Desde Monte Hermoso al Partido de la Costa, los pescadores artesanales llevan más de dos décadas organizados para proteger el recurso ictícola y denuncian que al 80% se les niega el permiso de pesca en Buenos Aires. Junto a municipios y la Secretaría de Agricultura Familiar, impulsan proyectos de Terminales Pesqueras para fomentar la venta directa al consumidor y evitar el monopolio de los frigoríficos. Más de 80 familias de Monte Hermoso, municipio ubicado en el sur de la costa atlántica bonaerense, viven en torno a la actividad de la pesca artesanal. La mayoría aún en la ilegalidad, por no recibir el permiso provincial que habilite la comercialización de los peces que capturan. Frente a la ausencia de políticas públicas, llevan más de una década impulsando el proyecto de una Terminal Pesquera local que les permita vender el fruto de su trabajo directamente a sus vecinos, sin frigoríficos intermediarios.
La experiencia ya es una realidad a 500 kilómetros de Monte Hermoso, al norte, en el Partido de la Costa, donde con el respaldo del municipio local se pudo establecer la venta directa de los pescadores a los consumidores antes de ingresar al distorsionado circuito de comercialización. “Las grandes cadenas de frigoríficos marplanteses ejercen el lobby para que la pesca artesanal no tenga un mercado interno con puntos de venta directa o mercados de cercanía”, apunta el coordinador nacional de Pesca Artesanal de la Secretaría de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena (Safci) del Ministerio de Agroindustria de Nación, Carlos Bertola.
Los pescadores bonaerenses enfrentan un problema de base, según denuncian, más del 80 por ciento no cuentan con el permiso de pesca que los habilita a concretar la venta directa en el mercado formal, que debe ser entregado por la Dirección Provincial de Pesca. En el caso de Monte Hermoso, de 60 pescadores artesanales solo ocho tienen permiso para pescar legalmente.
“No nos quieren documentar porque ven un peligro en la pesca artesanal. Porque somos los que logramos las áreas protegidas, los que trabajamos con las universidades y los científicos. Esos somos los artesanales, no los industriales”, afirma el presidente de la Cámara de Pescadores Artesanales de Monte Hermoso y Pehuen-Có, Eduardo Flores. Allí esperan que la Terminal Pesquera se haga realidad el próximo 1 de abril.
Monte Hermoso y el potencial de la pesca artesanal
En temporada alta, los pescadores artesanales capturan más de 750 kilos de pescado por día. La mayor parte se vende a compradores intermediarios de los frigoríficos de Mar del Plata. Según cuentan las familias pescadoras, la mejor opción siempre es vender el pescado fileteado o procesado —como milanesa, por ejemplo— de forma local e involucrando a otros actores que forman parte del agregado de valor: el filetero, el envasador y el palanquero, como se conoce a quien sale a vender por el barrio, a pescaderías o locales de alimentos.
Las técnicas de pesca artesanal que realizan estas familias en Monte Hermoso son “pasivas”; utilizan redes fijas de 50 metros cada una con mallas de más de 100 milímetros que permiten que el pescado juvenil (chico) se escape. Lo que capturan lo califican como “pescado premium”. “Es pescado muy cuidado, lo traemos a la sombra, cubierto con lienzo mojado para evitar el sol”, describe Gustavo Contreras, vocal de la Cámara de Pescadores Artesanales de Monte Hermoso y Pehuen-Có, localidad vecina dentro del partido de Coronel Rosales. Y asegura que se trata de capturas de exportación a países como Europa, Estados Unidos y África, porque “no se consigue en otros lados”. Los compradores privados son los que se lo llevan para vender en el exterior y otro gran volumen, otra vez, va rumbo a los frigoríficos marplatenses, a través de intermediarios.
Los pescadores subrayan que, a pesar de los volúmenes que entregan, vender el pescado sin procesar no les ofrece buenos márgenes de ganancia. El pescado entero tiene un precio por pieza y por especie. Los pescadores aseguran que salen perdiendo en relación a las horas de trabajo o el riesgo que asumen al meterse al mar. “Es muy ingrato porque el pescador no se desarrolla como se tiene que desarrollar”, lamenta Contreras. “Por eso apostamos a los productos elaborados, porque es lo que da trabajo y nos permite un mayor ingreso”, insiste. “El precio de un kilo de filet de pescadilla que se vende en “Lo de Lalo”, un comercio local del pueblo, es de 400 pesos y en cualquier pescadería se ubica entre 500 y 600 pesos“, ejemplifica.
Pescadores artesanales del Partido de la Costa, un camino al comercio justo
La referencia para los pescadores artesanales de Monte Hermoso son sus pares del Partido de la Costa, una de las localidades con mayor organización de pescadores artesanales del país, que cuentan con una Terminal Pesquera propia en funcionamiento desde el 2018. “La terminal pesquera fue producto de mucha lucha”, dijo Néstor Cardone, presidente de la Asociación de Propietarios de Embarcaciones de Pesca Artesanal (Apepa) y de la Cooperativa de Trabajo de Pescadores Artesanales (Copac) del Partido de la Costa.
