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Foto: Mídia NINJA

Como nunca antes, los líderes y lideresas de todo el país se unieron para realizar una demostración de fuerza contra las políticas anti-indígenas y genocidas de Jair Bolsonaro. Ya no es solo la violencia simbólica o el racismo encubierto: es violencia directa. Los pueblos indígenas quieren ser protagonistas de un nuevo modelo de desarrollo y, para ello, buscan aumentar su representación en el Congreso nacional. La unidad con los trabajadores de la ciudad y la agricultura familiar es un requisito fundamental para que avancemos hacia una sociedad más justa.

Alrededor de 8.000 líderes y lideresas de 200 pueblos indígenas de todo el país se reunieron en Brasilia en el 18° Acampamento Terra Livre (Campamento Tierra Libre). La movilización fue organizada por la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) y sus organizaciones de base, y ha sido considerada como una de las mayores de la historia. El programa involucró asambleas, ruedas de conversación y protestas en las inmediaciones del Congreso Nacional.

La demostración fue realizada para ofrecer resistencia a una serie de iniciativas legislativas que afectarán sus territorios: el proyecto de ley 490/2007 para modificar el Marco Temporal de las Tierras Indígenas y la habilitación de la minería en los territorios; el repudio al llamado “Paquete del veneno” que permite el uso de agrotóxicos; los proyectos que fomentan el acaparamiento de tierras; la alteración de las reglas del licenciamiento ambiental para favorecer la exploración de las riquezas naturales; y la discusión sobre un nuevo Estatuto sobre desarme y tenencia de armas.

Los pueblos indígenas de Brasil denuncian que ya no es solamente violencia simbólica o racismo encubierto: se trata de violencia directa. El genocidio se lleva a cabo lentamente a los ojos de todo el mundo. Día a día se cometen violaciones a los derechos humanos sin que se tomen medidas legales. En Brasil reina la impunidad. Las y los brasileño hemos retornado a la época de la colonización y el exterminio.

Protagonistas de un nuevo modelo de desarrollo

Con esta masiva movilización, los pueblos indígenas demostraron que repudian un proyecto de “país y mundo civilizador”, basado en los principios del respeto a la democracia, los derechos humanos, la justicia, el cuidado del medio ambiente y la Madre Naturaleza. Las comunidades le exigen al Estado brasileño el respeto a la diversidad étnica y cultural del país del cual pertenecen más de 305 etnias y 284 lenguas indígenas.

Los pueblos indígenas quieren ser protagonistas de los planes de vida que los afectan, ejercer su autonomía en los territorios y, participar en la formulación, seguimiento y evaluación de las políticas públicas que les conciernen. Para que esto ocurra es fundamental aumentar la representación indígena en las Cámaras Legislativas. No solo para enfrentar las amenazas a sus derechos fundamentales, garantizados por la Constitución Federal de 1988, sino también para establecer un diálogo simétrico, en igualdad de condiciones, con todas las esferas de gobierno y el Estado brasileño.

El Campamento Tierra Libre también reforzó la alianza con otros movimientos populares de la sociedad. Los problemas enumerados por las organizaciones no se limitan a los pueblos indigenas y también incluyen a otros sectores vulnerables: las quilombolas, las comunidades tradicionales, los trabajadores de la ciudad, la agricultura familiar y los pobres, principalmente, los hombres y mujeres negros que viven en las afueras de las ciudades brasileñas.

 

Un camino alternativo

Desde una mirada integral, los pueblos indígenas consideramos que el planeta ya no soporta un modelo de consumo desenfrenado. Este modelo de desarrollo depredador anticipa el fin del mundo. Los pueblos indígenas vivimos en equilibrio con la naturaleza, pero en el último tiempo nuestros valores han sido sofocados por la imposición de modelos de explotación de la tierra que no son sostenibles a largo plazo.

Los indígenas afirmamos que es posible convivir con la diversidad y la alteridad. Es posible respetar al otro. Nuestra principal contribución es muy simple: "La individualidad no es más importante que la colectividad". Estamos convencidos de que la naturaleza no es una fuente de recursos, sino una fuente de vida. No creemos que la mercancía o el dinero sean lo más importante. A nosotros nos interesa el “buen vivir” y el respeto por los demás, por los diferente.

La movilización de los pueblos indígenas de Brasil en el Campamento Tierra Libre reafirmó que la unidad es un requisito fundamental para que avancemos juntos. Necesitamos un país verdaderamente democrático, justo, pluricultural, respetuoso de la vida y protector de la Madre Naturaleza. Nuestra lucha es permanente y mantiene una alianza con los trabajadores del campo y de la ciudad.


* Indianara Ramires Machado es enfermera del pueblo Guaraní Kaiowá, maestranda en Fisiopatología Experimental de la Universidad de São Paulo y Vicepresidenta de la Acción de Jóvenes Indígenas de Dourados (AJI).


Fuente: Publicado en Debates Indígenas, boletín correspondiente al mes de mayo de 2022. Tema: Artículos de Coyuntura: https://bit.ly/3ku7f30