El Foro Social Mundial recibe cada vez menos atención. Este año cuenta con 60.000 participantes que se reúnen en Salvador de Bahía, Brasil. Una entrevista con Francisco Marí.
Deutsche Welle: El Foro Social Mundial (FSM) vuelve a sus orígenes. Cuando se fundó en 2001, el evento se celebró igual que en este año en Brasil. ¿Tiene eso algún significado?
Francisco Marí: Es un agridulce regreso a las raíces. Por un lado, porque gran parte de la idea original del FSM prevaleció en muchas otras reuniones internacionales y por otro, porque ahora falta la atención mundial.
¿Por qué los medios ya no le dan tanta atención al FSM?
Durante los primeros años, el FSM siempre tuvo lugar paralelamente al Foro Económico Mundial en Davos. Ese fue el evento paralelo adecuado. En Davos se encontraban los líderes políticos y económicos del mundo, y en el FSM los movimientos de la sociedad civil. Esto cambió cuando a partir de comienzos del nuevo milenio las instituciones gubernamentales e internacionales decidieron que ya no se podría excluir a la sociedad civil de las negociaciones y los debates sobre el futuro de la humanidad. Mientras tanto, hay ya muchos espacios y eventos más a lo largo del año en los que la sociedad civil se reúne para influir sobre el trabajo de los gobiernos. El FSM perdió su exclusividad. Somos un poco la víctima de nuestro propio éxito.
¿Cómo cambió el FSM en términos de su contenido?
Especialmente desde 2009, el FSM se ha ampliado temáticamente. La postura agudizada en contra del capital financiero mundial ya no existe. Entendemos que para superar la sociedad capitalista se necesitan varios enfoques diferentes. No se pueden cambiar las reglas de la economía mundial si no se incluyen en el debate cuestiones sociales, o el cambio climático. Soluciones tienen que incluir los tres grandes campos de lo social, lo económico y lo ambiental. Sin embargo, el FSM sigue siendo un foro de izquierda y anticapitalista.
¿Hasta que punto el Foro Social Mundial todavía se considera a sí mismo como un evento critico de la globalización?
El foro es un producto de la globalización. Con más de 50 eventos que se transmiten desde aquí a todo el mundo queda bastante claro. Nosotros aprovechamos los logros técnicos de la globalización también para criticar los efectos negativos de la globalización. Sin embargo, no se trata de una crítica fundamental. Queremos remodelar la globalización de tal manera que el mundo realmente se beneficie de ella.
¿Por qué cada vez menos organizaciones humanitarias apoyan el FSM?
Nosotros de la organización humanitaria Pan para el Mundo (Brot für die Welt) somos una de las últimas organizaciones que sigue apoyando el FSM. Especialmente las grandes organizaciones se fueron a los grandes eventos que se dedican a un tema específico. Por ejemplo Oxfam está muy involucrada en temas climáticos. Otras que no tienen socios en diferentes países se han retirado.
¿Cómo podría el FSM recuperar la importancia y la atención mundial?
Desearíamos que este tipo de encuentro de la sociedad civil tuviese el apoyo de los Estados o de instituciones internacionales. Entonces lograríamos una mayor variedad y presencia. También sería mejor si fuéramos más reconocidos por científicos e intelectuales. Precisamente para ellos, el foro podría ser una oportunidad para intercambiar ideas globales y concretarlas. Sería bueno que la idea del FSM continúe y que haya más ciudades y continentes dispuestos a albergar el foro en los próximos años.
Francisco Marí trabaja para la organización humanitaria Pan para el Mundo (Brot für die Welt) como asesor para alimentación mundial. Desde 2007 participa en los Foros Sociales Mundiales. Pan para el Mundo fue fundado por las iglesias protestantes en Alemania en 1959.
Entrevista por: Martin Mies (GG)