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Perú: nace la reserva indígena Kakataibo Norte y Sur en zona amenazada por invasiones y narcotráfico

 

 

 

 

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Después de más de dos décadas de espera, el gobierno peruano finalmente creó la reserva Kakataibo, un territorio destinado al pueblo indígena en situación de aislamiento y contacto inicial.

Esta nueva reserva indígena se extiende sobre 148 996 hectáreas de bosque entre los departamentos de Loreto, Ucayali y Huánuco, una zona de la Amazonía peruana que en los últimos años se ha convertido en un territorio peligroso por el avance del narcotráfico. Entre abril de 2020 y julio de 2021 ha cobrado la vida de cuatro indígenas kakataibo y otros tres del pueblo asháninka.

El mapa muestra la Reserva Indígena Kakataibo Norte y Sur. Fuente: Instituto del Bien Común.

«Su categorización ha sido muy importante y muy esperada, producto de un trabajo permanente de las organizaciones indígenas», señala Beatriz Huertas, antropóloga especializada en pueblos indígenas.

Huertas menciona que en estos casi 30 años de espera la colonización y actividades extractivas en la zona han avanzado rápidamente. «Es el problema de demorar tanto con estos procesos», asegura.

La reserva indígena Kakataibo Norte y Sur es la segunda que se crea este año. En abril se creó la Reserva Indígena Yavarí Tapiche, en la región Loreto, luego de casi dos décadas de espera.

Lee más | Perú: se crea Yavarí Tapiche, la primera reserva indígena para pueblos en aislamiento en Loreto

Un territorio amenazado

De acuerdo con el decreto supremo de su creación, la Reserva Indígena Kakataibo Norte y Sur está dividida en dos sectores. La Norte con 96 043 hectáreas en las regiones Loreto y Ucayali; y Sur con 52 952 hectáreas entre Ucayali y Huánuco, se indica en el Decreto Supremo del Ministerio de Cultura que declara su categorización.

Estos dos sectores están divididos por la carretera Federico Basadre, que data de 1943. «Son dos grupos diferentes. En cada uno de los territorios hay entre 200 y 300 indígenas en aislamiento», comenta Miguel Macedo, especialista en pueblos indígenas del Instituto del Bien Común (IBC).

Expansión de la frontera agrícola en una zona cercana a la Reserva Indígena Kakatiabo. Foto: IBC.

Para el experto de IBC si bien este reconocimiento formal se trata de «un primer paso que permite continuar con los esfuerzos de protección», señala que no hay que olvidar las amenazas que enfrenta hoy el pueblo kakataibo.

Los cultivos ilegales de coca, la tala ilegal y las invasiones son algunos de los principales problemas que urgen ser atendidos, indica Macedo. Las comunidades nativas más cercanas son Yamino, Mariscal Cáceres, Santa Rosa y Santa Rosita de Apua; mientras que un poco más alejadas están Nuevo Edén, Manco Cápac y Cumbre por el norte; así como Puerto Azul, Santa Martha, Sinchi Roca I y II, Puerto Nuevo y Unipacuyacu, por el sur.

En estas comunidades nativas las presiones se han incrementado, sobre todo durante la pandemia por el COVID-19. Puerto Azul, Yamino, Mariscal Cáceres, Santa Rosa, Sinchi Roca, Puerto Nuevo, Santa Marta y Unipacuyacu son territorios prácticamente tomados por invasores, traficantes de tierras y narcotraficantes, como han denunciado federaciones indígenas y algunos de los líderes de las comunidades en los últimos meses.

La Reserva Indígena Kakataibo limita con el Parque Nacional Cordillera Azul. Foto: Álvaro del Campo / CIMA.

Herlin Odicio, presidente de la Federación Nativa de Comunidades Kakataibo (Fenacoka), señala que se trata de un reconocimiento importante después de casi 30 años de haber iniciado el proceso. «Ahora corresponde trabajar para lograr desterrar al narcotráfico».

Odicio agrega que es clave ayudar a los kakataibo en aislamiento para que puedan vivir sin amenazas. «Hay una responsabilidad compartida de las instituciones públicas —dice el presidente de la Fenacoka— porque existen cultivos ilegales en estos territorios y se sabe lo que está pasando con el narcotráfico y el asesinato de líderes indígenas, pero nadie lo controla».

