Ir más despacio. Esa pareció ser la señal que Brasil quiso dar a sus socios de la Unión Suramericana de Naciones (Unasur) la semana pasada en Quito, en la primera ronda de las conversaciones iniciadas para poner en marcha un Parlamento Suramericano. La ausencia de representantes norteños en el encuentro celebrado entre el 12 y 15 de junio pasado, destinado a poner en marcha un legislativo regional supranacional dependiente de la Unasur, sorprendió a muchos de los países de la región, que acusaron a ese país de boicotear la puesta en marcha de una de las iniciativas más ambiciosas para el futuro de la integración regional.
Del encuentro participaron los presidentes y representantes de los legislativos nacionales de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela, así como representantes del Parlamento del Mercosur, cuya delegación fue encabezada por su vicepresidente, Ignacio Mendoza, junto con los parlamentarios Ruperto Godoy, Ruben Martínez Huelmo y Francisco Oviedo, y el Parlamento Andino. También estuvieron presentes delegados del Parlamento Latinoamericano, Parlamento Amazónico y Parlamento Indígena. En la reunión no estuvieron presentes delegaciones de Brasil, Guyana, Paraguay y Surinam.
La elaboración de un Protocolo Adicional que constituya el Parlamento de Unasur, conforme lo establecido en el artículo 17 del Tratado Constitutivo del bloque, era el objetivo primordial de la convocatoria, realizada diez días antes de la fecha establecida para la reunión por la presidencia semestral de la Unasur, que recae en el mandatario ecuatoriano Rafael Correa. Pero, lejos de alcanzar ese objetivo, el encuentro reflejó fuertes discrepancias entre los países del Mercosur y la Comunidad Andina de Naciones (CAN) -para quienes el Parlamento Suramericano debe surgir de la convergencia del Parlamento del Mercosur y el Parlamento Andino-, y un grupo de países integrado por Bolivia, Ecuador y Venezuela, para quienes el nuevo legislativo debe surgir "desde cero".
Fuentes parlamentarias que participaron de la reunión en Quito dijeron al Boletín Somos Mercosur que Bolivia, Ecuador y Venezuela apuntaron a crear "una nueva institucionalidad" que comience a funcionar "dentro de un mes", algo que el resto de los países consideraron "una locura", dados los requerimientos logísticos y políticos que ello implicaría. En cambio, los representantes del Mercosur y la CAN argumentaron que el mejor camino sería el aprovechamiento de las estructuras ya existentes, algo que respaldaron con una Declaración de la I Reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Suramericana de Naciones, celebrada el 30 de setiembre de 2005 en Brasilia.
En esa declaración, los presidentes propusieron comenzar a recorrer el camino hacia un Parlamento de la Unasur pero aprovechando la "institucionalidad existente", "sin generar nuevos gastos financieros" y "estableciendo la coordinación de las cancillerías con los organismos ya existentes". La Cumbre concluyó con una Declaración en la que se destaca la voluntad política de impulsar un tratado constitutivo de un parlamento suramericano. Para ello, en los debates se destacó la necesidad de concretar primero la aprobación del propio Tratado Constitutivo de Unasur por parte de los Estados que aún no lo han hecho: seis países de los doce que conforman el bloque.
Según se definió en Quito, este proceso continuará con la conformación de una Comisión Especial Parlamentaria de Alto Nivel, con el objetivo de redactar y consensuar el proyecto definitivo de Protocolo Adicional, en cumplimiento de lo consagrado en la disposición transitoria del Tratado Constitutivo de Unasur. Los temas que tratara la Comisión son, entre otros, la integración de este parlamento (proporcional o igualitaria), las competencias y su presupuesto. La Comisión estará constituida por un representante de cada uno de los parlamentos nacionales y un representante de cada uno de los Parlamentos regionales. La coordinación política estará a cargo de las presidencias de los legislativos nacionales.