En varias ciudades, se realizaron manifestaciones en defensa de la Amazonía.
En Río de Janeiro, incluso bajo la lluvia, un grupo de personas se reunió en la plaza Cinelândia, famoso escenario de manifestaciones en el centro de la ciudad.
Foto: Miembros de AIDESEP frente a la embajada de Brasil, en Perú, expresan su solidaridad. Foto: Aidesep
El desprecio del actual gobierno brasileño por el medio ambiente ya se ha generalizado en los medios de comunicación internacionales, atribuyendo su defensa como un obstáculo para aumentar los beneficios de la agroindustria, la energía y la minería.
En numerosas ocasiones el gobierno actual alienta a los agricultores a expandir sus áreas de explotación sobre tierras indígenas. Al mismo tiempo, ha promovido las siguientes acciones, entre muchas otras y para ser breves:
– Un recorte de 187 millones en el Ministerio de Medio Ambiente, la mitad de los cuales están relacionados con el IBAMA, responsable de la inspección y evaluación de los delitos ambientales.
– Un recorte del 50% en el presupuesto de Prevfogo.
– Creación del Núcleo de Conciliación, que tiene la facultad de otorgar amnistías por multas ambientales.
Todo ello ignorando simplemente las alertas del INPE desde enero.
Después de que el folcklore de los incendios en la Amazonia llegó a São Paulo, la amenaza parece haber tocado más profundamente y el norte del país ya no parece estar tan lejos.
Al final del día, el gobierno está llamando al Ejército para que se ocupe de este asunto, ya que hay amenazas de un embargo económico por parte de los países europeos, incluyendo Francia y Alemania. Hoy en día, Canadá también se ha pronunciado en este sentido.
El contexto es complejo y se refiere a una discusión que tuvo lugar entre los años 90 y 2000 sobre la internacionalización de la Amazonia.
Brasil está en manos de un gobierno de ultraderecha y profundamente privatizador. Así que la internacionalización de los recursos naturales de un país cuya democracia está debilitada, y las instituciones del poder legal y legislativo parecen desmoralizadas y sumisas a los intereses políticos y económicos, pueden ser cooptadas por intenciones que no interesan a los países que dividen las fronteras de la Amazonía, ni al Medio Ambiente.
Las cosas hoy en día no son lo que parecen y estar atento no es una exageración.
En el momento en que escribo oigo golpear muchas ollas, luego los gritos de «Fora Bolsonaro» …. Pregunto en las redes qué pasó… y amigos de varios barrios me dicen que oyen lo mismo… exactamente como en los años de Dilma Roussef entre 2013 y 2015…. Fue el pronunciamiento del actual presidente de la República.
He visto esta película.
Y hay más manifestaciones convocadas para el domingo.