Los espacios de comercialización de la economía social y solidaria, donde se encuentran alimentos agroecológicos y cooperativos, mantienen precios competitivos y en muchos casos menores que los hipermercados. A pesar de la falta de apoyo de los gobiernos, los pequeños productores y Pymes ofrecen productos de mucha mejor calidad y a precios justos para las dos puntas de la cadena.
“A largo plazo queda demostrado que la evolución de sus precios se da de manera más sostenida y se traduce en ahorro al momento de comprar.” La afirmación destaca la evolución de los precios de una Canasta Básica de Alimentos (CBA) de 40 productos ofrecida en los espacios de comercialización de la Economía Social, Solidaria y Popular (ESSyP) frente a la canasta ofrecida en las cadenas de supermercados. El informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) fue publicado en enero y analiza el periodo octubre-diciembre del año pasado. A la luz del dato de inflación oficial de enero, en el que los alimentos registraron un incremento del 4,9 por ciento, Agencia Tierra Viva analizó el informe de los precios de la economía popular junto a protagonistas de esas cadenas de comercialización, que se muestran como una alternativa que el Gobierno aún no mira a la hora de generar políticas públicas.
El primer mes de 2022 volvió a instalar la suba de precios como uno de los temas más preocupantes de la agenda económica con una suba mensual del 3,9 por ciento en enero, según el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec. Los alimentos –en un país con el 40,6 por ciento de los habitantes bajo la línea de pobreza– vuelven a empujar ese índice inflacionario ubicándose con una suba del 4,9 por ciento, en particular, con la suba estacional de productos frescos como tomate, papa, cebolla, lechuga, limones y naranjas.
Desde abajo, las cadenas de comercialización de la Economía Popular y Solidaria muestran que pueden ofrecer una lógica de comercialización menos inflacionaria, por romper con la lógica especulativa, y más económica en productos específicos y en la canasta básica en su conjunto a largo plazo. Según el informe del CESO, durante el año 2021, comprando en los espacios de comercialización de la ESSyP se logró un ahorro de 8103 pesos.
La Canasta Básica de Alimentos (CBA) construida para realizar el informe cuenta con 40 productos que se ofrecen en nueve espacios de comercialización ESSyP que distribuyen en el AMBA –MeCoPo, Todos Comen, Caracoles y Hormigas, Mercado Territorial, Almacoop, La Yumba, Colectivo Solidario, Almacén Autogestivo y Consol– y se la compara con la canasta elaborada por el Gobierno de la Ciudad sobre comercios de cercanía y con la CBA Supermercados, que es elaborada a partir de un relevamiento semanal realizado por el CESO.
“Si observamos la variación de la canasta durante los últimos tres meses (de 2021) podremos notar que la canasta de la ESSyP es la más barata en relación con la canasta de supermercados y CABA”, sostiene el informe del CESO y pone en cifras el resultado del relevamiento de diciembre: la canasta de la Economía Popular 13.605,34 pesos, la canasta de los supermercados 15.456,43 pesos, y la canasta de comercios de cercanía 14.002,78 pesos.
En cuanto al total de periodo analizado en el informe de precios de la ESSyP, que Ceso realiza desde noviembre de 2020, el informe precisa que la evolución de la canasta de la ESSyP aumentó un 3,5 por ciento para el periodo octubre-noviembre y un 4,23 por ciento para el periodo noviembre-diciembre. Mientras que la misma canasta, relevada por el centro de estudios, en supermercados arrojó que en el periodo octubre-noviembre los precios aumentaron un 3,03 por ciento y en el último periodo llegó a 5,64 por ciento.
“El Estado debe ponerse a trabajar con los pequeños productores”
“En Todos Comen la diferencia se agiganta. Estamos cada vez más baratos que los hipermercados”, confía Enrique Martínez, titular del Instituto para la Producción Popular (IPP) que impulsa una red de “consumo popular organizado” en la que a través de la web se realizan compras de productos cooperativos y de la agricultura familiar con envíos a todo el país.
Martínez pone un ejemplo particular de la cadena de comercialización que coordina: “Vendemos fideos de primera calidad de una empresa Pyme que elige no ir a los supermercados porque las condiciones que le imponen lo dejan en desventaja y llega a los consumidores a un 30 o 40 por ciento menos de lo que lo paga en un comercio de proximidad”.
Como ocurre con ese producto, el impulsor de Todos Comen indica que también ocurre con las mermeladas de los pequeños productores, con la yerba que compran directo a las cooperativas de Misiones. “Al coordinar la logística y obviar los intermediarios logramos precios como los que se encuentran en los mercados mayoristas”, explica.
“El Gobierno está persiguiendo a los supermercados e hipermercados, pero cuando hay un caos de inflación los que tienen más poder para fijar precio son los ganadores, esas grandes cadenas. La política de acordar precios ya fracasó: el Estado debe regular el uso de dólares de manera más estricta y ponerse a trabajar con los pequeños productores de todo el país, no con media docena de empresas”, sostiene el ex titular del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
Según su análisis, la expectativa de inflación por el desmanejo del valor del dólar es lo más empuja los precios. “La demanda no es porque existe un grosero déficit de consumo en un país con 40 por ciento de pobreza y los costos a través de tarifas están en manos del Ejecutivo controlarlos”.
