Concesiones a privados que arrojan desechos contaminantes producto de la agroindustria y tala de árboles indiscriminada en su cuenca, son los factores determinantes en la progresiva disminución en el nivel del río más importante del departamento del Cesar, el Guatapurí. La ola de calor de los últimos días puso en evidencia la situación.
“Bajando desde lo alto de la sierra, majestuoso nos baña el Guatapurí”, versa la letra de la canción del compositor Nicolás Maestre Martínez, ’El rey del Valle’. Hoy solo queda el nombre del río porque su caudal desapareció casi en por completo.
“Recuerdo que al meter mis pies en el río sentía tocar la sierra”, comentó Cesia Morales, estudiante de Sociología de la Universidad Popular del Cesar. “Uno llegaba al río y experimentaba una sensación de frescura, hoy hay que buscar refugio del sol en otras zonas”.
Y es que el Guatapurí, desde el 2007 hasta la fecha, disminuyó su cauce de 11.200 a 6.200 litros pero ¿qué está provocando esta sequía?
La Corporación Autónoma Regional del Cesar -Corpocesar- manifiesta que los problemas van desde la tala de árboles, que se presenta en el nacimiento de la cuenca y que genera la disminución de sus aguas, hasta el vertimiento de las aguas contaminadas con herbicidas, provenientes de los cultivos de arroz. Además, el desvío del cauce del Guatapurí para el riego de estas plantaciones.
Por su parte, la Secretaría de Ambiente, máxima autoridad del Cesar en esa materia, es la encargada entregar la mayoría de las concesiones destinada a cultivos de arroz y sembrados de palma africana utilizadas para la producción de aceites. Ambas prácticas agrícolas requieren de una gran cantidad de agua para poder producir a gran escala, lo que aumenta la sequía del río.
La responsabilidad de ambas instituciones es la misma. Por su parte, Corpocesar a través de la resolución 0058 del primero de febrero de 2016, ordenó que las concesiones deben ser reducidas. Sin embargo, cada año los permisos otorgados por ambos organismos aumentan. No resulta muy cierta la orden dada por la institución.
Por otro lado, las campañas mediáticas que constantemente hacen empresas privadas y gobiernos locales sobre el cuidado del medio ambiente, ayudan a concienciar a quienes no cuidan el agua pero no señalan el verdadero problema: los múltiples permisos otorgados a los altos cultivos de palma africana que alcanzan 60 mil hectáreas y los cultivos de arroz a grandes hacendados de la región.
Las denuncias hechas por organizaciones ambientales que no han sido aceptadas ni por Corpocesar ni por la Secretaría de Ambiente.
Según los pobladores que viven en cercanías al Guatapurí, la preocupación no es poca. “Esperemos que un día no pasemos de tener uno de los mejores ríos de Colombia, al que muchos turistas vienen a admirar, a tener un río como el Ranchería o los de Villanueva en la Guajira que ya ni siquiera abastecen a los habitantes del territorio”, aseguró un ciudadano.