El país registra una cifra similar de personas con obesidad
El último Informe sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición(SOFI 2018) en el mundo, publicado por la Agencia de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) confirman un aumento del hambre en el mundo, el número de personas que padecen hambre ha crecido en los últimos tres años, volviendo a niveles de hace casi una década. En Paraguay la sub-nutrición golpea a cien mil personas más que hace diez años, alcanzando a más del 11% de la población nacional.
Las múltiples formas de malnutrición son evidentes en muchos países: la obesidad en los adultos está creciendo incluso a pesar de que persisten formas de desnutrición. Los datos respecto a Paraguay muestran también un aumento de la obesidad en las personas mayores de 18 años, la cual afecta a unos novecientos mil compatriotas y es una forma más de malnutrición.
Además en Paraguay cerca de un 5% de la población está expuesta a la Inseguridad Alimentaria Grave. Según la FAO, la Inseguridad Alimentaria es un proceso en el que hay una disponibilidad limitada e incierta en cantidad y calidad de los alimentos que permiten cubrir los requerimientos nutricionales de los individuos, así como la habilidad para adquirirlos de un modo aceptable desde una perspectiva social y cultural.
Según la FAO los datos muestran que la variabilidad y los extremos climáticos se encuentran entre los factores clave del incremento del hambre a nivel global. Para la Agencia, los extremos climáticos junto con los conflictos y recesiones económicas, amenazan con erosionar y revertir los avances logrados en la erradicación del hambre y la malnutrición.
En este sentido Paraguay es uno de los 46 países con mayor dependencia del clima respecto a su producción o rendimiento agrícola, sin embargo el Estado carece de políticas que protejan a los pequeños agricultores, en este sentido la propuesta de un Seguro Agrícola Integral que se encuentra en estudio en el Senado sería una apuesta importante para la protección de la agricultura campesina.
Agronegocio y Cambio Climático
Según señala la FAO, el cambio climático y/o sus extremos es uno de los principales factores del crecimiento del hambre a nivel global. En este sentido es importante señalar que el cambio climático esta íntimamente ligado al modelo de producción y consumo actualmente vigente, en el caso particular de la producción agrícola, el modelo de agronegocios es responsable de al menos el 70% de la deforestación existente en América Latina, lo que contribuye al calentamiento global y por ende a la existencia de extremos climáticos.
Según el SOFI 2018 en el periodo 2011-2016 Paraguay tuvo cuatro años de exposición a eventos climáticos severos: tormentas, inundaciones y sequías. En los últimos años el país se ha convertido en el 6to mayor deforestador del mundo acabando con cerca de 400.000 hectáreas de bosque anualmente; además la producción cárnica intensiva ha hecho que Paraguay duplique la emisión de gases de efecto invernadero en los últimos 20 años.
Además de contribuir con la deforestación y la emisión de gases de efecto invernadero, el agronegocio en su faceta agrícola y ganadera han concentrado las tierras en pocas manos expulsando a miles de campesinos de sus comunidades, instalando el monocultivo de soja y deteriorando la producción de alimentos saludables, lo que ha aumentado la dependencia alimentaria, dejando sólo el 6% de las tierras agrícolas en manos de campesinos y campesinas, dedicados a la producción de alimentos.