Volviendo al punto de la comercialización y del logro que refleja el informe del CESO, Martínez apunta la clave de la fórmula: “Tomamos la distribución y comercialización como un servicio y no como un negocio. Incluso sacrificando ingresos de nuestra organización, porque hay que demostrar que se puede transformar el sector”. En ese tono reconoce que la concentración aún afecta a la red de comercialización en los productos oligopólicos, donde no es posible establecer redes con los pequeños productores, cooperativas o Pymes.
“Somos menos inflacionarios porque no especulamos”
Daniel Cacciutto, socio y coordinador de la cooperativa Más Cerca Es Más Justo, es más cauto al analizar el informe del CESO debido a la dinámica de las cooperativas de comercialización como la suya –que integran Alta Red junto a las otras siete comercializadoras que son referencia para los valores del informe del centro de estudios– manejan volúmenes menores que Todos Comen. Pero sentencia: “Somos menos inflacionarios porque no especulamos”.
“La evolución de la inflación es mejor en nuestros espacios de comercialización que en los supermercados porque no queremos pagarle lo menos posible al productor y cobrarle lo máximo posible al consumidor”, explica Daniel sobre la filosofía de “acuerdos de precios” pero directo con los productores.
“Hay que cambiar la lógica de pensamiento en las dos puntas de la cadena: el productor tiene que comprender que va a recibir un pago estable durante todo el año, sin depender del vaivén de la oferta y la demanda, y el consumidor saber que en algún momento del año va a pagar más caro, pero que el precio será estable durante todo el año”, detalla Cacciutto.
Precisamente, uno de los puntos relevantes de la inflación de enero informada por el Indec estuvo en la categoría “Estacionales”. Esos precios empujados por la suba de verduras, tubérculos, legumbres y frutas empujó el precio de los alimentos por encima de la inflación. En el informe del CESO, que refleja las cifras de octubre-diciembre, pone los precios de los supermercados con mejor oferta en los rubros “cereales y legumbres”, “aceites y grasas”, y “frutas y verduras”; mientras que los espacios de la ESSyP ofrecieron mejores precios en “carnes y huevos”, “lácteos” y “otros alimentos”, que incluye las yerbas.
Sin embargo, esas cifras también dependen de qué cadena de comercialización de la economía popular se observe. La Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) –que reúne a 20.000 familias productoras de 18 provincias del país– logra mantener a lo largo del año un mejor precio en verduras y frutas en su red de comercialización, que no está contemplada dentro del informe del CESO. “En general los precios de los productos que se ofrecen en nuestros nodos de comercialización, almacenes y el mercado cooperativo son más económicos que en los supermercados y, en particular, lo que nos involucra directamente son las frutas y verduras”, señalan desde la organización.
Además, desde UTT destacan: “Los precios de frutas y verduras se logran porque se reducen los intermediarios y avanza la producción agroecológica, que reduce muchísimo los costos de producción”. Respecto de la suba de precios general de verduras y frutas que se registró en enero, desde la UTT, explicaron que se debe a grandes pérdidas de producción registradas por las sequías en varios puntos del país y el cambio de entradas de estacionalidad, como ocurrió en el caso de la papa que se terminó la oferta de Córdoba y el abastecimiento que comenzó a llegar de Buenos Aires.
Más allá de las cuestiones estacionales, el coordinador de Más Cerca Es Más Justo recupera el espíritu de las comercializadoras de la ESSyP y convocar a los consumidores: “Cuando decidís comprar en un supermercado, decidís pagarle a una red especulativa. No sabés cuánto le pagan a los trabajadores ni cuánto se le paga a los productores. En tanto, en nuestras redes se construyen precios estables en el tiempo por hacerlo de forma no especulativa, vincular y con productos de calidad”.
Cacciutto destaca la calidad de los alimentos como una característica que tienen las redes de la economía popular y que eso no se registra en el índice de precios del Indec, mientras que buscan la forma de reflejarlo en el informe del CESO.
“Tenemos que avanzar hacia la confección de una canasta cualitativa. No es lo mismo la yerba y el arroz agroecológico, por ejemplo, con lo que podés encontrar en un supermercado. No es justo ni es real comparar esos precios. La gran diferencia que marcamos, sin dudas, es que ofrecemos productos de gran calidad nutricional, que en los supermercados se venden con precios premium”, sentenció el coordinador de Más Cerca Más Justo.
“Resulta central entender que hablamos de experiencias que están ofreciendo productos de cooperativas, emprendimientos familiares y asociativos y en su mayoría agroecológicos. Lo antes mencionado requiere en muchas ocasiones un esfuerzo de logística y asistencia al productor que un supermercado no realiza. En este contexto es preciso reforzar las políticas para este sector”, comparte el informe de CESO abriendo la puerta a un análisis cualitativo.
