campesinos, indígenas, quilombolas, jóvenes, hombres y mujeres del campo; aquellos que lo dejaron por voluntad o fueron despojados con violencia, y aquellos que quieren hacer una ruta de vuelta, o simplemente intentar nuevos destinos.
En los talleres del FSM temáticos pudimos participar, según nuestro interés, en el de “soberanía alimentaria y agroecología” y en el del “rol de la sociedad civil en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”.
Muchas coincidencias en el primer taller sobre “soberanía alimentaria y agroecología”, una expectativa muy grande y un conocimiento muy detallado de las limitaciones, entre ellas el acceso a la tierra y el permanente acoso legal a las semillas nativas campesinas. Me pareció muy interesante que ya es más extendido el concepto de agroecología como un mecanismo, unas técnicas y una filosofía compleja que mira el territorio, las personas, y por supuesto, el bienestar del ambiente. Sale del espacio individual, de la parcela, de las iniciativas particulares, de esa casi devoción que se le otorgó en algún momento, para ponerla en un contexto más realista.
En el segundo caso, hay más controversia, aquí me gustó la explicación de una de las participantes brasileras, que reconociendo los problemas y la burocracia que acarrean estas convenciones internacionales, y el poder que acumulan las multilaterales del sistema de Naciones Unidas, propuso reconocer que en el diseño de los ODS, la participación social fue mayor, especialmente de organizaciones de Brasil y otras partes del mundo, y que se han incorporado aspectos sustanciales de las demandas sociales, y dejar de lado este debate y dejar de tomar un rol en su implementación podría ser un error. Especialmente, remarcó, en el estado de situación de las democracias en la región, y de gobiernos que no tienen mayor interés en las políticas sociales, recordando que a finales del año 2016 el gobierno de Michel Temer logró la aprobación de una Ley por el Senado de Brasil que congela el gasto público para los siguientes 20 años. En estas condiciones, para gran parte de los participantes, los ODS podrían ser un mecanismo útil para conseguir mayor atención de los gobiernos a los pobres, reconociendo sus limitaciones, e incluso contradicciones con los gobiernos que lo promueven en el norte, a la hora de tomar decisiones comerciales, que pueden ser altamente contrarias al interés de las personas económicamente más vulnerables.
Sobre el término transiciones que viene siendo más utilizado, me pareció que en general se contraponía existe un acuerdo que se trata de transitar hacía un estado de situación diferente, puede ser un nuevo paradigma, en la que las fuerzas económicas tienen una ruta y un destino hegemónico, y es como poner freno y dar la vuelta cuidadosamente, lo que está muy bien y cada quién tendrá algo que aportar en ello, es más, escuchamos varias veces decir que el cambio comienza por uno mismo, en el sentido individual y supongo de la colectividad más cercana. Ya retornando pensé que también para el sistema mundial, para ese que se presenta como hegemónico y sobre el cual los participantes del FSM entienden que es insostenible y genera desigualdad, el que no observa con agrado las propiedades colectivas, las economías con base en la comunidad, la sostenibilidad y este principio de justicia social, o no comparten estas otras formas y dinámicas multiculturales, también actúan bajo el mismo principio de la transición, a su criterio disminuyendo los impactos y la violencia que puedan generar su imposición de visiones del mundo, es el caso de la privatización y mercantilización de la tierra, avanzan con medidas paulatinas para empujar sistemáticamente a un destino que consideran inevitable, apropiado y natural.
Queda, por tanto, continuar y redoblar esfuerzos para contribuir en el debate, en el campo de las ideas, y reafirmar la investigación acción, la movilización y el interaprendizaje como métodos cotidianos de contribución efectiva a la construcción de nuevos paradigmas, tanto en términos teóricos como en prácticas concretas.
En los aspectos más humanos es siempre sorprendente la creatividad en los foros, como el WIFI que compartía una de las carpas y se leía en un papel “Rede: FORA TEMER, Senha: VOLTA DILMA”, o las ropas que costuraron para vestir los cuerpos desnudos de las esculturas “Gordinhas de Ondina”. Otro detalle, no menor, es el permanente llamado al cuidado de los espacios públicos, bajo la noción de comunidad, más que de administración o gobierno, lo que va en el mismo sentido de las principales declaraciones de los participantes y del FSM mismo.
En los aspectos más íntimos, el asesinato de Marielle Franco, líder afrobrasilera y la persona que conducía el automóvil, marcaron un sentido de realidad sobre la violencia, lamentablemente cotidiana en algunos países, una marcha espontanea rindió tributo a su trayectoria, al mismo tiempo que manifestó su repudio a la deshumanización de la política. En el fondo de cada persona quedaba un sentimiento de desconcierto e impotencia, más aún cuando fuera de los espacios del FSM había voces que reclaman la institucionalización de la violencia como mecanismo de gobierno.
Respecto al destino del Foro Social Mundial, cosa que muchos se preguntan y comentaron en estos días, en mi criterio no se trata solamente de este Foro. Hay abundantes y variadas iniciativas, más temáticas, más académicas, con agendas específicas, en todos ellos las preguntas son similares, y por tanto, las respuestas en muchos caso deberían ser coincidentes, es decir, una revisión del método de trabajo, una mejor cobertura de prensa, una adecuada representación de las delegaciones nacionales, y finalmente, una revisión crítica de la relación con las agendas de coyuntura y de los agentes político partidarios.
[1] Oscar Bazoberry Chali
Sociólogo, nacido en Tarija Bolivia. Actualmente es coordinador general del Instituto para el Desarrollo Rural en Sudamérica (IPDRS) y profesor en el Posgrado en Ciencias del Desarrollo de la Universidad Mayor de San Andrés (CIDES – UMSA).