“Con esta terminal ya no dependemos más de los intermediarios, podemos vender el pescado directo. Antes los camiones venían y se llevaban el pescado por poca plata. Te decían: ‘Hoy hay mucho pescado’ y te lo pagaban al precio que querían”, remarca Cardone.
Desde Monte Hermoso, el presidente de la cámara de pescadores, Eduardo Flores, completa el panorama del que ellos aún están cautivos. La venta la realizan ante intermediarios que en el sector se denominan “golondrinas”. Flores denuncia que trabajan en una cadena de proceso irregular en la que los pagos se realizan en negro y la trazabilidad del producto se pierde. “Una vez nos enteramos que un lote que vendimos terminó en Moscuzza, una empresa pesquera marplatense, pero acá nunca vino la empresa a comprar”, ejemplifica Flores.
En el Partido de la Costa, el circuito directo que logró la Apepa —gracias al apoyo político de la gestión municipal— comercializa el pescado de forma directa desde el Polo Productivo ubicado en Ruta Interbalnearia 11, kilómetro 340,5 de Lucila del Mar. Allí se lo filetea y se lo vende al público o a compradores privados. En temporada de verano también se montan puestos comerciales en la playa como un atractivo turístico “para que la gente acceda a un pescado fresco, vea cómo se filetea, e intercambie con el pescador formas de comerlo”, explica Cardone.
El referente de Apepa celebra que la terminal amplió los canales de venta, con mayor control de los pescadores. Además, Cardone valora que generó oportunidades de trabajo para los pescadores que ya no se encuentran en edad para subirse a la lancha como también para las mujeres de las familias de los pescadores, que son incorporadas al esquema de trabajo en la planta.
Con la experiencia de la terminal pesquera del Partido de la Costa presente, el presidente de la Cámara de pescadores artesanales de Monte Hermoso destaca que el dispositivo de venta directa asegura el acceso del alimento del pescador al consumidor y preserva la calidad: “No puede ser que en las zonas aledañas al mar, ríos, o lagunas no se pueda acceder a un pescado fresco”, lamenta Flores.
“El pescado artesanal del día. Se vende fresco”, valora el montehermoseño y lo contrasta con la cadena de comercialización industrial: en la que el pescado viaja hasta un frigorífico, de allí al Mercado Central y luego a la pescadería de cada localidad. “Para que se preserve le tienen que poner productos, como amoniaco y otros conservantes”, indica el pescador.
La pesca artesanal en la “ilegalidad” y la presión del circuito industrial
El coordinador nacional de Pesca Artesanal de la Safci, Carlos Bertola, explica que el modelo de terminal pesquera vigente en el Partido de la Costa no está dentro del marco normativo de la Ley Provincial de Pesca, debido a que la venta directa está prohibida. “En el Partido de la Costa se sancionó una ordenanza municipal que regula la comercialización del pescado dentro del municipio”, destaca Bertola.
El funcionario comenta que la comercialización directa de pescado fresco, que se denomina “en banquina”, es una forma de garantizar un canal a los pescadores artesanales que no cuentan con permisos de pesca, ya que se regulan con ordenanzas municipales. “Este tipo de políticas la estamos aplicando en otras localidades como Punta Indio (Buenos Aires), Comodoro Rivadavia (Chubut), la Calera (Córdoba), Barranquera (Chaco) y en otras localidades de Santa Fe y Entre Ríos”, asegura el coordinador de la Safci.
¿Qué diferencia existe en las experiencias del resto del país con la de Buenos Aires? “La presión que ejerce el lobby empresarial de Mar del Plata es muy fuerte”, sostiene Bertola. Según las cifras oficiales, el puerto marplatense procesó unas 360 mil toneladas, en 2019, y genera 2000 millones de dólares al año por exportaciones.
“No es el problema que exista la actividad industrial, el problema es que no pueda existir otro circuito de comercialización del pescado. Ese circuito hoy sostiene a más de 1200 pescadores artesanales de la provincia”, asegura el coordinador nacional y sostiene que son “las grandes cadenas de frigoríficos marplanteses las que ejercen el lobby para que la pesca artesanal no tenga un mercado interno como puntos de venta directa o mercados de cercanía” y sentencia: “A ellos les conviene seguir comprando el pescado en negro”. En el Delta del Paraná la situación denunciada por los pescadores artesanales se repite.
¿Permisos para la pesca artesanal o entregar el recurso pesquero a la pesca industrial?
La Cámara de Pescadores Artesanales de Monte Hermoso y Pehuen-Có se formó hace 21 años, junto con la de Bahía Blanca y Claromecó, con el propósito de accionar contra los barcos industriales marplatenses que pescaban en aguas costeras (internas). Luego de cortes de ruta en el año 2000, manifestaciones e incansables diálogos, se logró la Resolución 491, que establece una veda para los barcos industriales. A lo largo de diez años se redactaron nuevas resoluciones en post de defender el recurso pesquero, como la creación del Proyecto Pesquero Regional (2000), un Plan de Manejo regulado por el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep), la zona exclusiva para la pesca artesanal (2002) y la Zona del Rincón–desde Claromecó hasta Bahía San Blas– como área protegida (2006).
