La política brasileña Marina Silva, exministra del ambiente y candidata al sillón presidencial en tres ocasiones, manifestó su preocupación por la situación ambiental que atraviesa su país y la Amazonía, llegando a calificar la gestión de Jair Bolsonaro como un «gobierno deliberadamente antiambientalista».
En diálogo con Ojo Público, la política de 61 años fue tajante al expresar su posición sobre la forma en cómo el gobierno de Bolsonaro ha afrontado los incendios en la Amazonía y el reciente derramamiento de petróleo que contaminó alrededor de 2 mil kilómetros de las costas del país latinoamericano.
«[…] Es una situación difícil. Ahora, con el derrame de petróleo [Bolsonaro] ha culpado a Greenpeace. Todo eso crea una situación muy grave para debilitar el movimiento socioambiental, para generar una política de odio y criminalizar al movimiento», sostuvo la exministra.
Marina Silva también consideró que en los últimos nueve meses la gobernanza socioambiental en Brasil se ha visto debilitada; pero al mismo tiempo señaló que «el movimiento socioambiental brasileño tiene un crecimiento porque la sociedad, en gran parte, no concuerda con las políticas desastrosas de Bolsonaro».
El rol de los gobiernos de Sudamérica por la Amazonía
Partiendo de la situación que atraviesa Brasil, Silva reflexionó sobre las medidas que los gobiernos de América Latina podrían asumir en beneficio de la Amazonía.
Según su propuesta, los gobiernos deberían enfocar su trabajo en un modelo sostenible que considere la creación de nuevas cadenas de valor asociadas a la biodiversidad, la implementación de una bioindustria en la Amazonía y de un sistema agroforestal de base comunitaria.
«Con estos elementos, fortalecidos con el turismo, con la biotecnología, con nuevas prácticas económicas que nos lleven a creación de nuevas cadenas de valor, podremos preservar los bosques amazónicos, económicamente prósperos, socialmente justos y culturalmente diversos, preservando los pueblos», explicó la política brasileña.
El caso de los líderes ambientales
Consultada sobre las iniciativas que podrían garantizar la seguridad de los líderes ambientales en comunidades indígenas, Marina Silva alegó que los gobiernos deberían tener un «discurso claro» y comprometerse a «enfrentar las prácticas ilegales, actos criminales como la invasión de tierra, el tráfico de madera».
Además de fortalecer la fiscalización y el monitoreo sobre los territorios amazónicos, Silva consideró que es necesario aplicar políticas de presencia del Estado con salud, educación y apoyo a las actividades productivas.
Encuentros por la Amazonía
Marina Silva aseguró que durante su gestión como ministra del Ambiente (2003-2008) en el gobierno de Lula Da Silva, logró reducir más del 30% de la deforestación y que lograron arrestar a más de 700 personas que mantenían actividades ilegales.
Bajo esta experiencia, Silva opinó sobre la importancia de dos encuentros internacionales que han enfocado su mirada sobre la situación amazónica: la Cumbre por la Amazonía (setiembre) y el Sínodo Amazónico en el Vaticano (octubre).
Sobre el primer evento consideró que «como declaración política es muy interesante»; pero que no basta con ello porque para afrontar la condición actual en la Amazonía se requiere movilizar recursos humanos y tecnológicos que parten de una decisión política.
En tanto, calificó como un «hecho histórico» que la iglesia católica haya asumido un encuentro como el sínodo para abordar los problemas en la Amazonía. «[…] Desde el punto de vista espiritual, no proteger el medio ambiente es una gran incoherencia. Es incoherente decir que amamos al creador y destruimos su creación», sentenció.