¿Qué agenda tiene el Gobierno con los pequeños productores para enfrentar la inflación?
En la previa de la difusión de la cifra oficial de inflación de enero, las consultoras privadas y el Gobierno ya anticipaban que rondaría el cuatro por ciento y que los alimentos estarían por encima de esa cifra. Desde el Poder Ejecutivo las voces de pasillo lamentaban que el enésimo acuerdo con los grandes empresas alimenticias tenía gusto a poco. A la hora del análisis público, los señalamientos desde la Secretaría de Comercio Interior fueron apuntados “al comportamiento de frutas, verduras y legumbres”, en palabras del secretario Roberto Feletti.
“Hay que sacarle la mochila de estar atado al dólar, en los insumos y en el alquiler de los campos. La Ley de Acceso a la Tierra perdió estado parlamentario, pero nos quejamos de que sube el precio del tomate”, sentencia Enrique Martínez e insiste: “Hay un profundo desconocimiento de las causas de la inflación, que son distintas para un auto que para un tomate. Hay que bajar la expectativas, que no dependa del precio de 20.000 especuladores y generar canales más directos. La política pública no se vincula con los productores directos. En Mendoza, el tomate se ofrece a diez o doce pesos el kilo en la ruta, pero en la verdulerías de Ciudad de Buenos Aires está a 150 pesos”.
Desde la UTT comparten la falta de políticas que modifiquen el esquema estructural que impacta en los precios de góndola: “No hubo política activa pública para manejar las causas estructurales. Hace años planteamos la necesidad de modificar el modelo, descalzarlo del dólar, no hubo ningún avance”.
En noviembre pasado, la Mesa Agroalimentaria –conformada por la UTT, el MNCI-Somos Tierra y Fecofe– mantuvo una reunión con Feletti en la que le plantearon líneas de acción: acceso a crédito para capital de trabajo, fortalecer la compra estatal de productos de los pequeños productores y cooperativas, trabajar con frigoríficos recuperados y potenciar las alternativa de abastecimiento en marcha.
“A los gobiernos les cuesta muchísimo mirar a largo plazo. En la actualidad no estamos en la escala de los supermercados, pero tenemos la capacidad de desarrollarlo si el Gobierno está dispuesto a acompañar”, comparte el coordinador de Más Cerca Es Más Justo y destaca una pequeña muestra de lo que el Estado puede hacer para fortalecer estos espacios.
Cacciutto señala el abastecimiento de algunos comedores escolares, dentro del Servicio Alimentario Escolar dependiente del Ministerio de Desarrollo bonaerense, que por iniciativa del Municipio de Quilmes comenzó a ser abastecido con alimentos sanos de redes cooperativas. “La provisión de los comedores escolares son licitadas a empresas que solo se rigen por el lucro y ofrecen la peor calidad nutricional. De a poco, llegan cuadros que comprenden quiénes somos, qué hacemos y piensan en la calidad nutricional”, subraya.
“Si los pequeños productores y cooperativas son acosados por el mercado sin contención del Estado no pueden aumentar su capacidad de abastecimiento. El Estado tiene que ocuparse estructuralmente de las empresas que no exportan, las que producen para el mercado interno”, sostiene Martínez y pone sobre la base la propuesta de Todos Comen para replicar a nivel estatal: Mercados de Abastecimiento Municipales para romper con la lógica de negociar con las grandes cadenas de supermercados como única salida.
El ex titular del INTI asegura que no se trata de cifras imposible para que los municipios se hagan de un depósito y un stock de productos provenientes de la agricultura familiar, campesina y de empresas cooperativas. “Tuvimos una reunión con la Secretaría de Agricultura Familiar en la que se comprometió a financiarlo, pero desde entonces no existió un puente con los municipios para ponerlo en marcha”, señaló Martínez.
Además, el ex titular del INTI señala la importancia de que también exista fomento para poder contar con una industria de molienda de trigo y maíz, para harinas y aceite, de quienes producen para el mercado interno con el objetivo de desacoplar el mercado interno de los precios internacionales. “El Estado nunca hizo una alianza con quienes producen para el mercado interno”, lamenta.
En este contexto de políticas públicas para el sector y con los precios otra vez en las noticias, la vocera presidencial Gabriela Cerruti lanzó en conferencia de prensa que el Gobierno analiza “la posibilidad de una Empresa Nacional de Alimentos que ayude a los pequeños y medianos productores, que ya existen muchísimos, a hacer un tema más masivo para que las verduras y hortalizas lleguen de manera más barata (...) Sí, sin duda el Gobierno está empeñado en ver cómo ayudar a los pequeños y medianos productores".
“Esperamos poder seguir haciendo nuestro aporte con la Mesa Agroalimentaria Argentina para que el pueblo acceda al alimento. Pero también enfatizamos: sin acceso a la tierra no se puede producir alimento sano y barato”, le recordaron desde la UTT. “La Ley de Acceso a la Tierra está perdiendo estado parlamentario. Mientras la tierra siga en manos de unos pocos, los precios de los alimentos seguirán dependiendo de monopolios”, concluyó la organización.