Los instrumentos legales para la defensa del mar se iban acumulando, y las comunas pescadoras contaban con más cartas a jugar en futuros conflictos que se avecinaban. Además, la Cámara de Pescadores Artesanales de Monte Hermoso participó luego en dos juicios históricos.
Uno ocurrió en 2006 contra el Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense por su proyecto junto a la empresa China “White Gulf”, que pretendía que seis embarcaciones pesquen en la Zona del Rincón y desembarquen en el puerto de Bahía Blanca. El otro, en 2014, dirigido al mismo organismo, por el asentamiento de cuatro buques marplatenses en la misma zona estratégica.
Ambos conflictos de carácter provincial se elevaron a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, por apelación del ministerio bonaerense, y resolvieron a favor para las comunidades costeras, de las cuales participaron dirigentes pescadores de Tres Arroyos, Coronel Dorrego, Monte Hermoso, Coronel Rosales, Bahía Blanca, Villarino y Carmen de Patagones. Los antecedentes acumulados y la evidencia registrada confirmaba una vez más que “antes de las cinco millas solo se podía pescar con arte pasiva”, como lo indica la Resolución 491/02.
“El año pasado nos notificaron que ganamos el juicio iniciado en 2014. Por eso no nos quieren dar los permisos”, sostienen los pescadores de Monte Hermoso, quienes, en su mayoría, trabajan en la ilegalidad. Flores asegura que la cantidad de permisos cae año tras año en la Provincia, porque no se renuevan. “Llegamos a tener 68 permisos, pero por diferentes motivos nos lo quitan o no nos lo renuevan”. Actualmente, según denuncian las asociaciones y cámaras, más del 80 por ciento de los pescadores bonaerenses no cuentan con permiso de pesca. En el caso de Monte Hermoso, de 60 pescadores artesanales solo ocho tienen permiso para pescar legalmente.
“No es culpa del pescador que no nos quieran documentar y que estemos trabajando en la ilegalidad, es la culpa del Gobierno”, afirmó Flores, quien además viene anunciando el agotamiento del recurso pesquero, y advierte que “en el norte de la provincia ya no hay más pescado”. Es por eso que resulta histórico el logro del área protegida en la bahía del sur.
En la Zona Protegida del Rincón no se puede realizar arrastre de fondo ni de media agua en las primeras cinco millas. Además existe la veda durante medio año para los barcos industriales —cuando hay reproducción de especies—, resolución dictada en 2006, que según denuncian pescadores de la cámara “tampoco se respeta”.
A pesar de las trabas provinciales que sortean las comunas de pescadores, el diálogo municipal es bueno. Durante la gestión del ex intendente de Monte Hermoso Alejandro Dichiara, actual diputado provincial, hubo respaldo al proyecto de la Terminal Pesquera.
Sin ir más lejos, durante la primera parte de la pandemia los pescadores artesanales se ofrecieron a realizar una “esca solidaria” en apoyo al pueblo montehermoseño, en articulación con el ejecutivo municipal, quien colaboró con el combustible y se encargó de repartir mediante la Secretaría de Desarrollo Social el pescado que capturaron los trabajadores. Sacaron más de dos toneladas que fue repartida a familias. “En Monte la gente está muy involucrada. Cuando ven barcos arrastrando que no conocen nos llaman a nosotros”, asumió el vocal Contreras.
Una terminal para Monte Hermoso
Desde hace diez años el proyecto de la asociación es el de la Terminal Pesquera, que daría trabajo a más de 80 personas, entre ellos a envasadores, fileteros, seguridad y gestión; y, claro, a los pescadores artesanales de la zona. La terminal apunta a afianzar los circuitos cortos de comercialización.
Los volúmenes de producción estimados son de más de dos mil kilos de pescado por día, que se comercializará en Monte Hermoso, Mar del Plata y Bahía Blanca, además de una posible articulación con la Cooperativa Obrera- una empresa con más de 200 sucursales- y proyectos de compra pública que tienen en mira la organización de pescadores para abastecer comedores, escuelas, hospitales, y asilos.
La Terminal tiene una inversión de 140 millones de pesos aportados por Nación y cuenta con tres cámaras frigoríficas: una de 20 toneladas, otra de siete y una más pequeña con túnel de congelamiento rápido, donde salen congelados unos 500 kilos de filet en tres horas. Hay una sala de fileteado con dos mesas de trabajo para diez operarios. Además, cuenta con una planta de tratamiento, proyecto realizado junto a ingenieros del INTI, con el fin de reutilizar el agua.
La terminal pesquera está casi lista para ponerse en marcha, aseguran los pescadores a la espera de un último préstamo de 30 millones de pesos por parte del gobierno nacional para terminar de comprar el equipamiento restante, como una máquina para producir hasta cinco toneladas de hielo en escamas. “Luego de tantos años de soñarlo, el 1de abril, día del aniversario del pueblo montehermoseño, se inaugurará la primera Terminal Pesquera del sur bonaerense”, confía Flores.
Foto portada: Lucas Villavicencio