PRODUCCIÓN - DIÁLOGOS
209 - Entre maíces sustitutos y la resistencia de los maíces locales de la comunidad Guaraní de Palmarito en el Chaco cruceño de Bolivia
La Paz, Bolivia
20 de diciembre de 2017
Entre maíces sustitutos y la resistencia de los maíces locales de la comunidad Guaraní de Palmarito en el Chaco cruceño de Bolivia
María Bárbara Giavarini Blanco
La investigación “Entre maíces sustitutos y la resistencia de los maíces locales de la comunidad guaraní de Palmarito en el Chaco cruceño” es un trabajo realizado en una comunidad guaraní en el Chaco boliviano, específicamente con familias productoras de maíz. La información que se sistematiza gira en torno a una de las principales actividades de la zona como es la producción del maíz y a los sistemas de producción que existen en torno a este cereal, a propósito del tema de la seguridad alimentaria concepto abordado desde distintos gobiernos incluyendo el actual.
Palmarito es una comunidad perteneciente a la TCO del Kaaguasu y se encuentra ubicada en el Municipio de Gutiérrez de la Provincia la Cordillera, en el departamento de Santa Cruz. Las familias de la comunidad de Palmarito se dedican a la agricultura principalmente a la producción de maíces.
El gobierno nacional ha planteado la zona del Chaco como zona estratégica para la producción de este cereal, llevando adelante parcelas experimentales en base a variedades mejoradas y por otro lado la presencia de Emapa y su impulso a laproducción mediante empresas semilleras de semillas híbridas. El discurso, mantener los precios bajos del pollo para lograr la seguridad alimentaria[1].
La producción de este maíz va de la mano también con sistema de producción, y en el caso de las comunidades guaraníes, como en Palmarito existen tres sistemas. El manual que tiene que ver con el uso de herramientas manuales, esfuerzo físico y mano de obra familiar. El sistema “chaco cooperativa” que es un sistema asociado de producción donde cada socio dispone ya sea de tierra, recursos y alquilan máquinas para las distintas labores como el de preparación, siembra y cosecha. Y el sistema mixto, que combina el manual y de las máquinas aprovechadas en los momentos en que ingresan a la comunidad (generalmente cuando entran a trabajar en el “chaco cooperativa”).
Un elemento a raíz del sistema de producción, es el tema del uso de la tierra, si bien al al ser parte de una TCO, por tanto la propiedad de la tierra es comunitaria. El sistema de producción del “chaco cooperativa” está permeando el tema de la propiedad de la tierra en base al uso de la tierra, ya que no existe diferenciación en quien puede o no ser socio de la cooperativa, por tanto este sistema está permitiendo a “karais” (que no pueden usar/producir la tierra) asociarse junto a guaraníes de la comunidad y poder “usar de la tierra” en beneficio propio.
Por otro lado, aunque no esta permitido alquilar la tierra, la figura de alquiler no es ajena a la comunidad, ya que muchas familias por necesidad recurren a esta modalidad, que en términos del uso de la tierra implica también la posibilidad de permear la estructura en torno a la tenencia comunitaria de la tierra.
Un factor que es determinante para la economía de las familias productoras tiene que ver con la vulnerabilidad alimentaria que está sujeta a eventos climáticos como la sequía. Lo que lleva al consumo de las semillas de maíz que estaban guardadas para la siguiente temporada de producción. Este evento climático, conlleva además una cadena de situaciones. Algunas inmediatas, como recurrir al préstamo de alimentos de la “la venta” (la única de la comunidad), que por supuesto endeuda a las familias. Y otras mas a largo plazo, como trabajos temporales fuera de la comunidad como una forma de subsanar necesidades básicas de las familias.
Esta situación hace que las autoridades comunales y de la capitanía soliciten ayuda a instancias de gobierno local y departamental pero también a ONGs que trabajan en la zona. Dichas instancias intervienen con la entrega de alimentos y semillas en calidad de donación. Es de este modo como se introdujeron variedades de semillas de maíz, como el swan o el chiriguano 36.
Éstas variedades “mejoradas” cuentan con propiedades como el de ser más grandes, más productivas, pero no tienen una característica de algunas de las variedades locales como el caso del cubano criollo, que permite el almacenaje y su uso por más largo tiempo. Motivo por el que las familias vuelven a buscar sus variedades locales, ya sea comprando de otras comunidades, en el mercado o en las mismas propiedades donde han ido a trabajar. Este retorno implica el uso que representa esta variedad no sólo para la venta, el trueque sino también para el autoconsumo de las familias y sus animales.
El valor que se le otorga a la producción del maíz dentro de la comunidad, tiene que ver con su consumo y un uso más longevo. Aunque los momentos de crisis se produjeron otras variedades de maíces (donados), el retorno a las variedades locales como el “colorado” o cubano criollo, tiene que ver también porque las familias están acostumbradas a comer esa variedad de maíz[2]. Así lo demuestran mediante la preparación de los platillos en base a este grano. Pero también por ser un alimento más saciador respecto a otros alimentos como el arroz, o el fideo, que permite además resistir, si vale el término a las labores cotidianas de los productores.
Otro factor que también está presente en la comunidad y que profundiza la situación de la vulnerabilidad alimentaria, son los precios bajos del maíz que es destinado a la venta. Esto confluye a que tanto comerciantes como intermediarios ingresen en busca de maíz a un menor precio que el del mercado. Sumemos a esto las deudas que van asumiendo tanto las familias como la comunidad con la única venta de alimentos y otros insumos que traza una relación de poder construida con el tiempo por el ventero[3] (del interior) teniendo un poder a nivel económico al interior de la comunidad que profundiza la vulnerabilidad alimentaria.
El estudio quiere reflexionar y cuestionar las lógicas en las que se enmarcan las acciones y las políticas desde los gobiernos locales, departamentales y nacionales como desde las mismas ONGs (hacia los sectores productivos) basadas en las clásicas recetas de generar “mayor rendimiento”, “incrementar la producción”, “semillas mejoradas”, “implementación de maquinaria”, etc., que se hallan fuertemente institucionalizadas y difundidas a todo nivel.
Y que en el caso de las economías de autoconsumo dichos patrones como el de la acumulación, la ganancia, la inversión, etc., no se encuentran dentro de la lógica y la economía guaraní. Quizás -y aquí como hipótesis-, es por ello que las acciones e intervenciones desde distintas ONGs y Gobiernos locales y nacionales en la zona y en las comunidades no llegan a obtener los resultados esperados. Precisamente porque no se terminan de entender estas lógicas internas de las comunidades de la forma de ser guaraní.
[1] En este marco, los productores guaraníes, son los que producen maíz, que en parte, es comercializado como alimento para animales. Pero no son consumidores de pollo, por tanto no son tomados en cuenta dentro de lo que se considera “seguridad alimentaria”. Parece ser entonces, que producen, para la seguridad alimentaria de los que si consumen pollo, el área urbana.
[2] Y posiblemente también debido a la perdurabilidad de esta variedad, por la forma de producción asociada junto a otros alimentos como el joco y la cumanda.
[3] Que es profesor en el colegio y uno de los socios del “chaco cooperativa“.