El territorio kakataibo también limita con el Parque Nacional Cordillera Azul, donde se encuentran las cabeceras de los ríos Pisqui, Aguaytía, San Alejandro y Zungaruyacu.

Huertas señala que la zona sur de la reserva indígena es muy accidentada y agreste, una zona de difícil acceso, que históricamente ha sido el refugio de los kakataibo. Además —indica Huertas— el pueblo kakataibo en aislamiento ocupa un área mayor que incluye parte de Cordillera Azul, territorio que no ha sido comprendido dentro de la nueva reserva.

«Estos ríos [Pisqui, Aguaytía, San Alejandro y Zungaruyacu] han sido refugio para los kakataibo desde el siglo XVII, cuando eran perseguidos se refugiaban en esas cuencas», agrega Huertas y comenta que eso pasó ante la presencia de los misioneros en el siglo XVII y también con la llegada de la fiebre del caucho.

Huertas explica algunas de las costumbres de los kakataibo en aislamiento voluntario para mantenerse a salvo y evitar que los ubiquen. «Tienen estrategias para borrar sus huellas y evitar ser perseguidos. Ellos no quieren ser encontrados», asegura.

Una labor pendiente para la protección

«En los últimos cuatro años hubo varias acciones legales para lograr la categorización de las reservas», asegura Huertas en referencia a las reservas indígenas Yavari Tapiche, creada en abril, y ahora Kakataibo Norte y Sur.

Sobrevuelo en territorio del pueblo indígena Kakataibo. Foto: IBC.

Yavari Tapiche llevaba 18 años en el proceso de categorización; mientras que Kakataibo Norte y Sur esperaba desde el 1999, cuando se presentó de manera formal la solicitud para la creación de esta reserva. Aunque, cabe resaltar, que la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) ya desde 1993 solicitaba la protección de este territorio.

Kakataibo Norte y Sur ha sido una de las reservas con el proceso más largo para su creación. Ahora, con su designación, son cinco las reservas indígenas que han concluido el proceso de categorización y otras dos que se mantienen como reservas territoriales.

Las reservas territoriales corresponden a la denominación que recibían los territorios para los pueblos en aislamiento antes del 2006. Estas reservas tienen que adecuarse a los requisitos de la legislación vigente.

Las reservas indígenas son  Isconahua, Murunahua y Mashco Piro, en la región Ucayali; Yavarí Tapiche, en la región Loreto; y Kakataibo en Loreto, Ucayali y Huánuco. En cuanto a las reservas territoriales Kugapakori, Nahua, Nanti se ubica en la región Cusco; mientras que Madre de Dios está en la región del mismo nombre. Quedan pendientes Yavarí Mirim; Napo, Tigre y afluentes y Sierra del Divisor Occidental, en la región Loreto.

Campamento ilegal dentro del territorio solicitado para la reserva indígena Yavarí Tapiche.
Foto: Instituto del Bien Común (IBC) y Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente (Orpio).

El Ministerio de Cultura ha informado que implementará un sistema de monitoreo, control y alerta temprana para la protección del pueblo kakataibo en aislamiento voluntario y, para ello, establecerá puestos de control y vigilancia, además, de realizar patrullajes fluviales, terrestres y aéreos al territorio de la reserva y sus zonas aledañas.

«Ahora corresponde gestionar la reserva, darle viabilidad y lograr que las comunidades cercanas se involucren en el modelo», comenta Macedo del IBC y agrega que se tienen que hacer alianzas con los gobiernos regionales y locales.

Según el Ministerio de Cultura, en total 20 pueblos en aislamiento y contacto inicial han sido reconocidos por el Estado peruano, cuya población se estima en 7000 personas distribuidas entre las regiones de Cusco, Madre de Dios, Ucayali, Loreto y Huánuco.

Hasta el momento, las reservas indígenas y territoriales que existen en Perú superan los 3 967 000 hectáreas del territorio amazónico en Perú.

Imagen principal: Sobrevuelo en territorio Kakataibo. Foto: IBC.