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Diversos estudios han demostrado, desde hace años, que los niveles de mercurio en el Amazonas son más altos de los que puede tolerar la fauna, la flora y la población local —envenenada y con enfermedades irreversibles.

“Minas de Almadén y Arrayanes S.A. Mercurio Metálico 99.99%, España. Importado por M&M Trading S.R. LTDA. Agente exclusivo para el Perú. UN 2809 Class 8.0. Producto Tóxico”.

La pasajera, que iba acompañada por un menor de edad, se identificó como propietaria de la mercancía a pesar de no contar con ninguna autorización para manipular productos químicos. Por la “forma negligente del transporte” y la carretera en la que fueron incautados, las autoridades asumen que los frascos estaban destinados a la minería ilegal, uno de los más graves y lucrativos problemas de la selva peruana.

Aunque la Unión Europea prohibió la exportación de mercurio el 15 de marzo de 2011, durante los últimos meses han aparecido numerosos frascos con la “marca España” en la remota región de Madre de Dios; entre ellos, un alijo que incautó el ejército este verano y cuya etiqueta mostraba un torero y un rótulo de “El español”. Fuentes de la lucha contra la minería ilegal explican a El Confidencial que desconocen su procedencia e insisten en la dificultad de seguirles la pista en el mercado clandestino. Al parecer, empresas que han adquirido lotes de manera legal venden sus productos a comerciantes menores que, a su vez, entregan la mercancía a terceros. Así se pierde un rastro que acaba en el mercado negro y, finalmente, en la minería informal que amenaza al Amazonas.

"Marca España"

Fuentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil indican a este periódico que existe una investigación en curso sobre este asunto. "Estamos trabajando activamente con las autoridades de Perú y es un asunto serio, pero no podemos desvelar más detalles todavía". La etiqueta de estos frascos supone la primera prueba fehaciente de que el mercurio español ha llegado al Amazonas. La mina de Almadén en Ciudad Real ha estado considerada durante siglos el mayor yacimiento del planeta de cinabrio, el mineral con el que la empresa Mayasa elaboraba y distribuía un mercurio cuya pureza no tenía rival. Este metal supuso un importante negocio para España, que llegó a convertirse en la primera potencia mundial del sector. Los años previos y posteriores al cierre del mercado, sin embargo, dejaron diversas preguntas sin responder.

De acuerdo con el periódico andino 'El Comercio', una docena de empresas de Perú importaron 180 toneladas en 2011, justo antes de la prohibición de la UE y de EEUU (que llegó dos años más tarde). Entre ellas se encontraba la TMC de Triveño, la misma marca que aparece inscrita en el frasco que incautó el ejército el pasado agosto. Su presidente, Adolfo Triveño Torres, escribió una carta al periódico peruano en la que defendía la “correcta importación y comercialización” que realizaba su empresa y negaba cualquier nexo con actividades ilegales.

 

Minería ilegal en el río. (Martín Ibarrola)
Minería ilegal en el río. (Martín Ibarrola)

 

El Confidencial ha verificado la facilidad para contactar vía Whasapp con comerciantes de Perú y Bolivia que venden mercurio “marca España” sin hacer demasiadas preguntas. De hecho, un tal Fidel asegura tener botes “del Español, de Triveño” en una conversación; mientras que otro comerciante niega trabajar con esa marca, “estimado, no estoy para juegos, si desea Triveño cómprelo en Perú, yo vendo mercurio en Bolivia”, escribe desde un móvil con prefijo +591. Su foto de perfil es un frasco de mercurio con el toro y la marca “Español”.

Por otro lado, este periódico ha sido incapaz de contactar con M&M Trading S.R. LTDA, la empresa que aparecía en la etiqueta de los frascos incautados en el autobús y que ya había sido mencionada en otras investigaciones policiales y periodísticas.

El 'rey del mercurio' ilegal

El actual presidente de Mayasa, Emiliano Almansa, lamenta la mala imagen que proyectan estas noticias a su marca y asegura no haber vendido ni un solo frasco desde la prohibición. Almansa lleva poco más de un año en el cargo, pero es consciente de los problemas a los que se enfrentaron sus predecesores. La empresa está actualmente inmersa en un juicio contra el exdirector comercial Manuel Ramos, al que acusan de haber realizado operaciones fraudulentas. Como ya publicó este periódico en 2016, Ramos atesoró una remesa de 2.000 frascos a finales de 2010 que se auto vendió a 136 dólares la unidad, cuando su precio era de 1.400 euros, y cerró 'stock' el 14 de marzo de 2011 con la adquisición de otros 951 frascos a un tercio de su cotización.

Desde un depósito en Panamá, donde aún era legal el comercio de mercurio, Ramos habría ejercido como magnate del mercurio a expensas de Mayasa, que financiaba viajes, dietas y alojamiento, aprovechándose no solo de la caída de la oferta, sino de la calidad del metal de Almadén, del que se convirtió en distribuidor exclusivo a nivel mundial.

La policía, además, vio indicios de blanqueo de capitales y de infracción de la normativa comunitaria, ya que seis meses después del cierre de mercado vendió frascos por valor de 7.000 euros. El actual presidente desconoce si Ramos contactó con empresas peruanas y añade que antes de la medida de la UE podría haberlo hecho de manera legal. “En cuanto vendes mercurio a alguien nunca sabes si esa persona es el comprador final o lo va a revender a mineros informales, que desgraciadamente acaban envenenando el medio ambiente”, denuncia Almansa. Mayasa se encarga ahora de estabilizar, solidificar y almacenar las más de 330 toneladas de mercurio metálico que había generado la industria del cloro para finales de 2019.

De momento, resulta muy difícil saber si el origen de los frascos es verdaderamente español. Tal y como aclara la jefatura del SEPRONA, “mercurio español” es un término que en el argot del sector se usa como sinónimo de ‘mercurio de calidad’, “lo cual no implica que dicho producto haya sido enviado desde un empresa española”. En cualquier caso, el hallazgo de los frascos de Almadén refuerza la teoría de que se trate de viejos remanentes previos a la prohibición y que aún circulan por el mercado clandestino.

Almansa explica sorprendido que durante último año ha recibido “reiteradas demandas de mercurio” procedentes de Turquía, Chipre y Reino Unido. “Nuestra respuesta siempre es la misma. No vendemos desde 2011”. Estas peticiones, realizadas a través de cuentas de correo electrónicas son todavía más sospechosas si recordamos que en 2016 la Comisión Europea admitió que se habían transportado “varios cientos de kilogramos de mercurio de manera ilegal de Alemania a Suiza, los Países Bajos y Grecia”.

Una amenaza para el Amazonas

España entregó a Perú 773 toneladas de mercurio entre los años 1998 a 2015, según datos oficiales. Una cantidad que acabó principalmente en los departamentos de Madre de Dios, Puno y Puerto Maldonado, donde miles de personas excavan y deforestan la selva en busca de polvo de oro. Aunque los mineros formales cuenten los permisos para usar mercurio, el uso de este químico para separar el preciado mineral de la arena ha suscitado uno de los grandes debates medioambientales del país andino.

Existen alternativas ‘ecológicas’ que cumplen la misma función, como la mesa gravimétrica, pero en el sector existe la idea de que el mercurio es en realidad un agente inocuo. Mientras tanto, los científicos investigan la toxicidad (más que probada) de la inhalación del vapor que se libera durante la quema de las amalgamas y la peligrosa transformación del mercurio al metilmercurio —algo que ocurre de manera frecuente en los peces que pescan las comunidades indígenas—. Ya existen varios informes que evalúan los daños cognitivos, las atrofias y hasta las malformaciones en los fetos de comunidades locales.

Los últimos informes del Centro de Innovación Científica Amazónica revelan que “los niveles de mercurio en pescado son 43% más altos en pozas abandonadas por minería aurífera que en áreas donde no está presente”. Investigadores de todo el mundo acuden a los ríos de Madre de Dios para medir la alarmante presencia de este residuo en insectos, pollos e incluso en las gotas de lluvia.

El daño que provoca en la fauna, la flora y las tribus aisladas de la región resulta todavía incierto. En un intento por atajar este problema, Perú firmó el convenio de Minamata, donde prohibió el uso del mercurio para 2022. Una medida que provoca dudas razonables, pues también existe una ley que prohíbe la extracción de oro en los cursos de agua y los ríos siguen repletos de dragas. Fuentes de la policía peruana contemplan estas propuestas con escepticismo. “Se cumplirá el convenio, pero no se dejará de usar el mercurio. El mercurio seguirá ingresando clandestinamente”.